Mayoría latinoamericana en la ONU respalda a Guaidó
26 de enero de 2019
América Latina, con pocas excepciones, expresó en el Consejo de Seguridad un amplio respaldo a la Asamblea Nacional venezolana, y al autoproclamado presidente (e) Juan Guaidó, y su rechazo al presidente Nicolás Maduro.
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Más allá del apoyo mostrado por Perú y República Dominicana -miembros no permanentes del Consejo de Seguridad- a la legitimidad de Guaidó, países como Colombia, Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Panamá o Costa Rica participaron en el encuentro para insistir en su rechazo a la "dictadura" de Maduro. Frente a ellos, Bolivia, Nicaragua y Cuba también estuvieron presentes para tomar la palabra en apoyo de Maduro. Mientras tanto, México y Uruguay han optado por una tercera vía de diálogo que han expuesto en el máximo órgano de Naciones Unidas.
"Colombia solicitó el uso de la palabra en esta sesión para acompañar el justo clamor del pueblo venezolano y expresar nuestro firme y decidido apoyo al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y a las competencias y facultades legislativas de la Asamblea Nacional", dijo el ministro de Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo.
Asimismo, Trujillo pidió a la comunidad internacional "el respaldo al proceso de fin de la usurpación, una transición y la convocatoria de elecciones libres, transparentes y rodeadas de todas las garantías, liderado por el presidente encargado Juan Guaidó", una petición a la que se sumaron los países del bloque anti-Maduro.
Nicaragua y Cuba detrás de Venezuela
Frente a este grupo, el embajador de Nicaragua, Paul Oquist Kelly, reafirmó su solidaridad con el Gobierno venezolano y la "legitimidad del presidente elegido Nicolás Maduro Moros". El representante nicaragüense opinó que la situación "en Venezuela no representa de forma alguna una amenaza a la paz y seguridad internacionales, por lo que, demandamos y exigimos que se respete las decisiones soberanas del pueblo venezolano".
La diplomática de Cuba, Anayansi Rodríguez, acusó por su parte al Gobierno de Estados Unidos de pretender "utilizar al Consejo de Seguridad para legitimar la campaña internacional contra el Gobierno constitucional presidido por Maduro", e hizo hincapié en que "la principal amenaza a la paz y a la seguridad en América Latina y el Caribe es el hostigamiento de Estados Unidos".
¿Los potenciales mediadores?
Frente a ellos, México y Uruguay insistieron en una tercera vía de diálogo, a la que se unió posteriormente El Salvador. "Existen avenidas para el diálogo y la conciliación que privilegian el respeto a los derechos humanos que deben ser agotadas (...) El pueblo venezolano debe ser quien elija su propio rumbo sin injerencias", declaró el embajador mexicano, Juan José Gómez Camacho, un llamado que secundó Uruguay, que también rechazó que la crisis venezolana sea tratada en el Consejo de Seguridad de la ONU. En este sentido, Gómez acentuó que "los gobiernos de México y Uruguay hemos propuesto un nuevo proceso de negociación incluyente y creíble".
En respuesta a esta propuesta, Brasil mostró su "firme oposición a cualquier tipo de diálogo, en cualquier formato, con Nicolás Maduro y sus cómplices", porque, según su representante en la ONU, Mauro Vieira, para Maduro un diálogo es únicamente "otra oportunidad para comprar tiempo y continuar su campaña de opresión".
Las diferencias entre los países latinoamericanos es también un reflejo de la división en la comunidad internacional, entre los países que apoyan a Guaidó, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, que ha exigido que se anuncien elecciones en ocho días, y quienes respaldan a Maduro, con Rusia y China, como principales baluartes.
jov (efe, unnews)
El Páramo de Berlín: la montaña de la muerte para los migrantes venezolanos
Pocos comprenden aún las dimensiones del éxodo venezolano. "Su desolación es tal que primero tenemos que regresarles la dignidad", dice a DW Patricia de Puyana, de la ONG Entre dos Tierras, que asiste a los caminantes.
Imagen: Patrícia de Puyana
Frailejones, cardos y romero
El Páramo de Berlín, un paisaje que los colombianos visitan para descansar, acampar, avistar animales silvestres y observar el firmamento en las noches despejadas, pero que los venezolanos cruzan apurados evitando la noche con sus gélidas temperaturas. Una habitante de la zona cuenta que el nombre de Berlín se debe a un ingeniero alemán que comparaba el frío de allí con el de la capital alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/El Tiempo
Páramo de Berlín: fuente de vida, peligro de muerte
El Parámo de Berlín, forma parte de un sistema de siete Parques Naturales, fuentes del agua que provee a más de 30 municipios en faldas y valles de los dos departamentos que en Colombia llevan el nombre de Santander. El Páramo de Berlín está entre 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar, entre Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y Bucaramanga, en la ruta hacia Bogotá.
Cúcuta, el inicio del recorrido por Colombia
En esta ciudad fronteriza comienza el recorrido para la mayoría de venezolanos. Los que no tienen dinero para un tiquete de bus, guardan sus ahorros y toman la vía esperando llegar a Bogotá, Quito, Lima o Santiago de Chile, a pie. Pero primero tienen que salvar el primer gran obstáculo: el Páramo de Berlín, entre Cúcuta y Bucaramanga. 195 kilómetros de marcha, entre el desconsuelo y la esperanza.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta
Una mirada de temor y esperanza
Dos migrantes venezolanos, asistidos por la Fundación Entre dos Tierras, con sede en Bucaramanga. Ellos tuvieron suerte de encontrar en el camino a voluntarios que los proveen de ropa contra el frío. Muchos van solo con vestuario para climas cálidos y se sorprenden de saber que el frío puede matar. Unos 17 caminantes habrían muerto, reporta una líder de la comunidad venezolana en Tunja.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta del frío
Unos cuentan con suerte de recibir zapatillas para seguir el camino, mientras otros ven frustrado su camino porque las ampollas les impiden continuar. La ONG Entre dos Tierras busca coordinar la ayuda espontánea de lugareños y viajeros, para que no sea solo puntual sino permamente. El sueño de Patricia de Puyana es construir un albergue en Bucaramanga que ofrezca comida y atención médica.
Imagen: Patrícia de Puyana
Caminando y pensando en dónde conseguir un empleo
Los migrantes no siempre tienen un destino fijo. Ellos van de ciudad en ciudad en busca de un trabajo, que difícilmente encuentran. Esto tiene que ver con que ya cientos de miles de sus compatriotas han ocupado las pocas vacantes que el mercado laboral de Colombia ofrece, un país con 9,7% de desempleo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Imagen: Patrícia de Puyana
Entre dos Tierras: “Hay que dignificar esta migración”
Para la Fundación Entre dos Tierras es prioritario "devolverle la dignidad a los migrantes". Patricia de Puyana cuenta que el grado de desolación en que muchos salen de su país y emprenden la travesía es aterrador. "No solo necesitan comida, abrigo y techo, sino también recuperar su dignidad", concluye. "Todos los pensamientos en Venezuela rondaban sobre cómo comer", dice un caminante.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta de la niebla
Migrantes venezolanos cruzan el Páramo de Berlín que durante buena parte del día permanece tras la niebla. La hiportemia y el mal de altura son algo con lo que pocos cuentan. Migración Colombia y delegados de la ONU recorren esta vía para confirmar las muertes reportadas a sus orillas, que no están hechas para peatones. "Después de caminar semanas perdemos la noción del tiempo", dice un migrante.
Imagen: Patrícia de Puyana
Llamado a ayudar
“Colombia y los colombianos tienen que enfrentar esta crisis humanitaria porque quienes la están sufriendo son seres humanos”, independientemente de su nacionalidad o su orientación política. Es el llamado de la Fundación Entre dos Tierras, que insta a hacer mucho más por quienes han tenido que huir del hambre y el futuro truncado en Venezuela. Autor: José Ospina-Valencia (er)