"Matilda", película sobre amorío del zar genera tensiones
Juri Rescheto
23 de octubre de 2017
Poco antes del estreno de "Matilda", una cinta sobre el amorío del zar ruso Nicolás II con una bailarina polaca, radicales y defensores de la Iglesia ortodoxa han generado un clima de tensión y violencia.
Michalina Olszanska, actriz polaca y protagonista de "Matilda". Imagen: picture alliance/AP Photo/Rock Films Studio
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Nada indicaba que este lunes 23 de octubre se iba a llevar a cabo el estreno de "Matilda", en el famoso Teatro Mariinski. Pocos sabían que la proyección tenía lugar, casi en secreto, al lado del teatro de danza moderna de Estonia, otra de las salas del Mariinski. Matilde es una película histórica, clásica, y controvertida. La figura central de la película da nombre a la cinta del director ruso Alexei Uchitel.
Matilda Kshesinskaya fue una bella bailarina polaca que cautivó al zar ruso Nicolás II, quien por ella casi pierde el trono. Pero él regresó a los brazos de su menos atractiva princesa alemana Alix von Hesse-Darmstadt. El trono fue asegurado, pero no por mucho tiempo. Hasta aquí el pomposo rodaje al estilo de Holywood.
Pero para la estatal Iglesia ortodoxa rusa el relato cinematográfico es una "monstruosidad” que combate desde hace meses por todos los medios. Sus militantes han combatido el rodaje con odio y violencia. El miedo ha cundido tanto, que varios cinemas se han negado a mostrar la película. El protagonista, el alemán Lars Eidinger, canceló incluso su viaje a Rusia, por temor. También él ha sido difamado en Rusia.
Natalia gegen Matilda
Detrás de la campaña de odio está la diputada Natalia Poklonskaya, antigua fiscal en la península de Crimea. Su acusación: el zar, que fue asesinado en la vida real, durante los avatares de la revolución de octubre de 1917 por los bolcheviques y a quien la Iglesia ortodoxa rusa canonizó, estaría siendo retratado en la película de forma "indigna". Se habla de "violación de los sentimientos religiosos", un delito en Rusia. Acusaciones que la diputada ha hecho sin ver la cinta.
Poklonskaya hizo todo lo posible para impedir o hacer censurar la película: recolectó firmas, entabló una demanda ante una fiscalía y contrató a varios grupos de supuestos expertos. En vano: la película puede ser exhibida. Eso decidió la Duma tras una proyección en privado.
Alexei Uchitel, director de MatildaImagen: Reuters/S. Karpukhin
Odio y violencia sin freno
Pero ya era demasiado tarde: el odio por motivos religiosos ya se había extendido. Las autoridades callaron por mucho tiempo. Durante demasiado tiempo fueron ignoradas las amenazas del siniestro grupo "Santa Rusia - país cristiano" y de la diputada Poklonskaya.
Cuando conocí a los partidarios de este grupo en Lipezk en febrero pasado, reiteraron su amenaza de prenderle fuego a los cines que quisieran mostrar a Matilda.
El 4 de septiembre, pocos días antes del pre-estreno en Ekaterinburg en los Urales, un minibús se estrelló contra el cine en el que se proyectaría la película. El cine fue reducido a cenizas por el incendio provocado. El culpable confesó que quería protestar contra el filme.
En la noche del 11 al 12 de septiembre, fue quemado el automóvil del abogado del director de la cinta. Tres sospechosos fueron arrestados, entre ellos, un miembro de los extremistas religiosos de "Santa Rusia". Tampoco una solicitud personal del director Alexei Utchitel al presidente ruso Vladimir Putin logró parar la violencia. Aún así, la presentación de la película no la podrán parar.
Juri Rescheto (JOV/CP)
El aplauso final para el payaso Popov
Oleg Popv murió mientras realizaba una gira por su patria. Tras una presentación en el sur de Rusia, este payaso que fascinó a su público por más de 60 años se quedó dormido en un sillón y ya no volvió a despertar.
Imagen: picture alliance / Photoagency Interpress
El circo pierde a su poeta
La boina a cuadros fue su sello distintivo hasta el final. Oleg Popov era considerado el mejor payaso del mundo. Se lo llegó a llamar el "Chaplin ruso" o simplemente el "poeta del circo".Murió en su país natal, Rusia, a la edad de 86 años y será enterrado en su patria de adopción, Alemania.
Imagen: picture alliance / Photoagency Interpress
Talentos múltiples
Oleg Konstantinovitch Popov, nacido el 31 de julio de 1930, entró con 14 años a la escuela circense de Moscú, donde aprendió malabarismo, equilibrismo y acrobacia. Posteriormente utilizó su talento para impresionar al público con artísticos números bufonescos en el trapecio y la cuerda floja. Le gustaba hacer malabarismo aunque no llevara disfraz. (Foto de 1980, en el mercado de Múnich)
Imagen: imago/WEREK
Lazos con Alemania
En 1955, Popov fue contratado por el Circo Estatal de Moscú. En 1959 se presentó con él, por primera vez, en la República Federal de Alemania. Le siguieron muchas presentaciones más en este país. Desde 1991, el mejor payaso del mundo vivía en la localidad de Egloffstein, en Franconia, Alemania.
Imagen: imago/WEREK
La familia
En sus actuaciones, Popov también parodiaba a miembros del Partido Comunista. Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética en 1991 dejó su patria. Se casó con una alemana 30 años menor. La foto lo muestra en 2009 con su mujer, Gabriela, y el scotch terrier Tschuda, antes de una función del circo estatal ruso en Düsseldorf.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Ossinger
El perro imprescindible
Para Popov, la compañía de un perro era fundamental. En 1971 se presentó con el Circo de Moscú en la arena de Wembley. Dedido a las estrictas disposiciones británicas de cuarentena, no había podido llevar a su terrier a Londres y necesitaba un perro inteligente para su primer acto. Entre 40 perros, escogió a Gemma (en la foto) para compartir el escenario.
Imagen: imago/ZUMA/Keystone
El "payaso del sol"
"Un payaso debe ser ante todo buena persona, simpático y optimista", dijo una vez Oleg Popov. Y justamente esas cualidades eran las que reflejaba en los delicados números, graciosos y profundos, con los que fascinó a generaciones. En uno de los más conocidos, trataba de atrapar los rayos de sol en una cesta. Este fue uno de los números que le valió el apodo de "poeta del circo" o "payaso del sol".
Imagen: picture alliance / Photoagency Interpress
Inconfundible
Al comienzo, Popov apenas se maquillaba. Una raya de delineador negro bajo los ojos, la peluca amarilla bajo su gorra y una nariz roja le bastaban. Más adelante usó también la clásica nariz de cartón y se pintó la cara de un color pálido.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Ossinger
Mimo circense
Oleg Popov no era el típico payaso que hace tonterías. Con su talento para la pantomina y la acrobacia, creó un nuevo tipo de payaso. No necesitaba muchas palabras. La mímica y los gestos del "poeta del circo" eran entendidos en todo el mundo.
Imagen: picture alliance / Photoagency Interpress
Adiós a Oleg Popov
Para muchos, Popov fue el último gran payaso. Con él llega a su fin una era. Tras haber fascinado al público por más de 60 años, murió durante una gira por Rusia. (Autora: G.Reucher)