El presidente de Venezuela atribuye la crisis nacional a los ardides del empresariado local, y su incapacidad para resolverla, al menguado precio del petróleo. ¿Es el Arco Minero del Orinoco su tabla de salvación?
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Desde principios de año, el Gobierno venezolano ha vuelto a hablar con frecuencia sobre la importancia de fomentar las actividades extractivas en el Arco Minero del Orinoco, un territorio más grande que Cuba –mide 111.843 kilómetros cuadrados– que se extiende desde la Guayana Esequiba, en el este del país, hasta el punto donde confluyen las fronteras de los estados Amazonas, Apure y Bolívar, en el oeste. El presidente Nicolás Maduro espera que la explotación de oro, diamantes, hierro, bauxita, coltán, niobio, tantalio y otros minerales en esa zona le permita poner fin a la severa crisis nacional, que él atribuye a los ardides del empresariado local y al menguado precio del petróleo.
Interés y recelo
Fue con eso en mente que Maduro promulgó un decreto a finales de febrero que le permitiría sellar acuerdos con varias compañías extranjeras del sector minero. En abril, Caracas aseguró que sólo le faltaba la certificación internacional de la ONU –la Kimberley Process Certification Scheme (KPCS)– para comercializar sus riquezas a un precio justo. El 16 de agosto se anunció la suscripción de convenios de inversión valorados en más de 4.500 millones de dólares. Una semana más tarde el Ejecutivo dijo haber firmado pactos por más de 5.500 millones de dólares con empresas como Barrick Gold Corporation, la multinacional aurífera más importante del mundo.
Esta apertura es seguida con una mezcla de interés y recelo. La nación sudamericana es rica en oro, pero ese metal precioso no ha sido explotado a gran escala ni por firmas venezolanas ni por extranjeras. Mientras Maduro celebraba los acuerdos suscritos, analistas del sector minero recordaban por qué Venezuela no había logrado atraer a un número suficiente de capitalistas para impulsar la deseada diversificación de su economía: en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) siguen abiertas unas veinte demandas contra Venezuela, entabladas cuando el predecesor de Maduro implementó su política de expropiaciones.
Cuentas pendientes
Hugo Chávez (1999-2013) nacionalizó la industria aurífera en 2011 y retiró a su país del CIADI un año más tarde. Con miras a ganar tiempo, Caracas ha pedido que se revisen o anulen los laudos más recientes: el CIADI determinó que Venezuela le debe 1.386 millones de dólares a la compañía canadiense Crystallex y 1.200 millones de dólares a la ruso-canadiense Rusoro, por ejemplo. Ahora, Rusoro quiere llegar a un arreglo parecido al que obtuvo la canadiense Gold Reserve, que, a cambio de indemnizaciones, firmó un convenio para crear una empresa mixta con el Estado venezolano. La primera parte del desagravio –600 millones de dólares– se pagará a finales de octubre.
Sólo entonces se sabrá si Venezuela está en capacidad de cumplir su palabra. Por ahora, Maduro se frota las manos, anticipando dividendos por el orden de los 14.000 millones de dólares con 60 por ciento de regalías. Atrás quedó el incidente que amenazó con empañar el nombre del Arco Minero del Orinoco: el 4 de marzo, 28 mineros desaparecieron en Tumeremo, estado Bolívar. Sus familiares denunciaron que habían sido asesinados. El diputado opositor Américo de Grazia acusó a las autoridades locales de querer “encubrir” lo ocurrido y sugirió que el Gobierno venezolano podría estar “liquidando al pueblo” a petición de la empresa canadiense Gold Reserve.
El remolino de los precios del petróleo (enero, 2016)
Casi a diario, los precios del petróleo alcanzan mínimos históricos. Una coyuntura mundial débil y la sobreproducción causan incertidumbre desde hace ya más de un año. Algunos países resienten los duros efectos.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Hong
Resaca de una larga fiesta
¿Quién lo hubiera dicho? La rica Noruega convierte su economía. Durante muchos años, el país sacó provecho del auge petrolero. El hidrocarburo del Mar del Norte transformó a Noruega, que pasó de ser un país agrario pobre, a uno de los más ricos del mundo. Ahora los noruegos dan marcha atrás: en vez de apostar todo por el petróleo y el gas, vuelven a concentrarse cada vez más en la pesca.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Hagen
Doble impacto
Además de las sanciones occidentales, los bajos precios del petróleo afectan a Rusia. En 2015, el crecimiento económico del país gobernado por Vladimir Putin disminuyó en casi cuatro por ciento. Consecuencia: el rublo ha perdido casi la mitad de su valor frente al dólar. Analistas de la consultoría financiera Bloomberg estiman que 2016 será otro año de recesión para Rusia.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Druzhinin
Ritmo decreciente
Nigeria es el más grande productor petrolero de África. El nuevo presidente, Muhammadu Buhari, prometió aumentar el gasto público. Pero esta promesa podría caer, víctima de las bajas cotizaciones petroleras. Según el Banco Mundial, tres cuartas partes de los ingresos del país provienen de la industria del petróleo. Muchos proyectos de infraestructura permanecen congelados.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nuevas realidades
Además de Nigeria, muchos otros países elaboran sus presupuestos usando como referencia estimados de los precios petroleros. Si el cálculo es demasiado alto, se produce un vacío presupuestario. La gráfica muestra los precios del petróleo necesarios para que los respectivos países logren un equilibrio en sus presupuestos.
Luego de las sanciones
Irán pretende introducir medio millón de barriles adicionales de petróleo en los mercados, tras el levantamiento de las sanciones económicas. Con ello, el país persa parece resultar perjudicado, pues el incremento ejercerá mayor presión sobre los precios. Pero Irán culpa a su archirrival Arabia Saudita por los bajos precios petroleros.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Taherkenareh
Subvenciones y lujos
Arabia Saudita se opone a una disminución en las cuotas de producción a fin de contener a Irán y al fracking estadounidense. Pero ahora incluso el segundo mayor productor de petróleo del mundo se halla en dificultades. El FMI habla de un “déficit masivo” en el presupuesto saudita. El régimen de Arabia Saudita quiere ahora compensarlo introduciendo nuevos impuestos y eliminando subvenciones.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Grimm
¿Cuánto aguantará la olla?
Al igual que en Arabia Saudita, en Catar, Omán y los Emiratos Árabes Unidos se recurre a las reservas. Estos países poseen amplios fondos estatales. Pero también tienen en conjunto un déficit presupuestario de 260.000 millones de dólares, según estimaciones de JP Morgan.
Imagen: M. Naamani//AFP/Getty Images
¿Cambio de poder?
Venezuela dispone una de las mayores reservas petroleras del mundo. Durante años, el gobierno socialista financió programas sociales con los ingresos petroleros. Pero ahora, el presidente Nicolás Maduro se ve forzado a declarar una emergencia económica. Entre la población, el apoyo al chavismo cae casi tanto como los precios del petróleo.
Imagen: Reuters
Taladros peligrosos
Gracias a la tecnología del fracking, Estados Unidos se ha transformado en el mayor productor de petróleo del mundo. Pero los bajos precios hacen que esta tecnología no sea rentable. Estados Unidos es uno de los mayores consumidores de energía del mundo. Los conductores se alegran por los bajos precios de la gasolina e invierten en autos más grandes. Esto es un peligro para el medio ambiente.