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Maduro versus los expresidentes

Evan Romero-Castillo (MS)31 de marzo de 2015

Felipe González, presidente de España entre 1982 y 1996, ha organizado un frente internacional de exmandatarios para exigir la liberación de los presos políticos en Venezuela. ¿Qué cabe esperar de esta iniciativa?

Nicolás Maduro, jefe del Gobierno venezolano desde 2013.
Nicolás Maduro, jefe del Gobierno venezolano desde 2013.Imagen: picture-alliance/dpa/Miraflores Press

En Caracas, el cielo encapotado anuncia tempestad en más de un sentido. A los frentes meteorológicos que provocaron lluvias sobre esa ciudad este martes (31.3.2015) se suma otro distinto, todavía en formación: el frente de expresidentes promovido por el español Felipe González para exigir la liberación de Antonio Ledezma, Leopoldo López y los demás presos políticos de Venezuela. La iniciativa amenaza con convertirse en una nube negra sobre el Gobierno de Nicolás Maduro.

El pasado 23 de marzo, González informó que se integraría al equipo de abogados de Ledezma y López –los principales dirigentes opositores venezolanos encarcelados– e invitó a otros exmandatarios a unirse a la causa. Una semana más tarde, Fernando Henrique Cardoso, quien llevó las riendas de Brasil entre 1995 y 2002, aceptó el llamado del socialista sevillano, siguiendo los pasos de Alan García, otrora jefe del Gobierno peruano en dos ocasiones, de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011.

Alan García, presidente de Perú en dos períodos no consecutivos (1985-1990 y 2006-2011).Imagen: AFP/Getty Images

“El destino de América Latina se decide en Venezuela”

Paralelamente, Alejandro Toledo, otro expresidente peruano (2001-2006), prometió asistir al Club de Madrid para persuadir a una treintena de líderes internacionales de viajar a Venezuela y “observar la calidad de la democracia” de ese país. Un compatriota suyo, el excandidato presidencial Mario Vargas Llosa, organizó un seminario en torno a la crisis venezolana y convocó al evento a dos antiguos jefes de Estado: el colombiano Andrés Pastrana (1998-2002) y el uruguayo Jorge Batlle (2001-2005).

“El destino de América Latina se está decidiendo en Venezuela”, aseguró el premio Nobel de Literatura 2010 en la citada conferencia, a la que también asistieron Aecio Neves, Michael Ignatieff y Luis Lacalle, personalidades que, en un momento u otro, aspiraron a la presidencia de Brasil, Canadá y Uruguay, respectivamente. El número de políticos prominentes que manifiestan abiertamente su preocupación por la situación de Venezuela cierra el mes de marzo con tendencia al alza.

Andrés Pastrana (Colombia, 1998-2002) y Sebastián Piñera (Chile, 2010-2014) intentaron en vano visitar a Leopoldo López.Imagen: AFP/Getty Images/F. Parra

Una cuestión de estatura moral

Sin embargo, al recordar cómo el Gobierno de Maduro impidió que Leopoldo López fuera visitado en la cárcel militar de Ramo Verde por los expresidentes Andrés Pastrana y Sebastián Piñera (Chile, 2010-2014), muchos venezolanos se preguntan, ¿de qué sirven las declaraciones de intención de políticos que ya dejaron de tener –o nunca tuvieron– poder real en sus manos para ejercer presión diplomática? ¿Qué tan influyentes pueden ser alianzas simbólicas como las iniciadas por Felipe González?

“Eso depende de la estatura moral de las personas involucradas en ese tipo de iniciativas, que, por cierto, surgen en América Latina cada cierto tiempo. Hace algunos años se formó un gremio de ‘ilustres’ para reformar las políticas aplicadas en la ‘guerra contra las drogas’ y sus opiniones no pasaron inadvertidas. En el caso que ahora nos ocupa, tanto Felipe González como Fernando Henrique Cardoso son hombres muy respetados”, comenta Thomas Fischer, director del Instituto Central de Estudios Latinoamericanos (ZILAS), en Eichstätt.

Felipe González, presidente de España entre 1982 y 1996.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Schutt

Críticos de izquierda

“Aunque los reproches a la gestión de Maduro serían más contundentes si provinieran de mandatarios en ejercicio, la moción puesta en marcha por el expresidente español es importante; sobre todo porque Felipe González y Fernando Henrique Cardoso difícilmente pueden ser descritos como políticos de derecha. Eso le complica las cosas a Maduro, quien acostumbra neutralizar a sus críticos tildándolos de imperialistas, fascistas o neoliberales”, comenta Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg.

“Cuando personalidades de centro-izquierda o de izquierda se pronuncian negativamente sobre la actuación del Gobierno venezolano –como lo han hecho Felipe González o Alan García–, Maduro comienza a titubear”, acota Mires. El sucesor de Chávez no se ha inhibido de usar términos difamatorios para responder a González; pero, a juicio de Mires, Maduro sabe que debe medir las consecuencias de sus palabras porque la política internacional es como un juego de ajedrez en el que cada alocución es una jugada sin vuelta atrás.

Fernando Henrique Cardoso llevó las riendas de Brasil entre 1995 y 2002.Imagen: picture-alliance/dpa

Los dilemas de Maduro

“Está por verse qué repercusiones tendrán los insultos de Maduro en España. En ese país no son pocos los que ya se preguntan ‘¿hasta qué punto me puedo solidarizar con Maduro?’ o ‘¿tengo que elegir entre Felipe González y el presidente venezolano?’. Cuanto más agreda Maduro a los políticos de centro-izquierda, más solo se irá quedando”, advierte el catedrático de Oldenburg. Por su parte, Fischer considera que el mandatario venezolano se halla en una posición muy compleja, plagada de riesgos.

“Nicolás Maduro está ante serios dilemas: si no libera a los presos políticos, la presión internacional aumentará y se verá obligado a hacer concesiones, como mejorar las condiciones de reclusión, por ejemplo. Si libera a Antonio Ledezma, dará la impresión de haber sucumbido ante el peso de la opinión pública mundial. Si libera a Leopoldo López, Maduro se verá enfrentado con un opositor mucho más fuerte, porque el apoyo solidario que le han dado González y los otros expresidentes incrementa el capital político de López”, explica Fischer.

“Este respaldo internacional amplificará el volumen de la voz de López. Dentro y fuera de Venezuela se escuchará con mayor atención lo que López tenga que decir”, enfatiza el experto de Eichstätt, añadiendo, eso sí, que este frente de expresidentes solo puede influir indirectamente sobre la situación interna de Venezuela. Mires lo secunda al señalar que, unidos, “lo que estos políticos pueden hacer es inclinar la balanza hacia un lado u otro en la arena internacional cuando se debate sobre el caso venezolano, influenciando las opiniones de mandatarios activos”.

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