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Manolo, el del bombo contra la violencia

Daniel Martínez10 de junio de 2008

Manolo, el del bombo, la personificación de la afición española, ya está haciendo ruido en la Eurocopa del 2008, la sexta a la cual asiste.

Manolo el del Bombo Foto: Daniel MartínezImagen: DW/Daniel Martínez

En Innsbruck, donde España hoy debuta en el torneo enfrentando a Rusia y él es invitado de honor del gobierno local, Manolo conversó con DW-WORLD e hizo un llamado a proteger la fiesta del fútbol rechazando la violencia en los estadios.

DW-WORLD: A esta Eurocopa no vino sólo Manolo el del bombo sino toda su cuadrilla...

Manolo: Sí, son unos amigos míos, dos de ellos ya estuvieron conmigo en Italia 90. Los otros de aquella época no pudieron venir porque están casados, tienen hijos y compromisos; por eso esta vez me traje unos chicos de Valencia y estoy muy orgulloso de ellos, en total son 10 personas acompañándome.

Y en Austria disfruta de un estatus especial...

Soy invitado de honor de la ciudad de Innsbruck, representantes del gobierno de Tirol vinieron a Madrid, me puse de acuerdo con ellos en colaborar en lo que pudiera, dando ánimo a la fiesta, y ellos me han regalado tres casas donde duermen todos los músicos. Sin el apoyo del gobierno de Tirol no hubiera podido venir pues no hubiera alcanzado para cubrir todos los gastos

Manolo el del Bombo Foto: Daniel MartínezImagen: DW/Daniel Martínez

Nuestra información es que planean nombrarlo ciudadano de honor de Innsbruck...

Estoy muy orgulloso de representar a mi país, España, y todo lo que hagan conmigo, todos los honores, no son para mí personalmente, sino para España

¿Le ha gustado como lo han tratado en esta Eurocopa?

Sí, el cariño del público es grande y a mi me reconoce todo el mundo gracias a la prensa. Todos se portan muy bien conmigo

¿Mejor que en Alemania durante el Mundial hace dos años?

Cada evento es en mi opinión mejor que el anterior. Aquí he encontrado mucho calor, la estoy pasando fenomenal. Todos los mundiales y las Eurocopas tienen su granito de arena, su cosa especial, toda la organización está muy buena y estoy muy contento de hacer parte de ello.

Ya son 40 años con el bombo, 35 con la selección española, 7 Mundiales, 6 Eurocopas… Usted se ha convertido en una especie de misionero del fútbol español.

Y me siento muy contento, porque ya te digo, representar a España por todo el mundo es muy bonito y cada vez da más gusto hacerlo.

En cuatro décadas alrededor de los estadios del mundo usted también ha podido ver mejor que nadie cómo ha cambiado el aficionado en la tribuna, ¿cuál es su balance?

Yo encuentro que la gente ahora se anima de otra forma, antes se respetaba más al aficionado del contrario. Ellos, siempre lo he dicho, merecen respeto, ellos dejan sus negocios, su trabajo, para venir a un evento del fútbol, la gente viene a pasárselo bien, unas veces ganas, otras pierden, pero yo siempre pido que haya deportividad, respetar a la gente es lo más bonito.

¿Y ese respeto ya no existe porque la violencia se ha tomado los estadios?

Sí. Hace años los aficionados se hacían fotografías con el equipo rival y ahora hay un poco de dejadez, la afición no viene a pasárselo bien, viene más bien, no sé, a no comportarse con la afición contraria, ante lo cual yo pido que ¡vamos, por favor…! Una fiesta como es la del fútbol no puede estar llena de policías, no debemos estar rodeados de policías, la policía está para otras cosas, pero claro que ellos tienen que estar porque hay 40 gamberros que no se merecen estar en el fútbol, ellos son los que estropean la fiesta.

Esa es la cara triste del fútbol...

Pues sí, es muy triste, porque yo voy por todos los países y veo que la fiesta debe estar acompañada por la policía que cumple con su obligación. Deberíamos tener más respeto a la gente, más educación, cuando se sale a una fiesta es para pasarlo bien.

¿Hay alguna experiencia negativa que lo haya marcado?

En 1980 pasé el día más triste de mi vida. Estuve con el Valencia en la final de la Recopa en Bruselas (contra Arsenal) y hubo cuchilladas y botellazos de gente inglesa lo cual no hace falta. El fútbol es diversión, y eso aún me persigue, todavía arrima gente a mi bar y me dicen “Manolo en ese partido me cortaron la mano” o “me hirieron aquí y allí”, y eso es muy triste.

Parte de su tarea es demostrarle a la gente en el estadio que el fútbol es un evento que comunica alegría y no agresión.

Exacto, yo siempre digo, y por eso lo pongo aquí en el bombo bien grande, “deporte sí, violencia no”. La gente tiene que tener respeto a todo el mundo y pasarlo bien. Es muy bonito que, por ejemplo, ahora venga gente de todo el mundo a Austria a pasárselo bien durante la Eurocopa, y sería lamentable que una señora mayor, o un niño que viene con sus padres, tengan cualquier incidente o les pase algo. Eso es gravísimo.

¿En qué ha cambiado con los años su tarea de animar al público?

Ahora es más difícil por la educación de la gente que va al estadio, antes había otro respeto. Pero como digo, los gamberros son sólo 50 personas que estropean la fiesta y eso poco a poco se va a acabar, eso es lo que creo.

Pensando en esa afición agresiva, ¿no le dan ganas a veces de renunciar a su tarea?

Mi padre, que en paz descanse, siempre me decía, “Manolo, lo más bonito es servir a los demás”. Yo soy muy feliz cuando sirvo a la gente

Y ahora lo hace en la Eurocopa, en Austria y Suiza, ¿hasta cuándo disfrutaremos de su bombo Manolo?

Yo ya reservé y les dije a todos en casa que regreso el 1 ó 2 de julio porque las expectativas son llegar con España a la final.

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