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¿Le falta entrenamiento a nuestro sistema inmunitario?

Hannah Fuchs
13 de agosto de 2021

La gripe brilló por su ausencia el último invierno. Las mascarillas y otras medidas contra el coronavirus contribuyeron a ello. Pero ¿es bueno evitar el contacto de nuestro sistema inmunitario con los virus y bacterias?

Un hombre estornudando.
Imagen: picture-alliance/dpa/PA/Jordan

El invierno suele ser temporada de gripe. Pero este último invierno boreal casi no se registraron casos. Y no es de extrañar. A fin de cuentas, los virus de la influenza se transmiten a través de aerosoles y las mascarillas, la distancia social y la regular desinfección de manos no solo ayudan a protegerse del COVID-19.

Según el Instituto Robert Koch (RKI), en la temporada 2020/21 no se registró una ola gripal, ni en Alemania ni en otros países europeos. También la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma esa tendencia.

Bajan contagios de otras enfermedades

Otras enfermedades contagiosas fueron igualmente menos frecuentes. Por ejemplo, el RKI reportó que las enfermedades infecciosas registraron una disminución del 35 por ciento entre marzo y agosto de 2020 en Alemania. La reducción más pronunciada se produjo en los males ocasionados por patógenos que se propagan por las vías respiratorias. En el caso del sarampión, el retroceso fue del 85 por ciento, y en el de la tos convulsiva, de un 63 por ciento. En parte se redujeron también los contagios de virus que afectan el sistema gastrointestinal. Las enfermedades producidas por rotavirus disminuyeron en un 83 por ciento.

Pero las razones de estas cifras son complejas y específicas para cada agente patógeno. También podría pensarse que menos gente acudió al médico en ese período y, por lo tanto, fueron diagnosticados menos casos.

Igualmente disminuyeron las infecciones intrahospitalarias, lo que el RKI atribuye a que hubo menos intervenciones quirúrgicas, dado que las que no resultaban indispensables se postergaron. Y también se registraron menos casos de enfermedades de transmisión sexual o sanguínea, como VIH, aunque es posible que haya una cifra oculta de casos no detectados o reportados.

Las mascarillas no solo evitan el contacto con el coronavirus, sino también con otros virus y bacterias.Imagen: Indranil Aditya/picture alliance

Más casos de virus respiratorio sincitial

En cambio, en diferentes regiones del mundo enfermaron cada vez más niños con el virus respiratorio sincitial (RSV). Se trata de un virus bastante extendido, que provoca infecciones leves en las vías respiratorias, pero también puede causar enfermedades graves. Es altamente contagioso y se propaga cuando una persona infectada tose o estornuda.

Ya en marzo se registraron numerosos casos de RSV en Australia, y en Nueva Zelanda las cifras aumentan continuamente desde fines de mayo.

También en Francia y Suiza se reportan cada vez más infecciones con RSV en niños.

Equilibrio natural perturbado

La viróloga Sandra Ciesek señaló en marzo, con respecto a los crecientes casos de RSV en Australia, que el equilibrio que normalmente mantenemos con los virus que nos rodean se ha visto "perturbado por la pandemia y las medidas” adoptadas contra el coronavirus. Las restricciones de contacto, el uso de mascarillas y el cierre de escuelas y jardines infantiles condujeron a que los niños se aislaran también de los virus y bacterias con los que generalmente se ven confrontados.

"Eso muestra cómo es la interacción entre los virus y los seres humanos. Y así se ve que, debido a esas condiciones artificiales de restricción de contactos, que también influyen en otras enfermedades virales, se desplaza la frecuencia de las infecciones”, indicó la viróloga. Su pronóstico fue que la temporada de RSV se retrasaría.

¿Sistema inmunitario debilitado?

La perturbación de ese equilibrio es un fenómeno evidente. Pero, tras la pandemia de COVID-19, ¿serán más fuertes las infecciones, debido a que el sistema inmunitario ha tenido menos entrenamiento?

El secretario general de la Sociedad Alemana de Inmunología, Carsten Watzl, dijo a la agencia DPA que esperaba más contagios, pero no necesariamente más severos. "No se puede imaginar al sistema inmunitario como un músculo que se ha debilitado durante el tiempo de pandemia”, indicó. E hizo notar que, pese a las medidas contra el coronavirus, este tuvo suficiente trabajo, por ejemplo debido a que los gérmenes no solo se respiran, sino que también llegan al organismo por otras vías, como la ingesta de alimentos.

En lo que respecta a los coronavirus que causan resfriados y al RSV, probablemente los contraerán más personas que no generaron inmunidad la pasada temporada. "En el caso de esas infecciones, cabe esperar una cantidad mayor que la habitual”, afirmó Watzl.

(er/cp)

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