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“Maduro puede estar ante una nube de conspiradores”

30 de mayo de 2018

En entrevista con DW, la periodista Sebastiana Barráez, quien cubre la fuente militar para varios medios independientes venezolanos, contrasta las distintas conjuras contra el hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro.

Venezuela Nicolas Maduro
Imagen: picture-alliance/AA/C. Becerra

Este martes (29.5.2018), la mayoría opositora del Parlamento venezolano ordenó determinar el papel que la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) ha jugado en la detención arbitraria y la tortura de miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). A lo largo del mes de mayo, familiares, medios de comunicación y organismos no gubernamentales han denunciado el arresto de decenas de uniformados por delitos contra el decoro militar que van desde el motín hasta la rebelión y la traición a la patria.

Los legisladores llamaron a iniciar las pesquisas contra el general Iván Hernández, director de la DGCIM; el coronel José Franco Quintero, jefe de Investigaciones de esa entidad; y otros eslabones de su cadena de mando. A la cúpula de la FANB se le atribuyó “complicidad institucional en la violación de los derechos fundamentales de los presos políticos militares” e irrespeto del debido proceso en el marco de las averiguaciones de presuntas conspiraciones castrenses contra el Gobierno de Nicolás Maduro. 

El Parlamento prevé llevar los casos de arrestos arbitrarios y tratos crueles e inhumanos ante las respectivas instancias internacionales. Según la asociación civil Foro Penal Venezolano, al menos cuarenta oficiales han sido objeto de esas prácticas ilegales en lo que va de año. Foro Penal Venezolano es una red de juristas que defiende gratuitamente a quienes han sido detenidos por razones políticas desde el 4 de febrero de 2014, cuando comenzaron las primeras protestas multitudinarias contra la gestión de Maduro.

Los diputados opositores acusan al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de haber impulsado progresivamente “la destrucción institucional de la Fuerza Armada nacional, pues ésta ha sido empleada como un instrumento político y no como garante de paz y estabilidad”. Aunque la élite verde oliva le ha jurado lealtad a Maduro y a la “Revolución Bolivariana” iniciada por el presidente Hugo Chávez (1999-2013), conocedores del ámbito castrense aseguran que en la base y los mandos medios crece el descontento.

DW habló sobre estos acontecimientos con la periodista Sebastiana Barráez, quien cubre la fuente militar para medios independientes venezolanos como el diario TalCual, el semanario Quinto Día y la revista web Punto de Corte, fundada por el chavista disidente Nicmer Evans.

Deutsche Welle: El pasado 24 de mayo, durante su juramentación como presidente reelecto de Venezuela, Nicolás Maduro dijo que oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) habían sido detenidos bajo cargos de conspiración a lo largo de varias semanas. ¿Esos arrestos incluyen a los realizados en febrero y marzo de 2018?

La periodista Sebastiana Barráez cubre la fuente militar para varios medios independientes venezolanos.Imagen: Privat

Sebastiana Barráez: No. En el primer trimestre de 2018 fueron arrestados militares cercanos al ex mayor general Miguel Rodríguez Torres, quien se convirtió en un funcionario incómodo para Maduro tras haber dirigido el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional y el Ministerio del Interior. Rodríguez Torres coqueteó con una candidatura presidencial y creó su propio partido político, el Movimiento Amplio Desafío de Todos; se unió recientemente al Frente Amplio Venezuela Libre, convocado por las formaciones antichavistas más fuertes; y terminó siendo arrestado también el pasado 14 de marzo bajo el cargo de complotar contra Maduro.

Los oficiales detenidos a finales de febrero y principios de marzo decían querer rescatar la esencia de la ‘Revolución Bolivariana’; ellos ya están encarcelados por una supuesta instigación a la rebelión, una presunta traición a la patria y sospechas de espionaje. Pero desde entonces, en las últimas tres semanas, se han registrado nuevas detenciones. Aunque miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y de los servicios de inteligencia alegaban que esos arrestos estaban relacionados con el asalto al Fuerte Paramacay (6.8.2017), el cuartel con mayor poder de fuego en el país, yo sospechaba que ese no era el caso.

¿Qué elementos la llevan a dudar que exista correlación entre las conjuras frustradas recientemente y el levantamiento del 6 de agosto de 2017 en el Fuerte Paramacay, liderado por Juan Carlos Caguaripano Scott?

Para empezar, los agentes detenidos recientemente tienen un perfil distinto. Entre otras cosas, tienen un rango más alto; son capitanes de navío y de fragata, coroneles, contralmirantes y generales. Y los oficiales activos de la FANB no suelen obedecer órdenes de militares retirados como el excapitán Juan Carlos Caguaripano Scott, líder de la ‘Operación David Carabobo’, quien ya había sido expulsado de la Guardia Nacional Bolivariana –la GNB es la policía militarizada– bajo cargos de traición a la patria y rebelión en 2014, cuando hizo público su desprecio por la ‘Revolución Bolivariana’ al calor de la represión de las protestas de aquel año.

En el asalto al Fuerte Paramacay de 2017 participaron muy pocos miembros activos del Ejército. Ahora les echaron el guante a oficiales activos de la Aviación y de la Armada. Ese es un detalle sobresaliente porque casi ningún representante de esos componentes había participado en conspiraciones previas. La Armada es el componente más elitista de la FANB; su Comandancia General tiene una sede propia, distante de las del Ejército y la Aviación. También me llama la atención la poca información disponible sobre el número de uniformados detenidos; eso me lleva a intuir que son muchos y que el caso en cuestión es serio.

El Gobierno venezolano no ha comunicado exactamente cuántos oficiales de la FANB han sido arrestados bajo sospecha de sedición, pero en las agencias de noticias se decía que eran más de quince…

Foro Penal Venezolano insiste en que son once los uniformados presos, pero sólo hace referencia a los que han sido presentados ante tribunales militares e imputados. Varios militares en el exilio alegan que son más: el mayor general Hebert García Plaza, ex ministro de Transporte Acuático y Aéreo, estima que son cuarenta detenidos; el general retirado del Ejército Antonio Rivero dice que son doscientos; y el excapitán José Antonio Colina, presidente de la asociación Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX), con sede en Miami, habla de setecientos. Creo que hubo arrestos masivos porque no se ha identificado a un grupo conspirador.

Al referirse al complot en su contra, Maduro no mencionó a los militares más prominentes por ser críticos de su gestión, que están presos bajo cargos de conspiración: no nombró ni al excapitán Juan Carlos Caguaripano Scott, ni al ex mayor general Miguel Rodríguez Torres, ni al ex mayor general Raúl Isaías Baduel, otrora comandante general del Ejército venezolano y ministro de Defensa de Chávez. Es posible que haya surgido otro movimiento subversivo y que éste sea difícil de detectar porque no se trata de un grupo cohesionado. En lugar de una cofradía, Maduro puede estar ante una nube de conspiradores que ni siquiera se conocen entre sí.

¿Qué otras pistas le hacen pensar que la última conspiración denunciada por Maduro es más riesgosa para él que las anteriores? ¿Cómo comprobar que Maduro no está persiguiendo a oficiales simplemente por atreverse a articular críticas a su gestión de gobierno?

Entre los detenidos por averiguaciones figuran militares activos que descienden de oficiales retirados con una destacada trayectoria en la institución castrense; son, sobre todo, integrantes de la Aviación, a cuyas filas suelen unirse varias generaciones de una misma familia. Otro indicio de que el descontento en la FANB ha alcanzado niveles alarmantes para Maduro es la repentina salida del país de un montón de oficiales activos, presuntamente hacia Estados Unidos, Colombia y Perú. A eso se suma la sospecha de que un contralmirante fue torturado para que delatara a camaradas y el posterior arresto de compañeros de ese contralmirante.

Debo subrayar, por cierto, que, a mis ojos, el Ejecutivo de Maduro no hace imputaciones falsas cuando dice oír ruido de sables. No le creo al Gobierno cuando acusa a un preso político de haber orquestado un ataque terrorista; pero los servicios secretos venezolanos han incrementado su capacidad para monitorizar las telecomunicaciones y establecer patrones de contacto entre militares. Aún si se constatara que algunos miembros de la FANB han sido detenidos siendo inocentes, yo pienso que los servicios de inteligencia venezolanos tienen un alto grado de precisión; quizás gracias al apoyo de los servicios secretos cubanos.

Evan Romero-Castillo

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