Según la agencia Bloomberg, Washington planea exigirles a sus aliados de la OTAN que paguen más por la cooperación militar estadounidense. Rebajas están previstas para quienes se alineen con la agenda de la Casa Blanca.
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Las Fuerzas Armadas estadounidenses tienen aproximadamente 170.000 soldados desplegados en 160 países. Durante décadas, los aliados de Washington dieron por sentado su respaldo a la hora de defender sus intereses nacionales, y la Casa Blanca le sacó enorme provecho al estacionamiento de sus uniformados en territorios geopolíticamente estratégicos. Es decir, la relación entre el gigante norteamericano y sus socios alrededor del mundo ha sido simbiótica. Sin embargo, el presidente Donald Trump ha criticado la asimetría de ese vínculo en más de una ocasión y exigido que los amigos de Estados Unidos muestren mayor aprecio por lo que de él reciben aumentando sus respectivas inversiones en la cooperación militar.
El sistema “Cost Plus 50”
Ahora, un reporte de Bloomberg revela cuán serio es el planteamiento de Trump. Según la agencia de noticias, la élite política y militar de Estados Unidos sopesa las ventajas y desventajas de implementar el sistema “Cost Plus 50” en todos los países donde tenga tropas desplegadas. Su objetivo es que las naciones de acogida asuman todos los costos generados por los soldados estadounidenses en sus territorios y paguen un 50 por ciento adicional por el privilegio de contar con su protección; Bloomberg agregó que se prevén rebajas para aquellas que alineen sus agendas de Estado con la de Washington. Ese proyecto ha causado conmoción en el propio Ministerio de Defensa estadounidense. Y, al otro lado del Atlántico, las críticas no se han hecho esperar.
“No es así como funciona la coordinación en materia de seguridad”, arguye Thomas Hitschler, miembro de la Comisión de Defensa del Bundestag en representación del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Hitschler acota que, si el Ejecutivo de Trump aplica el sistema “Cost Plus 50”, las consecuencias podrían ser totalmente opuestas a las esperadas en Washington. La postura de por sí crítica de muchos alemanes de cara a Trump podría propiciar debates prolongados en torno al estacionamiento de soldados estadounidenses en suelo germano y dar pie a protestas multitudinarias, asegura Hitschler. Y Estados Unidos no puede prescindir de ese país comunitario. “Nosotros necesitamos acceso a Europa”, sostiene el militar retirado Ben Hodges.
Hay aliados y aliados
Otrora comandante del Ejército estadounidense en Europa hasta 2017, cuando se jubiló y se radicó en Alemania, Hodges añade que la aplicación del sistema “Cost Plus 50” también podría generar una negativa reacción en cadena en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). “Si Estados Unidos les pasa factura a otros países, éstos pueden pagarle con la misma moneda, haciéndole a Washington exigencias similares”, explica. El escenario resultante no es difícil de imaginar; la trifulca arancelaria en la que Estados Unidos ya se encuentra enfrascado con China y la Unión Europea es un punto de referencia. “Estados Unidos tendría más que perder que los alemanes”, señala Hitschler. Pero, ¿y sus otros socios?
Para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Alemania es el punto de operación más importante de Europa: hasta finales de 2018 tenía 35.000 agentes estacionados en su territorio. Sólo en Japón hay más soldados estadounidenses. En tercer lugar está Corea del Sur y ya ese país accedió parcialmente a elevar su inversión en la cooperación militar bilateral –ocho por ciento más, de 830 millones a 924 millones de dólares– para que Estados Unidos pueda reducir la suya. Hodges justifica ese ajuste de la siguiente manera: “Los uniformados estadounidenses están en Corea del Sur para defender a ese país. Pero las tropas estadounidenses en Alemania, Italia, Grecia o Gran Bretaña velan por la seguridad común”. En otras palabras, hay aliados y aliados.
(erc/jov)
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Proyectos militares fallidos (05.06.2013)
Los fiascos no son inusuales en los proyectos de defensa. El escándalo en torno al “Euro Hawk”, que ha puesto en aprietos al ministro de Defensa alemán, es sólo el último ejemplo.
Imagen: picture-alliance/dpa/A.Schalit
El submarino que no flotaba
En 2013, expertos españoles que trabajaban en la construcción de cuatro submarinos S-80 descubrieron que el sumergible probablemente no podría flotar por problemas de diseño. Al reformular el proyecto, agrandaron la máquina, que pasó a ser un S-80 Plus. Em 2018 se descubrió que el problema ahora es que el submarino será tan grande que no entrará en su base, que deberá ser agrandada.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Pfeiffer
Más velocidad, más eficacia
Alcanzar la mayor eficacia suele ser el cometido de los grandes proyectos de defensa, también en Alemania. Pero el caso del dron “Euro Hawk” no es el primero que termina en un fiasco. Muchos proyectos han resultado demasiado caros, o simplemente no han funcionado. Aquí recopilamos algunos ejemplos, desde el de un submarino no apto para agua salada, hasta el de un avión propenso a estrellarse.
Imagen: Reuters
Tanque en miniatura
El tanque HS 30 inició una serie de proyectos de defensa fallidos. A mediados de la década del 50 , el entonces ministro germano de Defensa Franz Josef Strauss encargó varios miles, después de haber visto solo un modelo de madera. Pero los vehículos resultaron demasiado estrechos y sus cadenas demasiado débiles. Además, el sistema de refrigeración era inadecuado.
Imagen: Bundesarchiv, B 145 Bild-F027418-0012 / Berretty / CC-BY-SA
Starfighter: misión suicida
El siguiente fiasco tuvo consecuencias más graves. En 1958, Strauss equipó a la Fuerza Aérea alemana con naves F-104 Starfighter, de Lockheed. De 916 aviones, 269 se accidentaron. Hasta 1984 murieron en total 116 pilotos de estos Starfighter, que llegaron a ser conocidos como “productores de viudas”. En una auditoria se acusó a Strauss de haber dilapidado miles de millones de marcos alemanes.
Imagen: picture-alliance/dpa
Submarino alérgico al agua salada
Los primeros submarinos alemanes de postguerra, del tipo 201, eran supuestamente los más modernos de su clase. Pero poco después de entrar en servicio se detectaron fisuras en sus paredes exteriores: el acero no era resistente al agua de mar. El problema se superó con la próxima generación de submarinos, del tipo 205. Afortunadamente, éstos podían sumergirse sin correr riesgo de disolverse.
La serie de contratiempos de las Fuerzas Navales alemanas continuó con el buque de combate “Korvette 130”, que todavía no está completamente operativo. Desde su estreno, en 2008, ha deparado varias sorpresas ingratas: tornillos sueltos y armamento inapropiado fueron solo algunos de los múltiples problemas. Se espera que los trabajos para corregir esos defectos terminen en 2014.
Imagen: picture-alliance/dpa
El costoso Eurofighter
En 2003, el entonces canciller Gerhard Schröder se subió orgulloso a la cabina de un Eurofighter, el hasta entonces más costoso proyecto del ejército y la aviación. Pero un jet de combate se estrelló en un vuelo de prueba. Falló el mecanismo de dirección. En 2010 los sistemas de eyección de los asientos. Finalmente, el costo por jet se elevó de 50 a 90 millones de euros.
Imagen: picture-alliance/dpa
El tigre sin dientes
El helicóptero de combate “Tigre” también entró en funciones más tarde de lo previsto y su costo fue mayor que el inicialmente calculado. Oficiales del ejército dijeron que no era apropiado para el combate en Afganistán, porque su armamento no era suficiente para defender de ataques a soldados en tierra. Ahora ya no se lo denomina oficialmente "helicóptero de combate".
Imagen: picture-alliance/dpa
Cuestión de tiempo
También algunos proyectos actuales están causando dificultades. Se prevé que el Airbus A400M reemplace en algunos países europeos a otros aviones de carga más antiguos, como el Transall. El nuevo Airbus debería estar en función desde hace largo tiempo, pero numerosos problemas técnicos han obligado a postergar su entrega. Ahora, Alemania espera recibir la totalidad de sus A400 hasta 2020.