En París, el alcalde de la localidad minera de Mariana, en Brasil, articula una cooperación con una región francesa que abandonó la minería para convertirse en un polo de las energías renovables.
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Hace 25 años desde que la última mina de carbón fue cerrada en la región de Nord-Pas de Calais, en el norte de Francia. La explotación se volvió poco rentable y, una tras otra, las empresas se retiraron del lugar. “Tuvimos que lidiar con el desempleo de la noche a la mañana; nuestras aguas estaban contaminadas y también el suelo y el aire. Tuvimos que buscar soluciones”, cuenta Geneviève Sevrin, directora de relaciones internacionales del Consejo de Nord-Pas de Calais.
El alcalde de Mariana, Minas Gerais, viajó a París, sede de la Conferencia de la ONU sobre el Clima (COP21). “Necesitamos diversificar la economía en Mariana y reducir nuestra dependencia de la minería”, señaló Duarte Júnior a DW.
Casi un mes después del alud que inundó partes de esa localidad, provocado por la ruptura de la represa relave de la minera Samarco, la economía local comienza a sentir los efectos de la tragedia, que dejó por lo menos 13 muertos. Unas 70 personas que trabajaban en empresas del sector fueron despedidas. “Los funcionarios de Samarco tienen empleo garantizado hasta el 31 de diciembre”, dice Junior sobre el acuerdo vigente.
Tercera revolución industrial
En Nord-Pas de Calais, el medio ambiente - antaño deteriorado por la explotación carbonífera- se ha convertido en el principal negocio de la zona. La región por el desarrollo de tecnologías para la energía renovable y ahora quiere protagonizar, en cooperación con el economista estadounidense Jeremy Rifkin, la “tercera revolución industrial”, con un enfoque científico-tecnológico.
Desde el cierre de las minas, la región francesa ha atraído a unas 600 empresas del área ambiental, que dan empleo a cerca de 17.000 personas. “Creemos que estamos en el camino correcto, ese es el futuro”, comenta Sevrin.
El alcalde de Mariana confiesa que nunca había pensado fomentar la instalación de empresas de energías renovables. “Tenemos reservas para 40 o 50 años más de explotación minera, perno no podemos esperar más. Tenemos que cambiar de rumbo ya”, afirma.
Cambio de paradigma
“Mariana fue como un llamado de alerta, en el sentido de que hay que revisar los paradigmas que rigen la minería”, dice Diogo Soares de Melo Franco, presidente de la Fundación del Medio Ambiente de ese estado. En Minas Gerais, la minería aporta cerca del 40 por ciento de los ingresos. “Muchas de las grandes minas son bastante antiguas. Existe represas por ejemplo de los años 60 y 70, construidas en una época en que la tecnología no estaba tan avanzada como hoy”, dice.
El estado de Minas Gerais y Nord-Pas de Calais mantienen, desde 2009, una cooperación en materia de cultura y medio ambiente. El plan de energía de esa región brasileña fue hecho con apoyo de los franceses y plantea la meta de reducir el 25 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030.
Esta cooperación franco-brasileña generó también el Índice Minero de Vulnerabilidad Climática, presentado en víspera de la COP21. En dicho mapa, Mariana aparece con una “vulnerabilidad moderada”. Los casos más críticos se hallan en el norte del estado.
Alternativas para la protección del clima
Las emisiones de gases invernadero aumentan sin cesar. Sin un giro radical que excluya los recursos fósiles, la catástrofe climática no podrá evitarse.
Imagen: Reuters
El enemigo número uno
En todo el mundo aumentan las emisiones de gases invernadero: unas 50.000 millones de toneladas son lanzadas a la atmósfera de nuestro planeta, el doble que en 1970. El enemigo número uno lo constituyen las energías fósiles, que producen un 70 por ciento del total de las emisiones. Pero aún hay alternativas.
Imagen: Reuters
La responsabilidad de los países ricos
En 2013, los responsables de las emisiones invernadero fueron, sobre todo, los países industrializados. Hoy también lo son Asia, Cercano Oriente y los países emergentes. Las emisiones invernadero llegan, en los países más pobres, a 1,5 toneladas por habitante y, en los países ricos, a 13 toneladas.
Imagen: pommes.fritz123/flickr cc-by-sa 2.0
Es necesario actuar
Desde 1880, la temperatura global ascendió en 0,9 grados, y la concentración de CO2 en la atmósfera es de 290 partes por millón (ppm). Si no se toman medidas, se espera un ascenso de más de 450 ppm hasta 2030 y un aumento de la temperatura de dos grados. Hasta 2100 podría elevarse incluso a seis grados.
Imagen: picture alliance/Bildagentur-online
Efectos devastadores para el ser humano
Las consecuencias del cambio climático son inimaginables para muchos. Algunos investigadores profetizan que el nivel del mar ascenderá hasta hacer desaparecer a islas y ciudades costeras, y que las inundaciones y el calor harán casi insoportable la vida en las ciudades.
Imagen: Reuters
Actuar rápidamente en varios niveles
Los científicos exigen que se tomen medidas inmediatas, como, por ejemplo, el abandono del carbón, del petróleo y del gas como recursos energéticos. Además, la energía debe ser usada de forma más eficiente. Además de reformas tecnológicas y estructurales, también se impone un cambio en lo referente al consumo.
Imagen: DW/G. Rueter
El carbón debe pasar a la historia
Las empresas abastecedoras de energía son las que más pueden aportar a la reducción de gases invernadero. Muy importante es, por ejemplo, dejar de usar el carbón como fuente de energía, ya que la combustión a carbón produce un 30 por ciento de las emisiones.
Imagen: picture-alliance/dpa
Protección del clima, pero confortable
Los edificios producen casi el 20 por ciento de los gases invernadero en el mundo. Los edificios inteligentes funcionan sin energías fósiles, tienen muy buena aislación y ahorran costos. La energía para la electricidad y la calefacción se obtiene a partir de la energía solar.
Imagen: Rolf Disch Solararchitektur
Innovaciones para el clima
Sin CO2 no sería posible el abastecimiento de energía. El viento, el agua y la energía solar son los recursos más económicos. Gracias al fomento y a la producción industrializada, las celdas solares son más baratas y dejan atrás a los hidrocarburos.
Imagen: BELECTRIC.com
Política activa en pro del clima
La clase política decide sobre el futuro de las próximas generaciones. La decisión de Japón de volver a la energía nuclear luego de Fukushima, es un ejemplo que preocupa. Para proteger al clima es necesario acabar con las subvenciones para las fósiles, cobrar por las emisiones de gases invernadero y fomentar la eficiencia en energías renovables.
Imagen: Frederico di Campo - Fotolia.com
Energía verde para limpiar la atmósfera
Las plantas y los árboles necesitan CO2 para desarrollarse. Una de las alternativas para la protección del clima es la forestación, que reduce la alta concentración de CO2 en la atmósfera.