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Mayor persecución migratoria en la frontera sur de México

Aitor Sáez
14 de junio de 2019

El gobierno mexicano reforzó el control migratorio en su frontera con Guatemala. Sin embargo, la Guardia Nacional todavía no se ha desplegado y sus funciones las realizan el Ejército y la Policía Federal. DW estuvo allí.

Muchos migrantes viven en condiciones de hacinamiento en la frontera sur de México, esperando lograr una visa transitoria.
Muchos migrantes viven en condiciones de hacinamiento en la frontera sur de México, esperando lograr una visa transitoria.Imagen: Reuters/C. Jasso

En Tenosique (Tabasco) se cuadruplicaron las detenciones desde marzo a la fecha, lo que ha desbordado la estación migratoria, donde los migrantes internos se hacinan en pésimas condiciones, según ACNUR. Pese al recrudecimiento, sigue aumentando el número de ingresos por Tenosique, una ruta alternativa a Tapachula, para sortear a las autoridades. Un reportaje desde la frontera sur de México.

"¿Falta mucho?”, pregunta uno de los niños a su madre. "Ya llegamos”, le responde Vivian, desde hace varias horas. Han caminado más de 60 kilómetros desde la frontera de México con Guatemala para llegar a Tenosique, la primera ciudad en territorio mexicano. "Llevamos desde la madrugada caminando, casi un día. No hemos comido ni bebido agua”, asegura exhausta la mujer guatemalteca a DW. Su hijo menor tiene cuatro años. Viaja junto a otras compatriotas y cuatro niños. El grupo se sienta en el arcén de la carretera cada vez con mayor frecuencia. El abrasante sol aploma sobre sus cabezas, que ya no saben con qué más cubrir.

Faltan apenas cinco kilómetros para llegar a la urbe, una suerte de salvación donde escabullirse de las autoridades. Hacen un último descanso, cuando entonces aparecen funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM), acompañados de dos patrullas de la Policía Federal y del Ejército, que los escoltan en caso de requerir el uso de la fuerza. No será el caso. El grupo de guatemaltecas sube sin rechistar a la perrera, como los migrantes conocen la camioneta de los efectivos migratorios.

Sin despliegue de la Guardia Nacional

Cuando el sábado pasado (8.06.2019) el Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, anunció el acuerdo con Estados Unidos para reforzar el control fronterizo, de hecho, esa intensificación de la presencia de fuerza pública ya se venía aumentando desde abril.

No obstante, todavía es confuso el compromiso de desplegar a 6.000 efectivos de la Guardia Nacional. Durante esta semana, Ebrard ha anunciado hasta en dos ocasiones el inicio de sus tareas en la frontera sur, sin embargo, éste es un cuerpo nuevo cuya primera generación se formará el 30 de junio. De momento, tan sólo patrullan policías federales y militares con indumentaria bajo las siglas ‘GN', pero sin haber terminado su capacitación como tales. Es por ello que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) alertó de que la Guardia iba a ejercer labores migratorias sin una formación basada en el respeto a los derechos humanos.

A Tenosique llegaron hace tres semanas unos 200 agentes de la Policía Federal que se unirán a otros 200 efectivos de la Policía Militar que, desde enero, patrullan como Guardia Nacional pero tan sólo en labores de seguridad y en apoyo al INM. La presencia de efectivos federales en la localidad no tiene precedente y la precipitada decisión les ha obligado a alojarse en hoteles. En el Hacienda Tabasqueña se cruzan cada mañana dichos policiales uniformados con migrantes que aguardan su trámite de visa.

Una madre inmirgante hondureña y sus hijos en Tenosique, Tabasco, México.Imagen: Reuters/C. Jasso

Estación migratoria desbordada y hacinamiento

El reforzamiento fronterizo se ha traducido en un considerable aumento de la persecución contra los indocumentados. "De marzo hasta la fecha se han cuadruplicado las detenciones en el estado de Tabasco, superando las 4.000 el mes pasado”, indica a DW el responsable de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Andrea Righetti, quien añade que "el organismo siempre ha abogado por no detener a población en riesgo como mujeres y menores”.

Esto ha provocado la saturación de la estación migratoria de Tenosique, el centro de detención de migrantes. "Son preocupantes las condiciones, porque si tiene una capacidad de 100 personas y hay 400 dentro, se produce desabastecimiento de alimentos, agua y medicamentos”, señala Righetti sobre el hacinamiento en el recinto. Según cifras del INM facilitadas a DW, apenas hay 75 personas internas y en los cuatro primeros meses del año tan sólo se arrestaron 549 migrantes.

Los celadores prohíben a los migrantes acercarse a los barrotes para hablar con la prensa, pero alcanzan a gritar auxilio para que sus consulados los saquen de ahí. Afuera de uno de los accesos hay en el suelo un par de botellas con orina. En ellas los migrantes deben hacer sus necesidades, y han logrado arrojarlas para que no aumente el hedor. Muchas de las madres abanican con cartones a sus bebés dormidos en el suelo para aliviarlos del asfixiante calor de cuarenta grados durante gran parte de la jornada.

Tenosique, Tabasco: frontera sur de México con Guatemala.Imagen: Reuters/C. Jasso

Un control fronterizo sin efecto

Pese a la presión sobre los migrantes, el número de ingresos sigue aumentando exponencialmente. Se estima un ingreso mensual de unos 4.000 migrantes en lo que va de año, sólo en el estado de Tabasco, donde ya van 2.384 solicitudes de asilo en 2019, mientras que en todo el año anterior se tramitaron 2.070. Es decir, el flujo migratorio, como mínimo, se ha duplicado. Una entrada a cuentagotas, en grupos pequeños y separados, o ‘tráfico hormiga' como lo llaman los lugareños.

La promesa de México al presidente estadounidense Donald Trump de reducir de forma notable los ingresos resultará una tarea titánica. Los casi mil kilómetros de linde entre México y Guatemala constituyen una frontera extremadamente porosa debido a su espesa vegetación selvática. A escasos cincuenta metros de la aduana Dos Bocas, en El Ceibo, se abren varias trochas por donde los migrantes cruzan por unos 100 pesos (cinco dólares) que pagan al coyote para que los guíe en la media hora de camino. "A veces se mete la migra aquí, pero los subimos por otros lados –asegura Miguel, uno de los vecinos que se ganan un dinero extra con esos paseos–. Aquí hay mucho monte para pasar a los mojados”, como se refieren a los migrantes con un apodo surgido en la frontera norte por donde antaño nadaban el Río Bravo para alcanzar Estados Unidos.

Los recientes esfuerzos del gobierno de AMLO tampoco han calmado el creciente rechazo entre los mexicanos hacia los migrantes. Seis de cada diez consideran que se debería impedir el ingreso de los indocumentados, diez puntos más que en octubre cuando la gran caravana migrante, según una encuesta del diario El Universal. Además, un 44% de los mexicanos consideran que deberían deportarlos de inmediato una vez detenidos.

Ese malestar se acentúa en las localidades fronterizas como Tenosique. Así lo manifiesta a DW su alcalde, Raúl Gutiérrez: "Desafortunadamente aquí hay una situación de choque de culturas (...) Lo que queremos es regularizar su estatus migratorio, pero la manera que ellos tienen de legalizar su estancia es mediante denuncias en la Fiscalía para así lograr estatus de víctima”, afirma.

Tenosique, peligrosa alternativa de ruta

Uno de los pocos espacios de sosiego que pueden encontrar los migrantes es ‘La 72', el único albergue en la ciudad, más concurrido que de costumbre estas semanas con hasta 400 personas debido al incremento del flujo migratorio por este punto. "Cuando se produce un cierre de fronteras, los migrantes suelen buscar rutas clandestinas, por caminos donde se exponen a mayor peligro”, asegura a DW el encargado, Ramón Márquez. Pese a afrontar un riesgo mayor que por Tapachula, la mayoría de los migrantes optan por este paso para sortear a las autoridades. Tenosique se ha vuelto así una alternativa ante el recrudecimiento de la política migratoria del gobierno de López Obrador desde abril. Buena muestra de ello es la reciente presencia inusual de cubanos y haitianos.

Guardia Nacional de México. (Archivo).Imagen: Imago Images/Agencia EFE

"Golpes, traumas, lesiones físicas y también violencia sexual en la ruta. Todo esto por el aumento del peligro para ellos debido al aumento de la fuerza pública”, explica a DW la responsable médica de la ONG Médicos Sin Fronteras en esa zona, Perla Gómez, sobre el incremento de la violencia contra los migrantes que, en un 99% de los casos, quedan en la impunidad, según datos de la Fiscalía.

El albergue La 72 se ubica a pocos metros de las vías ferroviarias. Los migrantes salen corriendo en desbandada en cuanto dan el aviso de que pasará un tren de mercancías. Suele ser en la noche y a menudo lo abordan en marcha. Un tren al que no podrá subirse en esta ocasión Vivian y su hijo de cuatro años, junto al resto del grupo de mujeres guatemaltecas con sus hijos. Mientras, buscarán un pedazo de suelo libre donde poderse recostarse durante algunas horas en la estación migratoria. Allí aguardarán a tramitar una visa transitoria, que apenas les permitirá moverse unos meses en el sur de México, o bien esperarán su deportación. Seguramente escogerán volver a su país y así poder intentar de nuevo culminar un camino cada vez más obstaculizado. Una huida que cada vez se trunca antes.

(cp)

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