Múltiples especulaciones giran en torno a la persona que Leonardo da Vinci retrató a comienzos del siglo XVI en óleo sobre madera. Una teoría del Comité de la Herencia Cultural de Italia es que un hombre y una mujer podrían haber servido de modelos. Más extendida está, sin embargo, la versión de que se trata de Lisa del Giocondo, la mujer de un comerciante florentino de sedas.

La Mona Lisa formó parte, desde fines del siglo XVI, de la colección privada de arte de los reyes franceses. Tras la Revolución Francesa, el cuadro ocupó un lugar de honor en el dormitorio de Napoleón Bonaparte. A partir de 1815 es accesible al público en el palacio del Louvre. La pintura tiene incluso un buzón propio, debido a las múltiples cartas de amor que se le dirigen.

Este cuadro está desde hace tiempo en el museo de El Prado, en Madrid. Pero solo en 2012 se constató que la pintura data del mismo tiempo que la Mona Lisa original. Las obras de restauración pusieron a la vista el mismo paisaje italiano de fondo y las mismas correcciones. Eso demuestra que ambas obras se realizaron paralelamente. El pintor fue supuestamente Francesco Melzi, un alumno de Da Vinci.

La Mona Lisa se volvió realmente famosa cuando de pronto desapareció. Un trabajador de Lombardía la robó en 1911, con la intención de llevarla de regreso a Italia. El cuadro permaneció desaparecido durante dos años. El hombre que lo había sustraído fue detenido cuando quería entregarlo a la Galería de los Ufizzi, en Florencia. Su retorno a París desencadenó una nunca vista afluencia de público.

La Mona Lisa despierta sentimientos, por lo visto no siempre positivos, en quienes la contemplan. En 1956 fue blanco de dos atentados. Primero, un desconocido le lanzó ácido, lo que dañó considerablemenete la parte inferior. Después, un turista de Bolivia le lanzó una piedra. Desde entonces, el cuadro está protegido por un cristal blindado.

Numerosos científicos se han ocupado de esta pintura, y descubren siempre novedades sorprendentes. En 2008 se reveló el enigma de su sonrisa: la técnica del "esfumado". De acuerdo con este hallazgo, Leonardo da Vinci superpuso varias capas muy delgadas de pintura, creando así un fino efecto difuminado y matices en los rasgos faciales.

La Mona Lisa no es solo el cuadro más comentado de la historia del arte, sino que ha inspirado a múltiples artistas a hacer variaciones de este motivo. Por ejemplo, Joseph Beuys y Andy Warhol. Como ícono mediático del sigo XX, ha sido tema para la literatura, la música y la publicidad. En 1966, Bob Dylan calificó a la Mona Lisa como "el trozo de madera más famoso del mundo".