A medida que se acerca la recta final que definirá quien ganará la copa mundial en Sudáfrica, la fuerza de los poderes ocultos va ganando terreno. En el fútbol, más que en cualquier otro deporte, la suerte juega un papel determinante. Unos se persignan, otros cantan, otros hasta orinan en los alrededores de la cancha. Abundan las anécdotas sobre las prácticas rituales de los jugadores y los entrenadores. La superstición no podía faltar en Sudáfrica, donde la estrategia de juego ha ido acompañada de plegarias brasileñas, rituales africanos y las manías más extrañas.

Los alemanes con todo y su racionalidad aparente, no se salvan. Ejemplo de ello es el mismísimo seleccionador Joachim Löw y su suéter azul eléctrico. La Confederación Alemana de Fútbol (DFB) le regaló siete distintos modelos por lo que en teoría podría usar uno diferente para cada juego. Lo estrenó en el partido inicial contra Australia y se lo volvió a poner en el duelo con Inglaterra. Siempre que lo ha llevado puesto la selección ha sido vencedora, así que se lo pondrá el próximo sábado.

El suéter de cuatro goles

"El suéter de cuatro goles hará temblar de miedo a los argentinos que son los más supersticiosos de todos los jugadores", asegura el diario Welt en su versión online. El rotativo cita al ex seleccionador de Argentina, Carlos Bilardo, que se sentaba en una banca con la Virgen de Luján en el bolsillo. En México 86 sin dar explicaciones prohibió a los jugadores que comieran pollo durante cinco semanas. Bilardo obtuvo la copa.

El ex seleccionador y jugador brasileño Mario Lobo Zagallo, que ha ganado cuatro Mundiales, dos como jugador y otros dos como entrenador, es devoto de San Antonio, cuyo día es el 13 de junio. Eso lo ha llevado a adoptar el número trece como su número cabalístico. Vive en el piso 13 de un rascacielos, se casó en un día 13 y su pasatiempo es combinar palabras y números que resulten en el número 13, que por cierto, también trajo suerte al legendario jugador alemán Gerd Müller.

El papelito de Lehmann

Los medios alemanes recuerdan los cuartos de final que enfrentaron a Alemania y Argentina en el Mundial 2006. Inolvidable fue el desenlace por penales y aquel famoso papelito en las manos del arquero Jens Lehmann, en el que revisó brevemente los nombres de los jugadores argentinos y su técnica de disparo. Fue como copiar en un examen pero eso le valió para saber si lanzarse al lado derecho o al izquierdo del arco. El partido terminó con el marcador 4:2 a favor de Alemania.

La revancha la obtuvo Argentina en un partido amistoso en marzo pasado donde venció a Alemania con 0:1, lo que para Diego Armando Maradona, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, ha sido mucho más que un triunfo en un amistoso. Maradona tiene fama de ser un gran motivador como entrenador, sin embargo en el caso de la estrella Lionel Messi, necesitará algo más que sus dotes de convencimiento, pues hasta ahora no ha metido ni un solo tanto. Tal vez Maradona necesite algo de suerte. ¿Qué tal un poco de agua bendita como la que solía rociarse el entrenador italiano Giovanni Trapattoni?

Autora: Eva Usi

Editora: Emilia Rojas