La ruta a lo largo de la frontera franco-italiana, en la región alpina de Liguria, es de culto entre los motociclistas en busca de aventura. Tiene 63 kilómetros de largo y 2.000 metros de altura. El pedregullo hace que, si llueve, sea todo un desafío para las motos más pesadas. Se recomienda recorrerla en grupo y con buen equipamiento.

Noruega ofrece diversos paisajes que impresionan por sus calles costeras llenas de curvas. La ruta 17 (Riksvei) es una de las más impactantes. A lo largo de 650 kilómetros, pasando por los fiordos del Mar Báltico, la experiencia de viajar en motocicleta es única. A menudo hay que tomar un transbordador.

La cadena montañosa de 430 kilómetros de largo que cruza Francia y España no solo brinda panoramas de gran belleza, como aquí, en Col d'Aspin (1.489 metros). También hay muy buenas curvas, y la flora y fauna de los pirineos es otra de las atracciones, junto con los monumentos históricos.

Los Cárpatos rumanos son los favoritos entre los motociclistas europeos. Los precios en Rumania son muy convenientes y sus paisajes naturales, una gran atracción. Al menos por ahora, ya que el turismo masivo aún no lo ha invadido todo.

La región montañosa del Harz, en el norte de Alemania, es un imán para moticiclistas, especialmente en verano, y ofrece curvas a granel para diversión de los más avezados y también de los principiantes en dos ruedas.

Mallorca es más que sus playas: los motociclistas de todo el mundo recorren, sobre todo en invierno, los solitarios senderos de montaña en el oeste de la isla.

En 2014 se inauguró la ruta panorámica de 2.500 kilómetros a lo largo de la costa atlántica irlandesa. Es una de las rutas costeras mejor indicadas del mundo, desde la península de Inishowen hasta la Slieve League, una de las bellezas naturales de Irlanda. El tiempo meteorológico es cambiante, pero vale la pena aventurarse solo por el hermoso paisaje.

Un viaje en motocicleta por Córsica es algo que nadie debería perderse. Esta isla mediterránea cuenta con buenas playas para descansar después de un largo viaje.

Con lagos, antiguos castillos y muchas mesetas, las calles de Escocia son un sueño para los motociclistas dispuestos a tolerar lluvia y niebla en ciertos tramos. Por los angostos trayectos en los que apenas cabe un automóvil, la libertad y la soledad se disfrutan en grande.

La isla Madeira pertenece políticamente a Europa, pero geográficamente a África, y está en el medio del Océano Atlántico. Su paisaje volcánico, cuyos peñascos albergan diversos túneles, son especialmente interesantes para recorrerlos en motocicleta. Los caminos tienen curvas que son a veces bastante peligrosas, y el tráfico exige sumo cuidado y habilidad al transitarlos.