El país latinoamericano es autosuficiente respecto del maíz blanco, destinado al consumo humano, pero sigue siendo el principal importador de maíz transgénico estadounidense.
"El maíz transgénico ha afectado la diversidad de esta planta en México", donde se conocen 59 razas de maíces nativos y miles de variantes que están en constante diversificación, sostiene Viridiana Lázaro, de Greenpeace México. En entrevista con DW, explica que el maíz se reproduce mediante polinización abierta. El polen de la planta genéticamente modificada viaja a través del viento para fecundar a otras plantas, y puede llegar a contaminar las semillas nativas y criollas.
Además, Lázaro, campañista de Agricultura y Cambio Climático en Consumo Responsable, destaca que los cultivos transgénicos representan un riesgo para la salud. "Al combinarse con el glifosato, se potencializan los daños que pueden causar el uso del maíz transgénico y del herbicida", dice.
"Un gran desafío"
Si bien Greenpeace México saluda la iniciativa del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Viridiana Lázaro critica que el maíz genéticamente modificado que se usa en la industria y en el forraje también llega a la alimentación de los mexicanos.
"Es un gran desafío que no solo debe quedarse en el papel; se requiere de políticas públicas encaminadas a la transición agroecológica. Esta es sumamente necesaria para proteger la salud de los productores y consumidores, así como para preservar la biodiversidad y enfrentar el cambio climático", insiste.
Tensiones con Estados Unidos
Florian Huber, representante de la Fundación Heinrich Böll en Ciudad de México, aclara que, a través del nuevo decreto, el Gobierno pretende "precisar el objetivo y alcance de las políticas públicas, así como eliminar cualquier posible imprecisión del decreto anterior de 2020, que se prestó a interpretaciones diversas". En efecto, el anuncio de la eliminación del maíz transgénico había tensado las relaciones con Estados Unidos, el principal socio comercial de México.
Huber explica a DW que, en el caso del maíz blanco, destinado al consumo humano, México es autosuficiente: "En este sentido, con el decreto, el Gobierno busca consolidar la soberanía y seguridad alimentaria mediante el maíz blanco como insumo central en la cultura de las y los mexicanos".
Sin embargo, precisa, el país depende de las importaciones de maíz amarillo transgénico para el forraje de animales: "México es el principal importador de maíz estadounidense. En 2021, compró a EE. UU. 16,8 millones de toneladas, por un valor de 4.700 millones de dólares. Por esto, los gobiernos de ambos países han respaldado el acuerdo de libre comercio TMEC, dado que en México la producción nacional de maíz no ha crecido".
Al respecto, Alejandro Espinosa Calderón, secretario Ejecutivo de la Comisión Intersectarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), cuenta a DW que en el año 2000 se detectó contaminación transgénica en maíces de México: "¿Cómo llegaron estas semillas a los campos de Oaxaca (sur del país)? Una posible vía de entrada son los volúmenes de importación de maíz de Estados Unidos, que se han dado sin control alguno. En Estados Unidos no separan el maíz transgénico del que no lo es. Se sabe que más del 90 por ciento del maíz en Estados Unidos es transgénico”.
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No afecta a otros cultivos
La regulación gubernamental es válida solo para el maíz y no aplica a otros cultivos como la soja, el algodón o la canola. "Para nosotros no es aceptable la liberación de transgénicos al medio ambiente. Desde Greenpeace México vemos necesario que estas prohibiciones se extiendan a otros cultivos porque están afectando al medio ambiente", dice Viridiana Lázaro.
Por su parte, Espinosa Calderón subraya la importancia de la protección del maíz: “Los maíces nativos son la respuesta ante el cambio climático y pueden garantizar la soberanía alimentaria en nuestro país. Otros países tienen derecho a producir el tipo de cultivos que así lo consideren. La administración actual considera que México tiene derecho también de producir sin semillas transgénicas y consumir en la alimentación de los mexicanos grano que no sea transgénico”.
(cp)
Los Mayas, arquitectos, astrónomos y amantes del maíz
Eran brillantes arquitectos y astrónomos. Hoy, sus edificios atraen a turistas de todo el mundo. El declive del imperio maya plantea muchos misterios.
Imagen: Sergi Reboredo/picture alliance
Construcción de ciudades en la selva
Los mayas fueron los únicos pueblos antiguos que construyeron enormes ciudades en la selva tropical, hasta 100.000 personas vivían allí. La razón por la que los mayas abandonaron sus casas en el siglo IX sigue siendo un misterio. ¿Fueron guerras o catástrofes naturales las que los obligaron a huir? Hoy en día, impresionantes templos y palacios son testigos de la avanzada civilización hundida.
Imagen: picture-alliance/dpa/INAH
Ruinas de Calakmul, en México
Cuando los españoles se encontraron con los magníficos edificios cubiertos de lianas, en el siglo XVI, no creyeron que los antepasados de los indígenas hubieran construido tales edificios. En cambio, pensaron haber descubierto restos egipcios, o incluso la legendaria Atlántida. No fue sino hasta 1784 cuando los investigadores, entre ellos Alexander von Humboldt, intentaron desvelar el misterio.
Imagen: picture-alliance/dpa/INAH
¿Observadores de estrellas pacíficos?
Incluso en el siglo XXI, hay quienes creyeron en la profecía del calendario maya de que el mundo se acabaría en 2012. Debido a su sofisticada astronomía, durante mucho tiempo se pensó que los mayas eran pacíficos observadores de las estrellas. Luego, cuando se descifró por fin su escritura hace unos 40 años, quedó claro: los mayas también libraban regularmente guerras entre ciudades vecinas.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Grafik und Programmierung: PXNG.LI Gmbh
Dioses hablaban a través de reyes y reinas
La sociedad maya estaba estrictamente jerarquizada. En la cima estaba el dios-rey: a través de él, creía el pueblo, hablaban los dioses. Se construyeron magníficos templos en su honor. Si una dinastía carecía de un heredero masculino al trono, a veces una reina asumía el poder. En la foto, la legendaria guerrera Wakchanjalam, que ordenó construir muchos monumentos en su nombre.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Ricky López Bruni
Rituales de sacrificio
Los prisioneros de guerra eran obligados a trabajar en la construcción de templos o palacios. En las dedicatorias, a veces se ofrecían a los dioses como sacrificios humanos, como se muestra aquí en un recipiente. Pero el incienso, el tabaco y los sacrificios de sangre eran más populares. En estos últimos, las mujeres se perforaban la lengua, los hombres los miembros.
Imagen: Fundación La Ruta Maya, Guatemala
Un dios de la muerte para cada tipo de fallecimiento
Esta representación de un dios de la muerte procede de la tumba de un rico dignatario. Había un dios distinto para cada tipo de muerte. A menudo, se les representaba como figuras esqueléticas que bailan, como sigue ocurriendo hoy en día en México durante el Día de los Muertos. Los mayas creían en la resucción, en forma de plantas de maíz, e incluso como un dios del maíz.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Ricky López Bruni
Maíz sobre todas las cosas
Los mayas tenían unos 8.000 dioses, y el dios del maíz era uno de los más importantes. Aquí se lo ve en un plato. El maíz no sólo era un alimento básico; los mayas creían que el maíz era el origen de todo lo vivo. En su mitología, Hunab Ku, el creador del cosmos, formó a los humanos a partir de masa de maíz. Era el señor de todos los dioses, y el único que nunca fue representado como una figura.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Carolin Breckle
Cacao para la nobleza
El cacao también era codiciado, pero la planta era infinitamente más exigente. Esta bebida de lujo se consideraba sagrada y estaba reservada al rey y a la nobleza. Y, por supuesto, había una diosa del cacao que protegía el exquisito producto de consumo. Aquí adorna la tapa de un quemador de incienso decorado alrededor con granos de cacao. El incienso se utilizaba regularmente en los rituales.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Ricky López Bruni
Cosechas y mercancías a las espaldas
En tiempos del apogeo de la cultura maya, entre los siglos II y IX, no había bestias de carga, hasta que los españoles llevaron caballos y burros al Nuevo Mundo. Antes, los mayas transportaban las cosechas y las mercancías a sus espaldas. El motivo por el cual el artista dio a la escultura de esta imagen la cabeza de un coatí es uno de los misterios que siguen sin resolverse a día de hoy.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Ricky López Bruni
Fino trabajo sin herramientas metálicas
Esta pequeña máscara de jade probablemente adornaba la hebilla de un cinturón. Los mayas trabajaban la dura roca de forma artesanal con agua y arena, porque el metal era desconocido. Los labios estaban teñidos de rojo coral. Los investigadores creen que los miembros de la nobleza en particular crearon numerosas obras de arte; muchas de las esculturas y artefactos encontrados llevan sus firmas.
Imagen: Historisches Museum der Pfalz/Ricky López Bruni
Testimonio silencioso
Esta escultura de piedra caliza, de casi tres metros de largo y uno de ancho, decoraba la fachada de un edificio hace muchos siglos. ¿Quién era el hombre de la máscara del dios jaguar? ¿El gobernante del inframundo, un rey o un guerrero? La respuesta sigue siendo incierta, pues las piedras son testigos mudos de la cultura.
Imagen: Fundación La Ruta Maya/Jorge Pérez de Lara Elías
Los dioses no se olvidan
Aunque la alta cultura maya desapareció, unos seis millones de mayas siguen viviendo en el territorio de sus antepasados. Muchas tradiciones han sido olvidadas, eliminadas por los españoles. Sin embargo, aún hoy los mayas rinden homenaje a los dioses de sus antepasados: Cristo se fusiona con el dios del maíz, y se reza al dios de la lluvia para que haya una buena cosecha.
Imagen: picture-alliance/robertharding
Por fin descifrado
Hay muchas teorías sobre el pueblo maya, y otros tantos misterios. Hasta los años 60, investigadores norteamericanos y europeos dirigían las excavaciones. Ahora, científicos de México y Guatemala están liderando el camino, en busca de su propia historia.