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Múnich terrenal, Múnich divina

Daniel Martínez7 de septiembre de 2006

Una visita papal es un acontecimiento extraordinario y por esa razón la vida en Múnich será diferente este fin de semana, cuando Benedicto XVI esté en la ciudad.

Las banderas del Vaticano (der.) y de la Iglesia ondean ante la catedral Liebfrauendom, en Múnich: todo listo para recibir al Papa.Imagen: AP

La capital del estado de Baviera, la tierra natal del papa, tiene todo preparado para recibirlo en su segundo viaje a Alemania en menos de un año.

Altar al aire libre cerca de Ratisbona, donde el Papa oficiará una misa.Imagen: picture-alliance/dpa

Benedicto XVI encontrará la ciudad más limpia, organizada y arreglada de lo que la tenía en la memoria desde su visita en compañía del papa Juan Pablo II en 1980, o de cuando fue allí arzobispo (1977-1981), o de aquellos lejanos años (1952-1954) cuando oficiaba como sacerdote en una pequeña parroquia del tradicional barrio de Bogenhausen.

Pero no sólo el Papa notará los cambios, los ciudadanos comunes y corrientes también.

Sin bicicletas pero con pantallas gigantes

El medio de transporte preferido por los habitantes de Múnich es la bicicleta, sin embargo, para facilitar el recorrido de su Santidad a su llegada a la ciudad, este sábado será necesario prescindir de ellas en el centro de la ciudad.

"Cerveza papal": para beber a la salud de Benedicto XVI.Imagen: AP

Las autoridades locales ordenaron la recolección de todas las bicicletas aparcadas en el trayecto del papamóvil, desde el cual Benedicto XVI saludará a los feligreses en una lenta procesión de aproximadamente 2 kilómetros que se inicia en las afueras de la Universidad y termina en el corazón de Múnich, el Marienplatz, donde el Papa rezará una oración.

La Dirección de Tránsito de Múnich almacenará hasta el 1 de octubre las bicicletas que no fueron recogidas por sus dueños, aquellas que para esa fecha no hayan sido reclamadas muy seguramente serán subastadas o tiradas a la basura.

Esta medida se adoptó en consideración de la gran afluencia de espectadores que son esperados, fieles católicos y curiosos que se aglomerarán para ver de cerca al Papa.

Para quienes no lo logren hay una pequeña consolación: el “public viewing”, la transmisión gratuita en pantallas gigantes que durante el Mundial de Fútbol entregó tantos positivos resultados a lo largo de Alemania.

Los organizadores de la visita papal asignaron 4 sitios estratégicamente ubicados para la instalación de estas pantallas gigantes, incluso una sala de cine fue adaptada para la transmisión de las ceremonias eclesiásticas de Benedicto XVI.

Por Internet también se podrá seguir la primera jornada de la visita papal gracias a una cámara web con vista a la plaza Marienplatz.

Entradas agotadas

250.000 afortunados creyentes asistirán a la misa dominical que Benedicto XVI oficiará el domingo en Múnich. Afortunados por estar en una eucaristía papal y por haber logrado las codiciadas entradas que se agotaron en pocas horas ya hace más de un mes.

El proceso de adquisición, aunque gratuito, fue turbulento, la oferta fue mayor que la demanda y en Múnich parten de que muchos fieles –contados los venidos del extranjero- que no tienen entrada no se dejarán intimidar por las formalidades e intentarán ingresar al área donde se celebrará la misa.

Allí no hay asientos ni posibilidades de llevar una silla, su transporte, así como el ingreso de paraguas está prohibido. Los feligreses tendrán que estar todo el tiempo de pie viviendo el lema de la visita de Benedicto XVI en Múnich: “Quien cree, no está solo”.

El lunes 11 de septiembre la ciudad retornará a la normalidad cuando el Papa se traslade a la provincia bávara, a los pueblos donde nació y creció: Marktl am Inn, Altötting, Passau, Ratisbona y Freising.

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