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PolíticaBrasil

Marina Silva: "La UE trata a Lula como si fuera Bolsonaro"

Nádia Pontes | Bruno Lupion | Astrid Prange De Oliveira
11 de septiembre de 2023

En entrevista con DW, la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, critica las exigencias medioambientales de la UE para el Mercosur y exige más dinero a los países ricos para proteger las selvas tropicales.

Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil.
Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil.Imagen: Evaristo Sa/AFP

DW: El presidente Lula da Silva, poco después de la Cumbre Amazónica, del 8 al 9 de agosto de 2023, dijo que la gente podría "seguir soñando" con la explotación petrolera. ¿Es posible combinar la protección ambiental, el desarrollo sostenible y la extracción de petróleo en la región? ¿Por qué invertir en una fuente fósil en este momento de crisis climática?

Marina Silva: Es una contradicción. Pero no solo en Brasil, sino en todo el mundo. China está avanzando en la protección del clima, al igual que Estados Unidos, Europa, Gran Bretaña, Japón y Canadá. Pero nadie ha logrado todavía sustituir completamente los combustibles fósiles por energías renovables. El mundo todavía no puede prescindir al 100 por ciento de los combustibles fósiles. Brasil tiene el potencial de asegurar su suministro de energía a partir de fuentes 100 por ciento limpias. La proporción es actualmente del 40 por ciento.

Brasil ha pedido repetidamente a los países industrializados ricos que paguen para proteger los bosques tropicales. ¿Cuál debería ser la contribución? ¿Cree que los mecanismos existentes son eficaces?

Brasil, Indonesia, la República Democrática del Congo y Congo-Brazzaville son países con vastas áreas de selva tropical. Por lo tanto, debemos pensar en un nuevo mecanismo para que la comunidad internacional aporte recursos a un fondo para proteger estos bosques, que son fundamentales para el equilibrio del planeta. Los países industrializados pueden y deben poner a disposición recursos para ello.

Uno de los instrumentos para ello es el Fondo Amazonía. Se lanzó en 2008, cuando yo todavía era Ministra de Medio Ambiente. Lo especial e innovador de esta iniciativa privada de financiación climática es que solo libera fondos cuando se han alcanzado los objetivos acordados.

Esto ha ayudado a que la deforestación caiga de un pico de 27.000 kilómetros cuadrados a 4.500 kilómetros cuadrados entre 2004 y 2012, según el Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE).

En la Cumbre Amazónica, los pueblos indígenas pidieron el fin de la destrucción de la selva tropical.Imagen: Ueslei Marcelino/REUTERS

El fondo tiene actualmente un capital de 676 millones de dólares. Con los nuevos compromisos de Alemania, Gran Bretaña, EE. UU. y la UE, podemos duplicar los fondos hasta aproximadamente 1,2 mil millones de dólares.

Otro instrumento es el Fondo Verde para el Clima de la ONU, que opera en todo el mundo. A partir de 2020, se destinarán 100 mil millones de dólares anuales a la transición ecológica y la reducción de los gases de efecto invernadero. Sin embargo, el acceso a estos fondos es muy complicado y los desembolsos no se han realizado en la medida prometida.

Pasemos a las relaciones entre Brasil y Europa. ¿Está usted a favor del acuerdo de libre comercio entre la UE y la alianza comercial sudamericana Mercosur?

Sí, estoy a favor. Es importante que los bloques económicos regionales puedan expandir sus actividades comerciales. El acuerdo abre nuevos mercados de ventas para los productos brasileños. Estamos trabajando para garantizar que nuestra agricultura reduzca sus emisiones de CO2, que nuestros bosques se utilicen de manera sostenible y que Brasil se convierta en un gran exportador de energía limpia con hidrógeno verde.

En julio, la UE hizo pedidos adicionales en los ámbitos de la protección del medio ambiente y los derechos humanos para que el acuerdo pueda entrar en vigor. ¿Qué le parece?

Me parece que, en este sentido, la UE sigue tratando al Gobierno del presidente Lula como si fuera el de Bolsonaro. El acuerdo estaba casi listo para concluirse bajo el Gobierno de Bolsonaro, a pesar de que a su Ejecutivo no le importaban el acuerdo de París sobre protección del clima, la protección del medio ambiente y los derechos de los indígenas.

Eso ha cambiado bajo el presidente Lula. Redujimos la deforestación en la Amazonia en un 48 por ciento en los primeros siete meses del año, evitando la emisión de 196 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Por tanto, el acuerdo de libre comercio debería firmarse ya.

El presidente Lula viaja a Alemania en diciembre. ¿Qué expectativas hay puestas desde Brasil en esta visita de Estado?  

Probablemente, Alemania anunciará durante la visita cuánto dinero adicional aportará al Fondo Amazonía. Este fondo y el programa piloto para la conservación de las selvas tropicales brasileñas (PPG7), creado en la cumbre climática de la ONU en 1992, constituyen la base de la larga y fructífera cooperación entre Alemania y Brasil en el ámbito de la protección del medio ambiente. Ahora se trata de cómo ampliar esta cooperación para proteger los bosques tropicales.

Otra cita importante es la conferencia de la ONU sobre el clima en Dubái (del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023), en la que no solo se tratará de medidas de adaptación al cambio climático, sino también de reducir las emisiones de CO2 y de transformación ecológica.

Es crucial cambiar el modelo económico actual, que nos ha conducido a la crisis climática. El cambio debe ser tanto ecológico como social. Debe haber justicia climática, porque hasta ahora las poblaciones de África, Asia, América Latina y el Caribe han sentido con mayor intensidad las consecuencias del cambio climático.

(ct/ms)

 

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