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Merkel apuesta por “evitar la insolvencia incontrolada de Grecia”

13 de septiembre de 2011

Medir las palabras y evitar más nerviosismo en los mercados, pidió la canciller alemana tras comentarios de su ministro de Economía sobre una posible quiebra griega. Salvar a Grecia, al euro y a Europa, como sea.

Angela Merkel quiere "hablar del futuro de Europa y, sobre todo, del de la zona euro".
Angela Merkel quiere "hablar del futuro de Europa y, sobre todo, del de la zona euro".Imagen: dapd
El peligro de contagio de otros países europeos sería considerable en caso de que sobreviniese la insolvencia incontrolada de Grecia. “Por eso, cada uno de nosotros debe medir muy bien sus palabras” dijo Angela Merkel este martes (13.09.2011) a la cadena Rundfunk Berlín-Brandemburg (RBB). La advertencia de la mandataria democristiana –en la entrevista que transcribimos parcialmente– siguió a comentarios de su ministro de Economía sobre una posible quiebra del Estado griego.
  
RBB: Señora Canciller, usted ha dicho en el Bundestag que “si fracasa el euro, fracasa Europa”… ¿Fracasaría el euro si Grecia tuviese que declarar su incapacidad de pago?
 
Angela Merkel: Estamos trabajando con todos los recursos para que eso no suceda. Tenemos que evitar todo aquello que implique (el desarrollo de) procesos desordenados en torno al euro. Por eso es tan importante la fiabilidad y la confianza de los mercados. Por eso Grecia tiene que cumplir con todas las condiciones que también la llamada ‘troika’ –o sea, el FMI, el BCE y la Comisión (Europea)– ha discutido, conjuntamente con Grecia.
 
Es un hecho muy desafortunado que la troika tuviera que interrumpir su visita a Grecia. Tendrá que viajar otra vez (al país heleno). Pero todo lo que oigo de Grecia es que el Gobierno griego, así lo espero, ha reconocido ya el signo de los tiempos y hace ahora lo que hay que hacer.
 
¿Cuán serio es el peligro de una insolvencia? ¿Cómo lo ve el Gobierno alemán?
 
El Gobierno alemán tiene total confianza en la troika, en que la troika discutirá ahora con Grecia si se han registrado avances. Todavía tenemos algo de tiempo, si bien no demasiado, hasta que haya que pagar también el nuevo tramo (de deuda). El hecho de que la troika vuelva (al país heleno), significa que Grecia también ha logrado cosas necesarias.
 
De las advertencias de Merkel se hizo eco, inmediatamente, la prensa alemana e internacional.
 
La retórica del Gobierno alemán se ha endurecido –o se ha transformado, digamos, para formularlo más neutralmente. El ministro de Economía y presidente del partido liberal, Phillip Rössler, argumenta que no está prohibido pensar. También el jefe de los parlamentarios liberales, Rainer Brüderle, aseguró ante el Bundestag la semana pasada que, si es preciso, quien no cumpla las reglas saldrá del juego. ¿Cómo valora usted este discurso de sus socios de coalición?
 
En la política, en principio, no se prohíbe pensar. Pero somos un Gobierno Federal y por supuesto que tenemos que –como ya he dicho– ser capaces de controlar todos los procesos que queremos conducir. Por eso apostamos tan tempranamente, por ejemplo, por un mecanismo permanente de estabilidad financiera: el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), en el que los préstamos se otorgarán de modo que el tema de la insolvencia de un Estado pueda ser considerado.
 
Pero eso será a partir de 2013. No tenemos ahora un mecanismo como ese, y es por eso que el MEDE debe entrar en vigor. En los próximos meses trabajaremos para que se sancione también a escala nacional. De inmediato, en ‘el aquí y el ahora’, veo muy clara la necesidad de que Grecia cumpla con sus deberes. Creo que le haremos un mayor favor a Grecia si especulamos menos y los alentamos más a implementar las obligaciones que ha contraído.
 
Uno podría pensar que una retórica así ha sido acordada entre los miembros de la coalición gubernamental germana para ejercer un poco de presión sobre Grecia
 
Yo creo que Grecia sabe lo que tiene que hacer. También nosotros estamos en contacto directo con los responsables griegos, con el ministro de Finanzas, yo con el presidente. Y por esa vía hemos dejado claro cuán seria es la situación.
 
Una cosa es la insolvencia de un país de la zona euro y otra, su retirada de la comunidad monetaria –aunque ni siquiera sabemos cómo algo así sería posible. ¿Qué opina usted? ¿Debe la eurozona mantenerse unida cueste lo que cueste?
 
He dejado clara mi posición de que debe apostarse todo a mantener la zona euro políticamente unida, pues (de lo contrario) podrían sobrevenir muy rápidamente ‘efectos dominó’. Tenemos una misión política y así están diseñados también los tratados, de modo que quienes pertenecen a la zona euro están obligados a aportar a su estabilidad y cumplir con sus deberes. Tengo también la esperanza de que esto podría resultar. Lo segundo es que nosotros, en una comunidad monetaria de 17 países, sólo podemos mantener conjuntamente la estabilidad del euro, si evitamos que ocurran procesos incontrolados.
 
La tarea más importante ahora es evitar una insolvencia incontrolada, pues ello no sólo afectaría a Grecia y el peligro de que afecte a todos, o al menos a varios países más, es muy grande. Por eso he dicho que “si fracasa el euro, fracasa Europa”, porque arriesgamos mucho, muchísimo. Por eso también, cada uno de nosotros debe medir muy bien sus palabras. Lo que menos necesitamos es intranquilidad en los mercados financieros. Las inseguridades son ya suficientemente grandes. Y es que como diría (el antiguo canciller alemán) Ludwig Erhard: la mitad de la política económica –y eso vale también para la política financiera– es también psicología.
 
El presidente federal alemán y otros políticos han advertido que la compra de deuda griega –y ahora también italiana y española– por parte del Banco Central Europeo (BCE) contraviene tratados vigentes. Sólo cuatro de las 23 voces del Consejo del BCE votaron en contra. ¿Cómo funciona ahora ese gremio, el sur decide y el norte paga?
 
Tenemos una regla de oro y ésta consiste en que el BCE actúa con independencia. Por eso no me ocupo de valorar como se vota allí. Ello, en general, tampoco debiera ser tratado públicamente (…) Por otro lado, la política tiene la responsabilidad de hacer lo que, desde nuestro punto de vista, parece necesario.
 
Alemania y Francia, en las figuras de Merkel y Sarkozy, han liderado las negociaciones para el rescate de Grecia y del euro.Imagen: dapd
Temporalmente, tenemos el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Actualmente se discute si debemos tener más instrumentos en el futuro, por ejemplo, programas de prevención o posibilidades de compra (de deuda) en mercados secundarios –esto, en cualquier caso, bajo control parlamentario de todos los Estados miembros (…).
 
Creo que necesitamos esos instrumentos para evitar el contagio de otros países, por ejemplo, a consecuencia de la intervención de inversionistas privados. Eso significa, tener herramientas en la mano para reaccionar ante determinados eventos, pero de forma controlada y fijada por cada uno de los Estados miembros.
 
¿Podrían una asociación política, como a la que usted aspira, o esos Estados Unidos de Europa, de los que tanto se ha hablado, ser la clave de la estabilidad que los tratados hasta ahora vigentes no han logrado?
 
Creo que debemos –y comecé a hacerlo la semana pasada en el Parlamento alemán– hablar del futuro de Europa y, sobre todo, del de la zona euro. Somos 17 países, de 27, los que hoy contamos con el euro como moneda. Hemos reconocido que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe ser mejorado. Los acuerdos están redactados. Pero los mecanismos de control para su implementación tienen que poder ser activados y funcionar. Ahí tenemos un déficit.
 
Por eso será difícil conseguir cambiar el tratado a mediano plazo. Hasta ahora es imposible denunciar el incumplimiento del Pacto ante el Tribunal de Justicia de la UE. Los Estados miembros lo impidieron cuando se discutió el Pacto de Estabilidad y el Tratado de Lisboa. No lo quisieron. Y (ahora) necesitaremos esa obligatoriedad; si no, no lo lograremos. Hasta tanto logremos ese compromiso vinculante, el presidente francés y yo hemos propuesto que los países se comprometan ante sí mismos, por ejemplo, incluyendo en la Constitución un tope de deuda –como ya hemos hecho nosotros–, vinculándose por sí mismos con la cultura de la estabilidad.
 
Autor: Ingo Kahle (RBB) / Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas Sasse
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