El cineasta hizo una reflexión sobre el papel de las paredes medianeras maestras, el lado "feo" de los edificios en una ciudad como Buenos Aires, una urbe que, según Taretto, crece desproporcionadamente y sin estilo. Una ciudad que vive en el caos, improvisada, contradictoria y hostil es el escenario de los encuentros y desencuentros de Mariana y Martín, dos solitarios vecinos de la metrópoli de tres millones de habitantes que viven en edificios opuestos.

El primer largometraje del realizador argentino, proyectado en la sección Panorama Especial, retoma sus reflexiones de adolescente cuando con su primera cámara comenzó a tomar fotografías de edificios y se preguntó cómo influye la gente en la arquitectura y viceversa. “El espacio siempre ha ocupado un lugar esencial en lo que me gusta contar”, afirmó Gustavo Taretto (Buenos Aires 1965) ante periodistas después del estreno.

Soledad urbana

La cinta, que marca el debut de la actriz española Pilar López de Ayala (Madrid 1978) en el cine argentino en el papel de Mariana, narra la historia de dos jóvenes que pese a que viven uno frente al otro y constantemente sus caminos se cruzan, ninguno de los dos se percata de la existencia del otro. López de Ayala no escatimó en elogios al director que dijo: “deja a sus actores en libertad para actuar y sabe escuchar”. "Las aportaciones de Pilar fueron las relaciones con los maniquíes", explicó el director. La protagonista, una arquitecta que se ha separado de su pareja después de cuatro años de relación, trabaja decorando escaparates con la ayuda de maniquíes que a veces se convierten en objetos sexuales.

Martín, (Javier Drolas) es un diseñador de páginas web que se la pasa encerrado en su vivienda de una habitación. Su mundo es virtual y en él satisface todas sus necesidades, pero poco a poco va superando sus fobias y con ello el aislamiento en el que se ha recluído desde que su novia lo abandonó para irse a vivir a Estados Unidos dejándole a su perra. “La vida moderna nos ha puesto en una carrera loca en la que el Internet facilita el encierro”, explica Taretto.

Urbanización improvisada

Después de vivir en una urbe como París, que para Taretto parece “como si hubiera sido hecha por una misma persona”, volver a Buenos Aires provocó al cineasta un shock. “Los porteños tenemos necesidad de construir y destruír, como los políticos”, relata y añade que adonde se mueve el dinero se mueve el progreso y eso provoca que grandes zonas queden olvidadas.

Taretto, que proviene del mundo de la publicidad, dirigió en el 2005 un cortometraje también llamado “Medianeras”, ganador de 40 premios internacionales. “Después de aquel corto los bonaerenses se dirigían a mí para informarme como si fuera el responsable de la recopilación de los desastres de la ciudad”, cuenta, y reconoce que para vivir en Buenos Aires uno tiene que tener un plan B, un plan C, y un plan D. Eso me gusta porque es el absurdo. Así es la vida, inquietante y angustiosa y la tragedia se explica mejor con el absurdo”, concluyó.

Autora: Eva Usi

Editora: Emilia Rojas