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Marineros en cuarentena forzada por coronavirus

13 de julio de 2020

Muchos miles de marineros siguen atrapados en sus barcos, sin poder volver a sus países de origen debido a la crisis del coronavirus. Pese a múltiples llamados, su situación no mejora.

Panama Coronavirus Kreuzfahrtschiff Caribbean Princess
Imagen: Getty Images/AFP/M. Valenzuela

Una expedición internacional en el Ártico despierta gran interés mundial. El barco de investigación alemán Polarstern navega a la deriva, atrapado -tal y como estaba planeado- en el hielo marino del norte del Océano Ártico. Pero el experimento del Observatorio Multidisciplinario a la Deriva para el Estudio del Clima Ártico (MOSAiC) tuvo que ser interrumpido en abril: el relevo de 100 científicos falló debido a las restricciones de viaje impuestas para frenar la pandemia de COVID-19.

El problema se resolvió tres semanas después: los dos barcos de investigación Sonne y Maria S. Merian llevaron al equipo de relevo desde Bremerhaven, en Alemania, hasta Svalbard, en Noruega, luego de que los científicos pasaran dos semanas en cuarentena, para descartar una infección.

"Situación insostenible"

Sin embargo, lo que funciona relativamente sin fricciones para un proyecto excepcional como la investigación del Ártico no puede aplicarse a todo el sector marítimo. La Asociación de Armadores Alemanes (VDR) ya se quejó de la precaria situación de los marineros con motivo del "Día Internacional de la Gente de Mar", el pasado 25 de junio.

"Es una situación insostenible que los cambios de tripulación sigan sin permitirse en una medida ni remotamente cercana a lo suficiente", se queja Alfred Hartmann, armador de Leer, en Frisia Oriental, y presidente de la VDR. La asociación estima que, a fines de junio, unos 200.000 marineros esperaban ser reemplazados a bordo.

​​​​​​​El buque de investigación "Polarstern" durante su deriva en el hielo, interrumpida por la crisis del coronavirus.Imagen: picture-alliance/dpa/S. Graupner/Alfrd-Wegener-Institut

“Más apremiante que nunca”

La situación se ha aliviado levemente en las últimas semanas, dice a DW Maya Schwiegershausen-Güth, responsable de la industria marítima en el sindicato alemán Verdi. Pero "aunque la cifra de varados se ha reducido, el tema es más apremiante que nunca".

Según las estimaciones de la Organización Marítima Internacional (OMI), subordinada a la ONU, y las encuestas de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), "entre 120.000 y 150.000 marineros esperan aún hoy poder dejar sus puestos de trabajo y regresar a sus hogares", precisa Schwiegershausen-Güth. Y recuerda que "un número similar de marineros aguardan en casa para volver a trabajar a bordo".

Carrusel que no gira

La crisis del coronavirus ha frenado un complicado carrusel de personal que ha girado sin parar durante años: más de 1,2 millones de marineros trabajan en alrededor de 55.000 barcos mercantes en todo el mundo, y alrededor de 200.000 de ellos son reemplazados cada mes por nuevas tripulaciones.

Pero ahora, con los nuevos controles instaurados contra la pandemia, se deben observar regulaciones de cuarentena localmente diferentes. Y las regulaciones de visado cambian constantemente. Además, a menudo no hay posibilidades de viajar en avión.

Económicamente problemático

Los cambios de tripulación son posibles cada vez en más y más puertos, pero el problema está lejos de resolverse. "No nos dejemos engañar", pidió Hartmann, el presidente de la VDR alemana en el "Día de la Gente de Mar". Los relevos exitosos de tripulaciones son "la excepción, lejos de la regla", aseguró.

El armador también señaló los problemas económicos causados ​​por las dificultades para relevar tripulaciones: "Si la situación no cambia, las cadenas logísticas se romperán porque los barcos no podrán continuar", insistió. "Así que los suministros también están en riesgo para todos nosotros". De hecho, alrededor del 90 por ciento de los bienes comercializados en todo el mundo se transportan por mar.

Este barco de contenedores aún puede descargar en Zeebrugge, Bélgica, pero su tripulación no puede desembarcar.Imagen: picture-alliance/imageBROKER

Ayuda privada y llamado papal

El tiempo se alarga cada vez más para la gente atrapada en sus barcos y las tensiones interpersonales aumentan a bordo. Nada extraño entre tantas personas cada vez más frustradas, encerradas en un espacio relativamente pequeño.

Y rara vez hay ayuda tangible para los afectados. A lo sumo, reciben consuelo y aliento por la parte privada. En los puertos, organizaciones de marineros, iglesias o particulares se ocupan de los varados.

Además, el papa Francisco, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, la Comisión Europea y la OMI han hecho campaña por la gente de mar en las últimas semanas.

A cuentagotas

Como sea, ya se observan pequeños éxitos. Maya Schwiegershausen-Güth menciona un ejemplo: "En el sector de cruceros, pudimos asegurarnos de que, al menos en Alemania y para la flota TUI, los salarios básicos se sigan pagando".

Sin embargo, la situación a bordo es a menudo insoportable, especialmente para la gente, “que tiene que prorrogar sus contratos por segunda o tercera vez porque no logran bajar a tierra. El estrés y la presión psicológica está aumentando. Recientemente, hemos tenido cada vez más frecuentes reportes de suicidios -algo que no sorprende en una industria donde, según un estudio de la OCDE de 2019, existe una gran situación de sobrecarga y alto riesgo de suicidio ".

Llamado de auxilio a los políticos

El tema legal es también complicado para la gente de mar: no hay solo alemanes trabajando en barcos alemanes, por ejemplo. Además de los miembros de la tripulación con pasaporte alemán, hay colegas de muchos países, a menudo de Asia. Además, los barcos alemanes suelen navegar bajo diferentes banderas: muchas son de países de la Unión Europea (alrededor de un 43 por ciento); pero también de otros llamados Estados bandera de África o el Caribe, en los que la operación del barco está menos estrictamente regulada y es mucho más barata.

Esto también es un problema para los representantes de los empleados del sindicato Verdi. Maya Schwiegershausen-Güth suele sentirse abandonada a su suerte frente Estados como Panamá, Islas Marshall o Malta. "Rara vez asumen su responsabilidad y defienden a los tripulantes de los barcos de sus registros".

Así que la sindicalista Schwiegershausen-Güth, desea sobre todo que los políticos de su país se hagan cargo de los marineros encerrados a bordo. La política alemana debe "convencer, a los Estados nacionales que se niegan, para que levanten las restricciones de viaje a los marineros, o para que tomen todas las medidas necesarias para garantizar que el relevo seguro de la tripulación sea nuevamente posible".

(rml/ers)

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