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México: vulnerable en tres frentes

Eva Usi13 de octubre de 2008

Criminalidad organizada, inestabilidad política y una crisis económica en puerta, reza el fulminante diagnóstico que hace la fundación alemana Friedrich Ebert, en un estudio sobre México.

Multitudinaria manifestación contra el crimen y la violencia.Imagen: AP


“No pasa un día sin que los medios en México reporten sobre nuevos asesinatos y secuestros por parte del crimen organizado” señala el reporte, que advierte que la ola de violencia es el resultado de una lucha brutal por el poder que se disputan cuatro cárteles de la droga que entre tanto dominan ya los mercados latinoamericanos.

Entre un 80 y 90 por ciento de la cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas que se consumen en Estados Unidos llegan a dicho país a través de la frontera común con México. Detrás de ese negocio se encuentran los cárteles de Tijuana, Sinaloa, Juárez y del Golfo, que son combatidos por el aparato estatal, pero también libran entre sí una lucha sin cuartel por el poder.

“La punta del iceberg fue el notorio caso del secuestro del joven Fernando Martí, de 14 años, que ofreció al gobierno mexicano la oportunidad de una puesta en escena mediática”, señala el informe publicado por la fundación alemana Friedrich Ebert, cercana al partido Socialdemócrata alemán.

“Se convocó un “Consejo Nacional para la Seguridad” integrado por representantes de la clase política, que debían respaldar un nuevo plan contra el crimen organizado. El asesinato del hijo de un acaudalado empresario, después de que la familia había pagado el rescate, conmocionó a la sociedad mexicana y desembocó en la mayor manifestación ciudadana contra la criminalidad organizada.

Represión oficial contra las protestas en Oaxaca.Imagen: AP

Policías criminales

Después se supo que los autores del crimen habían sido policías condecorados por su desempeño en la lucha contra el crimen. El caso Martí, señala la autora del estudio Svenja Blancke, pone en manifiesto una lucha desesperada y casi perdida por parte del ejecutivo.

También ejemplifica el intrincado vínculo entre representantes de la ley, como son la policía, el ejército y los políticos, por un lado y las bandas criminales que tienen en sus manos una industria altamente lucrativa de narcotráfico y secuestros, por el otro.

Un atentado con bomba ocurrido el 15 de septiembre, el día de la fiesta nacional, en la ciudad de Morelia, en el que murieron ocho personas, entre ellos niños, dio paso al término “narcoterrorismo”, y sugiere que el gobierno pierde el control sobre la situación del país.

Manifestantes en Berlín protestaron por la situación de los derechos humanos en México, durante la visita del presidente en Berlín.Imagen: DW

Cifras que espantan

Desde el inicio de la gestión del presidente conservador, Felipe Calderón Hinojosa (PAN), en diciembre de 2006 se han registrado más de 5.000 asesinatos relacionados con la criminalidad organizada. Tan sólo en lo que va del año, van más de 3.500 muertos.

En el 2006 México registró mundialmente el mayor número de secuestros y dejó a Irak e India en el segundo y tercer puesto respectivamente. La Ciudad de México se ha convertido en la metrópoli más peligrosa de Latinoamérica.

En mayo pasado fue asesinado el principal estratega de la política de seguridad del presidente. Los carteles de la droga publican en carteles quien será su próxima víctima. A la intimidación sistemática le sigue la ejecución con escenificación mediática.

Felipe Calderón Hinojosa.Imagen: AP

Actos intimidatorios

Aparecen cuerpos sin cabeza, amontonados unos sobre otros, cabezas sin lengua, con narcomensajes que advierten lo que pasa a quien se mete con la mafia. Para colmo, en cuanto es aprehendido un jefe de la mafia, inmediatamente le sigue una nueva generación.

A diferencia de otras administraciones anteriores, la estrategia de Calderón se apoya en el ejército. Como las policías estatales y municipales no están suficientemente armadas, además, muchos de estos policías, no se sabe cuántos, son parte de la mafia de la droga, el gobierno mexicano ha apostado por una tropa integrada por 36.000 soldados bajo las órdenes del presidente para ganar la guerra al narcotráfico.

La estrategia, en un principio celebrada casi con euforia, con la que el presidente quiere fortalecer su legitimidad, en vista de la estrecha mayoría con la que llegó al poder, es hoy en día vista con escepticismo por la mayoría de los ciudadanos.

Pese a que se han capturado y extraditado a EEUU a algunos narcotraficantes y pesos pesados de la mafia, el número de asesinatos y víctimas de torturas de esta “guerra”, es claramente más pesada. La ciudadanía tiene miedo porque no ve una clara línea divisoria entre el crimen y los representantes de la ley. El 98 por ciento de los crímenes quedan impunes. En México reina prácticamente la impunidad absoluta.

La frontera entre México y EEUU, paso de estupefacientes.Imagen: AP

El país más peligroso para la prensa

Adicionalmente la creciente violencia convierte al país en uno de los más peligrosos para la prensa. Distintas organizaciones no gubernamentales reportan una cifra de 40 periodistas asesinados entre el 2000 y 2008. Ocho informadores siguen desaparecidos, el periodismo investigativo en lo que respecta a la criminalidad organizada puede realizarse con dificultades y sólo de manera anónima.

Blancke sostiene que la estrategia del ejecutivo no es exitosa, en vista del creciente número de víctimas mortales resultante de esta guerra y advierte que es necesario un cambio de estrategia. “No se puede enfrentar la compleja problemática del país tan sólo con medios militares”.

La autora cuestiona si el aumento constante del presupuesto en materia de seguridad es la estrategia adecuada. La lucha militarizada contra el crimen organizado requiere de cada vez mayores recursos del erario público que faltan en otros rubros. A la iniciativa Mérida iniciada en el 2007, el gobierno mexicano y el estadounidense destinarán 1.400 millones de dólares para financiar durante tres años la lucha contra el crimen organizado.

El país es vulnerable en dos frentes más: Por un lado, un país cuyas exportaciones son destinadas en un 85 por ciento a EEUU, está predestinado a enfrentar dificultades si su vecino del norte sufre una recesión. Esta dependencia externa inhibe el crecimiento interno, señala el estudio. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, estimó para México un índice de crecimiento económico en el 2008 del 2,5%, junto con Haiti, el más bajo de América Latina. Aunque el desempleo oficialmente es bajo, el sector informal, donde trabaja la mayoría de los mexicanos sin ningún tipo de seguridad social, crece.

Patrullas estadounidenses vigilan la frontera.Imagen: DW

Migración: válvula de escape

Hasta ahora la migración de mexicanos hacia EEUU ha sido una válvula de escape para el mercado laboral. Sin embargo las consecuencias de una crisis financiera y de un aumento del desempleo en EEUU significan para México menos ingresos por las transferencias de los migrantes. Menos remesas para las familias en México, menos absorción de mano de obra mexicana en EEUU, menos exportaciones y al final todo esto se traduciría en daños para la importante industria turística del país.

La autora señala que la división interna política y social es la tercera herida abierta. La confrontación política y social que divide a la sociedad tras la controvertida elección presidencial, impide una búsqueda seria de una estrategia de largo plazo en bien de la mayoría. Tras el fin de la era en la que dominó un único partido político, el PRI, el nuevo sistema político parece incapaz de actuar.

El estudio concluye formulando interrogantes. ¿Puede un Estado crecientemente impotente garantizar la seguridad de sus ciudadanos? ¿Cómo desarrollar una política laboral y social que quite al negocio clandestino –el narcotráfico- la tierra de cultivo? Por último, la investigadora se pregunta como se puede enfrentar el crimen organizado, drogas, secuestros y tráfico de personas.

“Tiene que ser una estrategia internacional –en la que no se puede descartar la legalización de la droga- y basada en un consenso nacional en torno a la dirección política y económica, que ayude a que los ciudadanos mexicanos superen el gran escepticismo en torno a su joven democracia”, concluye la autora.

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