Aunque no solo en Alemania es típico quitarse los zapatos en la entrada de la casa, igual los extranjeros se asombran de ver las cómodas, pero no siempre bonitas pantuflas a disposición de la visita. En algunas casas hay incluso zapatillas para los invitados en diversos tamaños.

La huevera es indispensable en un desayuno típico alemán, un huevo semiduro. Las hay de todas formas, colores y materiales. A veces, y a juego, hay una cuchara y un salero. Algunos alemanes cortan el huevo con un "Eierschalensollbruchstellenverursacher", el causante de que se rompa la cáscara del huevo. Ya sabemos que a los alemanes les encantan las palabras muy largas...

Separar la basura es un tema muy serio en los hogares alemanes. Los envases retornables, ya sean en cajas o en bolsas, latas o botellas, se llevan a los lugares de recogida en quioscos, supermercados, gasolineras, etc. Todos, pobres y ricos, devuelven los envases y obtienen dinero a cambio.

Es verdad, los paños también existen en otros países, pero en una casa alemana hay montañas de paños para secar la vajilla apilados sobre una silla o la calefacción. Aunque hay muchas variantes y colores, el paño a cuadros es el clásico del hogar germano.

En un hogar alemán bien organizado no pueden faltar productos contra la suciedad, la grasa y las manchas de cualquier tipo. Muchos alemanes tienen toda una colección de productos de limpieza abarrotados en el armario: para cristal, madera, plástico, acero, azulejos, además de los especiales para el horno, el baño, el váter, etc, etc.

La escobilla de baño existe naturalmente en otros países, pero en Alemania aparentemente se usa con más frecuencia. A lo mejor tiene que ver con la forma de los WC alemanes. Por lo visto, no es suficiente con tirar del agua...

Los alemanes son bastante reservados a la hora de mostrar sus pertenencias, menos sus libros. Es típico encontrar estanterías de libros que llegan hasta el techo: de filosofía, biografías, ilustrados. No se sabe cuáles se leyeron de verdad. Es el secreto de los propietarios.

Para los archivadores siempre hay lugar en las estanterías alemanas. Los alemanes coleccionan documentos, declaraciones de renta (hay que guardarlas 10 años), contratos, saldos bancarios, documentos de los seguros. Todo se ordena y se archiva.

A los alemanes les gusta preservar su vida privada. Y eso se nota desde lejos cuando al atardecer se cierran las persianas que dan hacia la calle. No solo deben proteger del frío y del calor, sino también de las miradas de vecinos y curiosos. La mayoría de los alemanes usa cortinas.

En un hogar donde vive una sola persona es normal: una persona, una manta. Pero muchas parejas que comparten una cama de matrimonio prefieren dos mantas. La idea es estar calentito toda la noche, aunque el romanticismo se vaya al traste.