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"Me invitaron a trabajar de niñera y terminé de prostituta”

José Ospina-Valencia
30 de julio de 2016

Aquellos que son objeto del tráfico de personas suelen ser obligados a trabajar 16 horas diarias o más en casas de familia, construcciones o burdeles. Víctimas aparentemente invisibles, aunque vivan en el vecindario.

Imagen: picture-alliance/dpa

"Me invitaron a trabajar en Italia como niñera y terminé obligada a prostituirme”, cuenta la nigeriana Joy K. a DW y prosigue: “La señora (también nigeriana) me quitó el pasaporte y dijo que debía pagarle 45 mil euros por el viaje”.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “en el mundo hay más de 21 millones de personas que viven en la esclavitud”. En casas de familia, barcos de pesca u obras de construcción. La Agencia de Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen (UNODC), con sede en Viena, sostiene que ”aunque las cifras reales son muy grandes, en las estadísticas nacionales solo aparecen unos pocos casos”. La tendencia en Europa Occidental “es la trata de personas con fines de explotación sexual. En África y Asia, por su lado, la trata tiene fines de trabajo forzoso u otras formas de explotación", dice a DW Fabricio Sarrica, de UNODC.

Desde la adopción de la Convención de Palermo sobre la Lucha contra la Delincuencia Organizada Transnacional en 2000, la trata de personas se define en el derecho internacional como "el reclutamiento, la oferta, la mediación o la acogida de niños, mujeres u hombres a través del engaño, la amenaza o el acoso con fines de explotación”.

Yoani Sanchez - Trata de personas: víctimas silenciadas

26:03

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El infierno en los “paraísos del bienestar”

En 2014 “se registraron en Alemania 392 casos de trata con fines de explotación sexual y sólo 11 casos de trata con fines laborales”, dice Helga Gayer, subdirectora del departamento sobre tráfico de personas de la Agencia Alemania de Criminalidad (BKA), en Wiesbaden. El número de casos registrados de prostitución forzada es extremadamente bajo, si se tiene en cuenta que en Alemania habría entre 150. 000 y 200. 000 prostitutas.

La monja Lea Ackermann, de la ONG “Solidaridad con Mujeres en Peligro” (SOLWODI), que trabaja contra la trata de personas y la prostitución forzada, contactó, por primera vez en 2015, a 1.700 nuevas víctimas. Muchas de las mujeres afectadas provienen de los Balcanes, Rumanía, Bulgaria, Albania y Nigeria.

“El criminal es el cliente

Según las leyes germanas, los propietarios de los prostíbulos no cometen ningún delito, si “solo” alquilan las habitaciones. "Con la nueva legislación, que rige desde 2002, la prostitución en Alemania es considerada una profesión como cualquier otra. “Wellness paradise” es una de las formas en que se describen algunos burdeles; pero, para las mujeres, esos “paraísos” son a menudo el “infierno”.

La nueva legislación solo estipula que el cliente que contrata los servicios sexuales de una persona, a sabiendas de que ésta es obligada a practicar la prostitución, puede ser condenado hasta a cinco años de cárcel.

La nueva ley pretende una mejor protección de las víctimas. "Las personas en situaciones vulnerables son las más propensas a convertirse en víctimas de la trata y la explotación”, enfatiza la hermana Lea Ackermann, de SOLWODI y teme que los casos de trata entre migrantes y solicitantes de asilo puedan crecer. Una cuarta parte de las 1.700 mujeres identificadas por SOLWODI en 2015 no cuenta con permiso de residencia. Por ello, SOLWODI exige mejores perspectivas de asilo y residencia para estas mujeres en Alemania.

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