Macri y Bergoglio, a puerta cerrada
14 de octubre de 2016Una nueva constelación marca la segunda visita de Mauricio Macri, al Papa, con motivo de la canonización del sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero. Una constelación bastante más auspiciosa que la que rodeó su primer encuentro con Francisco, en el que escasearon las sonrisas y el tiempo. En Buenos Aires se recuerda que esa reunión duró apenas poco más de 20 minutos, contrastando con otras bastante más prolongadas que sostuvo el Pontífice con la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner; en la prensa hubo profusas alusiones a la frialdad de la relación entre ambos.
La tensión se atribuyó con frecuencia sobre todo a la política económica del nuevo gobierno. "No hay que olvidar que el presidente Macri tuvo que implementar medidas económicas muy fuertes en el país”, indica Olaf Jacob, representante en Buenos Aires de la fundación alemana Konrad Adenauer, de orientación cristianodemócrata. Subraya, eso sí, que dichas medidas eran necesarias. No obstante, hace notar que "hay un incremento del nivel de pobreza en el país, las cifras del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) y del Observatorio de la Deuda Social argentina de la Universidad Católica argentina indican que un tercio de los argentinos vive en una situación de pobreza”. Y acota que "este es, para el Papa, un tema de suma preocupación”, aunque también la pobreza era antes considerable y bordeaba un 29 por ciento en los últimos meses de la presidencia de Cristina Fernández, según cálculos del Observatorio de la Deuda Social.
Diálogo auspicioso
La situación de fondo no ha cambiado, pero sí los ánimos imperantes en Buenos Aires. "Hay un clima completamente diferente de la primera reunión. Mientras tanto se está hablando ya de pactos sociales, de sentar a los sindicatos, los empresarios y representantes del gobierno en una mesa conjunta, y en esa dirección apunta lo que desearía el Papa para su país”, afirma el periodista Miguel Hirsch, autor de uno de los primeros libros publicados en Alemania sobre el Pontífice argentino, titulado "Jorge”. "Ya con estos diálogos en marcha, el clima va a ser otro”, prevé.
Jacob va aún más allá: "La prensa dice ahora que se ha llegado a un acuerdo entre la Central General de Trabajadores y el Gobierno para evitar un paro y que en este proceso, que ha tenido un buen fin, la Iglesia ha jugado un rol importante, y muy probablemente –esto no lo puedo corroborar, es lo que dice la prensa-, también el Papa Francisco”. Como reitera Jacob, no se puede confirmar si ha habido gestiones del Vaticano. Pero el que circulen esas versiones demuestra la influencia que se atribuye a Francisco en Buenos Aires. "El Papa, por el hecho de ser argentino, ya juega un papel importante en la política del país; es decir, las palabras del Papa aquí son escuchadas y son interpretadas con mucho cuidado”, indica el representante de la fundación Konrad Adenauer.
Esperando a Francisco
De hecho, "para mucha gente, la única figura conciliadora que hay en Argentina, capaz de superar la brecha ideológica que hay entre los sectores kirchneristas y los sectores oficialistas, es el Papa”, asegura Miguel Hirsch, que se ha ocupado intensamente de la figura de Bergoglio desde sus tiempos de obispo. En su opinión, es precisamente por esta brecha que Francisco todavía no considera oportuno visitar Argentina el año que viene. "Acá se lo está esperando con enorme impaciencia, porque para mucha gente resulta incomprensible que el Papa haya estado en varios países limítrofes de la Argentina, en Paraguay, en Brasil, en Bolivia y no aquí”, dice Hirsch.
Para el Pontífice la situación tampoco es sencilla. A sabiendas de ser un referente importante, independientemente del rol mediador que pueda asumir, quiere evitar se instrumentalizado políticamente. Y así, los argentinos siguen esperando a "su” Papa, una vez más en primera plana con la canonización del sacerdote Brochero y la visita de Macri.
Autora: Emilia Rojas