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"Made in Germany"

23 de agosto de 2002

Con el distintivo "Made in Germany" pasó lo que con el "Patito Feo": el polluelo desgarbado del mercado británico en 1887, se convirtió en un cisne, de cuya excelencia se hace eco aún hoy la industria alemana.

El acero con el que se hacen las navajas de Solingen, "made in Germany".Imagen: AP

"Made in Germany" sigue siendo un sinónimo de calidad. Este sello distintitivo -que se utilizó hoy hace 115 años por primera vez- fue en un comienzo una designación para productos de dudosa reputación.

Un sello de advertencia

El 23 de agosto de 1887, el Parlamento Británico decidió que todas las mercancías extranjeras que se comerciaban en los mercados locales llevaran una marca distintiva. Así nació "Made in Germany" como sello distintivo. A finales del siglo XIX, Inglaterra estaba inundada por mercancía barata, cuya calidad dejaba qué desear. Por un lado, se importaba navajas, cuchillos o tijeras que venían con el sello de Solingen -ciudad ubicada en la principal arteria industrial de Alemania-, cuando en realidad eran de otra proveniencia. Por otro, la industria, que sí estaba en capacidad de exportar productos buenos, producía versiones modestas para abaratarlos y exportar más. Relojes, juguetes, instrumentos musicales, todos los productos alemanes gozaban de dudosa reputación. Es decir, el sello "Made in Germany" no fue, en un principio, más que una señal de alerta para el consumidor.

Un jaque a Gran Bretaña

Algunos años después, a finales del siglo XIX, la situación había cambiado totalmente. Alemania exportaba cada vez más productos innovativos y de alta calidad. Se trataba, sobre todo, de productos de los nuevos ramos industriales, como por ejemplo de la química y la óptica. Eran los ramos que habían surgido de la mano de los institutos superiores politécnicos, en los que los diversos estados y luego el Imperio Alemán invirtieron mucho. Fue posible, entonces, ganarle la partida a Gran Bretaña, pues "Made in Germany" comenzó a ser asociado con éstos últimos.

Inversión con réditos a largo plazo

Invertir en la educación superior, en la investigación y en la innovación fue la clave del éxito. Ello cimentó el buen nombre de los productos alemanes. Una fama que se mantuvo a pesar de las turbulencias políticas y económicas de la primera mitad del siglo XX, y de la se hizo eco la industria alemana después de la Segunda Guerra Mundial.

Las grandes empresas alemanas de los años cincuenta volvieron a estar presentes en el mercado mundial gracias al llamado "milagro económico". Mantuvieron, además, su imagen de excelencia. Hay que agregar que en la buena imagen de los productos confluyó la fama de los inventos e innovaciones técnicas que tenían las medianas empresas alemanas. También, la buena reputación de sus formaciones profesionales. En todo estos laureles ha descansado, por largos años, "Made in Germany".

Otras aguas para el cisne

Sin embargo, los recortes económicos de los últimos años han afectado directamente a los presupuestos públicos para la educación y la investigación. Sucede, además, que las grandes empresas alemanas producen cada vez más en el extranjero, en donde los costos son menores que en el país. Se apuesta, claramente, por la imagen de internacionalidad. Esto significa que no todos los productos alemanes tienen el sello de calidad alemán, y además que el as ya no es el sello distintivo de hecho en Alemania. Cabe preguntarse, entonces, si que el cisne cambiara de aguas significa necesariamente su muerte, o si "Made in Germany" tiene aún muchos más cumpleaños que festejar.