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América Latina: manipular elecciones, cuento de nunca acabar

Erick Elola
15 de junio de 2021

La manipulación es como un invitado que prácticamente se cuela en casi cada elección en América Latina. Presentamos una revisión de casos de fraude electoral y tácticas de manipulación en la región.

Bolivien  Protest Jeanine Áñez  Anhänger
Imagen: Juan Karita/AP Photo/picture alliance

"La corrupción es un factor inherente a las elecciones y un elemento multifactorial común en América Latina: los grupos de poder, como el narcotráfico o los intereses económicos, sumados al autoritarismo, dan rienda suelta a la manipulación", dice José Ramón Narváez de la Escuela Judicial Electoral de México.

"Siempre son las mismas personas, que cambian de color o de ideología con tal de estar en el poder”, apunta, al hablar del fantasma de la manipulación como origen del poder político en la región.

Nicaragua y Venezuela: un mero trámite

Nicolás Loza, Doctor en Ciencias Sociales e investigador en FLACSO, señala que los fraudes "descomunales” (intervenciones militares o interrupciones de procesos constitucionales de manera violenta) se han visto menos en los últimos 20 o 30 años. Persiste, sin embargo, un intento permanente por incidir sobre las elecciones de manera fraudulenta a través de pequeñas y constantes manipulaciones de las instituciones, según Loza.

Daniel Ortega ha dicho que se aferrará al poder mientras vivaImagen: Alfredo Zuniga/AP Photo/picture alliance

Daniel Ortega gobierna desde hace 14 años en su segunda etapa como presidente de Nicaragua. El régimen sandinista tiene cooptada la red electoral, modifica las leyes electorales y tiene control sobre los registros de los partidos, a los que maneja a conveniencia, apunta Loza. "La manipulación del padrón electoral, el control sobre la prensa y el rechazo a observadores extranjeros", hacen de Nicaragua el caso más extremo actualmente en América Latina según cuenta Loza a DW.

No se trata de la elección, sino del entorno. Así, el día de la votación no hace falta robar urnas o falsificar datos, "la elección prácticamente es un montaje”, señala. Bajo este modelo, en 2013 en Venezuela, la oposición a Nicolás Maduro encabezada por Henrique Capriles, vio cómo el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia declararon inadmisibles las impugnaciones a los resultados de las votaciones que daban el triunfo a Maduro.

De acuerdo con Nicolás Loza, la tentación va más allá de robarse las casillas durante las votaciones, y una práctica recuerrente en muchos países de América Latina es la manipulación de los gobiernos a las instituciones de procuración de justicia.   

Bolivia: "El derecho a votar y ser votado”

En febrero de 2016 se realizó un referéndum constitucional para evaluar la modificación a la Constitución que permitiera al jefe de Estado reelegirse en dos ocasiones consecutivas.

Evo Morales desconoció el resultado del "no” de un plebiscito que él mismo había convocado, dice Loza. El argumento del líder boliviano fue que tenía el derecho humano de presentarse a una contienda electoral, es decir, "el derecho a votar y ser votado”. Así se presentó a elecciones. Sorpresivamente, Morales evitó ir a segunda vuelta contra Carlos Mesa con un margen de más de 10 puntos. La oposición acusó fraude.

Luis Arce y Evo MoralesImagen: David Mercado/REUTERS

La presión de las protestas y el debilitamiento de Morales ante las Fuerzas Armadas lo condujeron a su salida en noviembre de 2019. En medio de un clima de desastre nacional, escándalos y la abrumadora pandemia de COVID-19, la presidenta interina, Jeanine Áñez, integró una autoridad electoral que condujo una elección exitosa. El resultado dio el triunfo al candidato del MAS, Luis Arce, el elegido de Morales. "Pero toda la conducta del gobierno provisional fue facciosa y de obtener ventajas”, señala Loza. La diferencia con Venezuela o Nicaragua es que en Bolivia hubo cierta alternancia en el gobierno.

México 1988: "La caída del sistema”, una bisagra hacia la "democratización" 

En plena noche electoral de 1988, la Secretaría de Gobernación, entonces responsable de todo el proceso electoral, reportó dificultades en la recepción de información de los resultados. El candidato del hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, se impuso al izquierdista del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas. A ese episodio de la historia mexicana, se le conoce como la "caída del sistema”.

El expresidente de México, Carlos Salinas de GortariImagen: picture-alliance/dpa/ZUMAPRESS/Agencia el Universalrcc

Las flagrantes acusaciones de robo, que además se alimentaron de un presunto acuerdo entre el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el PRI involucrando la quema de paquetes electorales, derivaron finalmente en un proceso que reconfiguró el aparato electoral del país. Una serie de reformas fueron la génesis del Instituto Federal Electoral (IFE) - hoy Instituto Nacional Electoral (INE) -, un órgano independiente del gobierno encargado de organizar, ejecutar y vigilar la actividad electoral en México.

"Fue un fraude monumental. A raíz de cuestionar la legitimdad del ganador Salinas de Gortari, se creó el IFE, que poco a poco fue avanzando con distintas reformas. Se le fue dando más autonomía, se le quitó el control al partido y después al propio gobierno", cuenta José Antonio Crespo, analista polítco y profesor del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE).

La implementación de un modelo de autoridad electoral autónoma se replicó en la región en señal de "democratización”. Las llamadas "nuevas democracias” en América Latina de finales de siglo pasado se caracterizaron por sacar de la jugada al Ejecutivo como árbitro electoral. A pesar de ello, actualmente "la autoridad electoral prácticamente termina siendo una víctima de la intervención de los gobiernos: es el uso faccioso de los recursos públicos a favor del partido en el gobierno”, lo mismo sucede en Brasil, Bolivia o México, con ciertas excepciones como Chile, Costa Rica o Uruguay, sentencia Nicolás Loza. 

Perú 2000: Alberto Fujimori

En el año 2000, la Carta Magna peruana era tajante al permitir una reelección presidencial como máximo. Alberto Fujimori, no obstante, se postulaba para un tercer mandato. En primera vuelta, el candidato de Perú Posible, Alejandro Toledo Manrique, alcanzó el 40,2 por ciento frente al 49,9 por ciento de los votos de Alberto Fujimori, de Perú 2000. Toledo denunciaba un andamiaje fraudulento, y anticipaba su ausencia en segunda vuelta si imperaban las mismas condiciones.

Alberto FujimoriImagen: picture-alliance/dpa/R. Garcia

El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) mantuvo en pie la segunda vuelta, mientras el diario El Comercio publicaba un informe donde acusaba a Fujimori de falsificar un millón de firmas para promover su reelección; la votación se desvirtuaba ante grupos internacionales de transparencia electoral. El resultado dio la presidencia Fujimori con el 51 por ciento de los votos. En noviembre de 2000, renunció desde Japón abrumado por los escándalos.

Brasil 2018: el bombardeo de "fake news”

En 2018, el ultraderechista Jair Bolsonaro interrumpió una racha de gobiernos de izquierda que gobernaron Brasil entre 2002 y 2016. En el centro de la polémica: WhatsApp, la principal plataforma de Facebook. Reuters destacaría que más de 120 millones de sus usuarios fueron bombardeados con mensajes políticos, noticias falsas e información manipulada.

En el marco de la votación, el periódico Folha de Sao Paulo reportó que partidarios del presidente habían financiado ataques masivos de mensajes en contra de Fernando Haddad, su rival de izquierda. Bolsonaro lo negó airadamente.

En mayo de 2019, el Instituto Datafolha señaló que el 66 por ciento de los votantes brasileños compartieron noticias políticas a través de WhatsApp. De ellos, el 90 por ciento lo hizo más de 30 veces al día en un país que es el segundo más enganchado a WhatsApp después de Filipinas.

El sistema electoral en gran parte de América Latina se sobreentiende manipulable, empañado por la doble moral de simular tener un sistema sano, pero viciado en sus procesos, comenta Ramón Narváez a DW. Lo importante es el resultado. "Las Constituciones en gran parte de Latinoamérica son impecables”, es entonces un asunto de cultura jurídica, es el cómo se operan las normas contenidas en una ley con buena fachada, concluye Narváez.

Ojo con esto: ¿Hay sistemas de votación más propensos al fraude?

07:53

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Erick Elola Periodista de DW.
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