Las regulaciones del mercado del azúcar están vigentes en Europa desde hace 36 años para garantizar las cuotas de producción y los precios en el mercado intraeuropeo. Una tonelada de azúcar cuesta en la UE 631,90 euros, es decir, tres veces más que el precio determinado por el mercado mundial, principalmente por Brasil, como mayor productor del mundo. El comisario Fischler pretende acabar con el último bastión de la política agraria de subvenciones con la que la Unión Europea (UE) apoya la producción interna.

Subvenciones caras para hinchar los precios

El Tribunal de Cuentas de la UE advirtió de la necesidad de esta medida, que cuesta anualmente 6.300 millones de euros a las arcas comunitarias. Por otra parte, los países productores en vías de desarrollo protestaron porque sus cuotas de importación en Europa no son suficientes. Muchos de los países productores del área del Caribe, el Pacífico y África se aprovechan sin embargo de los descuentos y subvenciones que la Unión aplica a 1,3 millones de toneladas anualmente. Estas subvenciones también se destinan a la exportación de azúcar producido en la UE al extranjero.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) acusó a la UE de influir en el precio determinado por el mercado mundial. De ahí la decisión de Fischler de acabar con las subvenciones. "La liberación del mercado del azúcar no sólo conduciría al cese de la producción en la UE. Conllevaría inconvenientes para los países productores débiles, frente a otros grandes como Brasil." aclaró Fischler. El comisario espera reducir la producción comunitaria a partir de ahora y bajar el precio en un 33%. Fischler propuso además otras medidas como contrapartida para amortiguar la influencia en el mercado. Éstas se realizarán en forma de pagos compensatorios a los productores y programas de ayuda para las importaciones provenientes de países en vías de desarrollo. A pesar de estas ayudas, el más beneficiado será Brasil, que podría producir a un precio sin competencia, e invadir el mercado con una mayor producción de azúcar.

Fin de la gallina de los huevos de oro

"Esta reforma corresponde únicamente a la dolorosa verdad de la producción de azúcar en Europa. El precio artificial del azúcar no es soportable, tanto desde el punto de vista económico, como desde la política de desarrollo", añadió Fischler.

Los productores de remolacha azucarera son los grandes perjudicados por la decisión de Fischler. Agricultores, sobre todo de España e Italia, mostraron su descontento con manifestaciones en Bruselas. 50.000 agricultores y 6.000 puestos de trabajo en los grandes consorcios azucareros verán amenazada su fuente de ingresos. Sin embargo, las compañías que usan el azúcar como materia prima para sus productos, como fábricas de bebidas y dulces, serán las más beneficiadas. Si el consumidor lo notará en el precio o no, todavía está por ver.