UE y Mercosur: recorrido y alcance de un acuerdo histórico
6 de diciembre de 2024El largo y pedregoso camino que ha recorrido por un cuarto de siglo la negociación del acuerdo entre los países del Mercosur y la Unión Europea (UE) parece llegar a su fin. Con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcovic, en Montevideo se rubrica el mayor tratado de asociación del mundo. "Tenemos la posibilidad de crear un mercado de 700 millones de personas”, tuiteaba la presidenta Von der Leyen al llegar a la capital del Uruguay, país que ostenta la presidencia temporal del Mercosur y que siempre ha estado a favor de firmar el gran acuerdo de asociación.
Una larga historia
Las idas y venidas han sido muchas y la luz al final del túnel desapareció en un par de ocasiones. La última vez, en la reciente cumbre del G-20, en noviembre, donde se esperaba la conclusión del acuerdo y no se firmó.
Se reunieron por primera vez en junio de 1999. Entre el 2000 y el 2004 negociaron en una primera ronda, suspendida por falta de acuerdo. Entre 2010 y 2013 volvieron a negociar, con avances mínimos. Y entre 2016 y 2019 retomaron la negociación y parecía que se había concluido "en principio”, por lo menos políticamente.
Pero el mundo había cambiado, y en el viejo mandato para negociar no estaba incluido el Acuerdo de París. Las mayores críticas iban en dirección de que el acuerdo con el Mercosur fomentaría la deforestación de la Amazonía por la ampliación de la frontera agrícola en favor de los cultivos de soja, uno de los productos más favorecidos en este acuerdo. El aumento de los incendios forestales en la Amazonía nutrió la oposición, sobre todo del gobierno francés.
Con todo, entre el 2022 y el 2024 la inclusión de un instrumento adicional para comprometerse mutuamente con normas medioambientales y antideforestación, así como el avance de la negociación de los otros pilares del acuerdo -cooperación y diálogo político-, fue abriendo el camino a la esperanza de lograr el mayor mercado común de la historia, con diálogo político, cooperación tecnológica y ambiental, con normas sociales, laborales y fitosanitarias comunes. Y en relación a la transición verde, con acceso a materias primas críticas como níquel, cobre, hierro y titanio.
Motivos para oponerse
No obstante, la oposición de los agricultores franceses e irlandeses, que veían y siguen viendo amenazada su producción por la competencia de productos generados con estándares más bajos en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, logró paralizar varias veces los avances.
El uso de pesticidas prohibidos en el mercado de la UE -que exportan empresas europeas- y la cría de ganado con hormonas no permitidas en el mercado único siguen siendo los argumentos de mayor calado frente al consumidor europeo.
Los subsidios a la agricultura europea son, al otro lado del mar, argumentos en contra: por ejemplo, la leche en polvo que exportaría la UE a Sudamérica está subvencionada en su producción y podría ser un factor de distorsión del mercado.
Pero no todo es oposición: la industria automotriz, la química e incluso el ramo vitivinícola están muy a favor del acuerdo y un amplio grupo de países europeos -entre ellos Alemania y España - lo han impulsado.
A pesar de su complejidad, "se trata de un acuerdo de intercambio de vehículos por carne”, argumentan los mayores detractores del acuerdo, que ven en él la concretización de un mandato de hace 25 años. Y anuncian su oposición, a pesar de que fuentes europeas aseguran que no es el mismo acuerdo que parecía concluido en 2019. A ciencia cierta se sabrá cuando, a mediados de diciembre, se haga público el texto.
El peligro del "split”
Ha sido un largo proceso y ha sido especialmente doloroso el último medio año, explican fuentes europeas que formaron parte de las negociaciones. Por eso hay que tratarlo con mucho cuidado, en cuanto a imponer a los socios sudamericanos estándares unilaterales.
Por otro lado, aunque se ha firmado en Montevideo, el acuerdo aún deberá pasar por el Consejo de la UE, en donde se prevé la oposición de un grupo de países (Francia, Polonia, Irlanda, Austria, Holanda) y la abstención de algún otro (como Bélgica). También tendrá que pasar por los Parlamentos, tanto el europeo como los nacionales.
Esto se debe a que se trata de un acuerdo "mixto”. Es decir, que mezcla comercio e inversión (campos en donde Bruselas tiene la potestad de decidir) con el diálogo político y la cooperación, que sigue siendo competencia de cada uno de los Estados miembros de la UE.
Por eso, y con la experiencia de acuerdos anteriores -como el de América Central que tardó doce años en entrar en pleno vigor-, la Comisión Europea muy probablemente divida el acuerdo: uno comercial -que puede entrar en vigor tan pronto sea aprobado por el Consejo sin ser necesaria la unanimidad- y otro de diálogo político y cooperación, que pasará por la aprobación de las cámaras nacionales e, incluso, regionales como en el caso de Bélgica.
El gran mercado común
En resumen, el acuerdo de liberalización atañe al 91% de los bienes que los países del Mercosur exportan a la UE y el 99,7% de lo que la UE exporta a los países del Mercado del Sur. El 70% de los aranceles de la UE serán eliminados tan pronto el acuerdo entre en vigor.
En un plazo de diez años, los sudamericanos habrán desgravado el 72% de su comercio y los europeos el 92%. Por otro lado, para productos sensibles como carnes, arroz, azúcar, etanol y miel, la UE pone cuotas de entrada; el Mercosur las pone, por ejemplo, para los lácteos. En cuanto a los vinos, tanto la UE como el Mercosur eliminarán en un plazo de ocho años los aranceles para botellas y envases de hasta cinco litros.
En lo que respecta al uso de hormonas y pesticidas prohibidos en la UE, los negociadores aseguran que se han estipulado niveles máximos. Y para el caso de que, a pesar de todo, los agricultores europeos se sientan afectados, se prevé mil millones de euros en compensaciones.
En cualquier caso, con el cierre del Acuerdo de Asociación con los países del Mercosur, la UE concluye su amplia red de acuerdos comerciales con todos los países de América Latina. En el momento geopolítico actual, la conclusión de esta "alianza única lanza un mensaje fuerte y poderoso al mundo”, subrayó Ursula von der Leyen, al cierre de la negociación.
(ers)