Lo mejor es empezar la búsqueda de alojamiento antes de mudarse a la ciudad. “Para conseguir a tiempo una habitación en Múnich, debería usted buscarla desde su lugar de origen”, es uno de los consejos que da la Red de Estudiantes – por otro lado, decirlo es más fácil que hacerlo. Múnich es una de las urbes más caras de Alemania, especialmente en lo que al mercado inmobiliario se refiere. Los alojamientos asequibles son un bien tan escaso como codiciado.

Entre 650 y 700 euros al mes

Pero conservemos la calma: ya sea un apartamento propio, un cuarto realquilado, una pieza en una residencia o en un piso compartido, el mercado inmobiliario muniqués dispone de todas las variantes habitacionales. Y al final, siempre se encuentra algo. Eso sí, no hay que olvidar que al costo de la vivienda se suman otros, como la comida, la vestimenta, el material de estudio… Al final, para vivir en Munich, uno necesita alrededor de 650 ó 700 euros al mes.

Museos, teatros, conciertos y demás

Lo primero es tener un sitio donde dormir. Una vez conseguida la cama hay que pasarse por el "Einwohnermeldeamt" para registrarse en el padrón municipal; de lo contrario, uno puede tener problemas. Con un alojamiento debidamente puesto en conocimiento de las autoridades, puede empezar la diversión. Pero, ¿dónde?

El panorama cultural de la capital bávara y sus alrededores es amplio y variado. Junto a las instancias establecidas como los museos, los teatros y la Oktoberfest, convive en Múnich una vivaz escena alternativa. Para encontrarla basta con preguntar a los compañeros o lanzarse al descubrimiento por iniciativa propia. Un buen punto de partida es la calle Schellingstraße, que se encuentra justo al lado de la Universidad Ludwig Maximilian (LMU), en el barrio de Schwabing, un lugar de esparcimiento y hogar de muchos estudiantes.

Vamos al parque

Quien prefiera la tranquilidad al bullicio y el verde a la contaminación de los coches encontrará en Múnich cuanto parque desee. Tanto el Westpark como el Jardín del Venado –Hirschgarten, en alemán– son lugares ideales para pasear, ir en bicicleta o simplemente tirarse en el césped a leer un libro. Y además, Múnich dispone de varios lagos dentro de la ciudad misma –el Langwieder See, el Lerchenauer See y el Feringasee– que, en verano, invitan al baño y a pasar un buen rato.

Autor: Marcus Bösch

Editor: Rosa Macías Reyes