Primero se anunció un cierre de la vida pública durante la Semana Santa. Solo dos días después, la canciller retira el plan y admite haber cometido un error. Para Jens Thurau, el Gobierno de Merkel ha perdido el rumbo.
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Finales de marzo de 2021: la imagen que ofrece el Gobierno alemán en su lucha contra la pandemia es lamentable. Una y otra vez nos asalta una sensación casi inimaginable el año pasado e incluso hace unas pocas semanas. ¿Logrará la canciller dar de nuevo estructura y sentido al combate contra la pandemia? ¿O dejará de intentarlo? ¿O tendrá que dimitir? A tanto no llegará, aunque solo sea porque nadie quiere asumir el mando en medio de la más grave crisis de gobierno de las últimas décadas, pero es impresionante la pérdida de autoridad que sufre en el propio país esta mujer tan bien considerada en el mundo. A principios de semana, los gobernantes regionales de Alemania decidieron aceptar el enérgico pedido de Merkel de prolongar las restricciones durante cuatro semanas más y declararon un cierre de la vida pública durante la Semana Santa.
Oposición del propio ministro de Interior
Pocos comprendieron qué sentido tenían esos cinco días de paralización de todo el país, sobre todo cuando la mayoría de la gente en Alemania tiene pocas ganas de emprender largos viajes o participar en grandes celebraciones. Aun así, Merkel se impuso. Al parecer, la canciller puso la pistola en el pecho de algunos primeros ministros regionales que tenían intención de permitir una forma ligera de turismo durante los días de Pascua de Resurrección. Merkel podría haber insinuado que, si no aceptaban su propuesta, ella se negaba a refrendar todo el acuerdo.
Su amenaza funcionó durante un par de horas. Hubo airadas protestas por parte del sector económico y del eclesiástico, así como de la oposición. El propio ministro de Interior, Horst Seehofer, de la CSU, el partido bávaro hermano de la CDU de Merkel, se mostró en contra del cierre del país durante la Semana Santa.
Al mismo tiempo, la CDU de Merkel se hunde en las encuestas más recientes, algo que también se debe a los turbios negocios de algunos diputados que se enriquecieron gracias a la intermediación de mascarillas. Y ahora la canciller echa marcha atrás. Ya no habrá cierre total en Semana Santa y la propia Merkel habla de un error, porque no es favorable la relación entre el costo de la medida y su beneficio. La canciller argumenta que había demasiadas cuestiones abiertas. Una auténtica declaración de su fracaso.
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Fracaso colectivo de Estado
Todas las partes negociadoras, el Gobierno y los estados federados se han perdido sin remedio en los detalles. Y esto tiene como consecuencia que los ciudadanos ya no entienden qué reglas se aplican en cada momento. Primero se declaró la prohibición de viajar prácticamente para todo el mundo durante la Semana Santa y, pocas horas después, cada región aplicaba sus propias medidas. El hecho de que los encuentros con Merkel se filtren a diversos medios casi en tiempo real es un reflejo de cómo el respeto hacia la canciller se desvanece. Y eso que, desde el principio de la pandemia, Angela Merkel fue más consciente que muchos otros de la magnitud del reto. Pero, tras más de un año de crisis, su respuesta siguen siendo las restricciones. Después podría sopesarse una desescalada cautelosa con ayuda de los test rápidos, el único inconveniente es que no hay suficientes test. Y la campaña de vacunación sigue retrasándose. En la batalla contra el virus, Alemania ha perdido rumbo y orientación.
La tragedia de Angela Merkel
Eso es trágico para una mujer cuya seriedad, voluntad de compromiso y fortaleza de cáracter son alabadas en todo el mundo. Precisamente su interés por escuchar e integrar hasta el último de los participantes en los debates será su perdición durante la tercera ola de la pandemia. Apenas se la puede culpar, ya que el federalismo alemán no permite gobernar con puño de acero. Pero ahora mismo, sencillamente, este Gobierno no tiene poder de maniobra. Y las cifras de infecciones no dejan de subir y subir. Realmente, la cosa no puede ir peor. (ms/ers)
Angela Merkel, 16 años gobernando Alemania
Angela Merkel es canciller de Alemania desde 2005. Ha liderado cuatro gobiernos y es más popular que nunca. Les mostramos aquí la trayectoria de una de las políticas más influyentes del mundo.
Ya no es la "niña" de Helmut Kohl
El canciller Helmut Kohl llamó una vez de manera paternalista a Merkel la "niña". Ella ya hacía ya tiempo que destacaba por sí sola en 2001, cuando la CDU estaba en la oposición y Merkel era la líder del partido. Su gran día llegó en 2005.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Altwein
Victoria electoral por poco
Elecciones parlamentarias 2005: la victoria electoral de la CDU y la CSU sobre el SPD, con el canciller Gerhard Schröder en el poder, fue por poca diferencia. La CDU, con la candidata a canciller Angela Merkel, también obtuvo el peor resultado desde 1949. No fue una óptima situación de partida para la recién estrenada canciller, pero se repuso rápido.
Imagen: dpa
La nueva canciller
Finalmente, la Unión Cristianodemócrata y el Partido Socialdemócrata unieron fuerzas para formar una gran coalición. Schröder felicitó a la recién nombrada canciller Angela Merkel, quien el 22 de noviembre de 2005 fue elegida canciller en el Bundestag: la primera mujer, la titular más joven, la primera de Alemania del Este y la primera científica.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/F. Reiss
Anfitriona relajada
En la cumbre del G8 de 2007, recibió a los jefes de gobierno en el balneario báltico de Heiligendamm y bromeó con el presidente estadounidense George W. Bush (izquierda) y el presidente ruso, Vladimir Putin. En términos geopolíticos, un mundo mucho más sano de lo que es hoy.
Imagen: AP
Juego de colores y estados de ánimo
Todo depende del color de la chaqueta. El color de sus pantalones suele ser oscuro. Lo que cambia es la chaqueta. Dependiendo del color, los entendidos creen que pueden saber en qué estado de ánimo está la canciller o qué mensaje está tratando de transmitir.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Schreiber
¡Estos niños grandes!
Política europea en otoño de 2008: Angela Merkel solo tiene una leve sonrisa para los dos machos del escenario político europeo, el expresidente francés Nicolas Sarkozy (sentado) y el exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi. Ella ascendió rápidamente y se convirtió en la número uno indiscutible en la UE al comienzo de la crisis financiera.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Cerles
Ayuda y austeridad
Las deudas de muchos países europeos aumentaron, el euro estaba en peligro. Merkel aceptó ofrecer una amplia ayuda, pero a cambio exigió medidas de austeridad en los países afectados. Esto trae recuerdos amargos, especialmente en Grecia. Los periódicos griegos veían paralelismos con la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Panagiotou
No le gustan las tribunas
Ella no domina el don de la oratoria. No le gusta estar entre la multitud. A menudo parece frágil y explica muy poco su política. Pero su manera sobria, pragmática y modesta agrada a muchos. De lo contrario, hoy no estaría al frente del cuarto mandato.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gentsch
La "mami"
En algún momento, la gente empezó a llamarla "Mutti", la madre de la nación. Eso es un poco burlón, o incluso cariñoso y pasado de moda. En la actualidad, ningún niño llama a su madre "Mutti". La madre se preocupa, no hay que tener miedo con ella. La desventaja es que con mamá, los niños siempre siguen siendo niños. No a todo el mundo le gusta esto.
Imagen: picture-alliance/dpa/U. Anspach
"Lo lograremos"
Ninguna frase suya ha polarizado tanto como "lo lograremos". Cuando mantuvo las fronteras abiertas para los refugiados y migrantes en 2015/16, fue venerada casi como una santa por algunos y severamente criticada por otros. La división en la evaluación de su política de refugiados continúa hasta el día de hoy.
Imagen: Getty Images/S. Gallup
"Persona del año" 2015
La revista "Time" nombró a Merkel "Persona del año" en 2015, incluso "Canciller del mundo libre" por su liderazgo en situaciones difíciles, desde la crisis de la deuda hasta la crisis de refugiados.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Time Magazine
Entre mujeres
Ella es la primera mujer canciller. Para ella este asunto nunca supuso un tema político a tratar. Sin embargo, algunas mujeres han tenido una carrera destacada gracias al apoyo de Merkel, ya sea (desde la izquierda) Annegret Kramp-Karrenbauer (presidenta de la CDU y ministra de Defensa), Ursula von der Leyen (presidenta de la comisión de la UE) o Julia Klöckner (ministra de Agricultura).
Imagen: picture-alliance/M. Schreiber
Razones de estado
Merkel es una mujer discreta. Ella guarda silencio sobre lo que piensa política o personalmente de los jefes de gobierno difíciles, expresando a lo sumo opiniones muy vagas. El trato con ellos se debe a razones del estado.
Imagen: picture-alliance/C. Hartmann
Angela Merkel compra ella misma en el supermercado
Ella sabe lo que cuesta un litro de leche. Angela Merkel no ha cambiado sus costumbres después de años como jefa de gobierno. Visitó un supermercado de Berlín aquí en 2014 con su invitado estatal chino Li Keqiang, pero también se la ve comprando sola.
Imagen: picture alliance/dpa/L.Schulze
Símbolo de confianza
No está del todo claro de dónde sacó Merkel su famosa posición de manos. Ella misma dice que la postura del diamante la ayuda a mantener recta la parte superior del cuerpo. No hay más mensajes, según ella. En cualquier caso, los estrategas del partido de la CDU utilizaron el diamante en la campaña electoral federal de 2013 en este cartel de gran tamaño para transmitir confianza y tranquilidad.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Simon
La vida de privada de la canciller
Poco se sabe de la vida privada de Merkel. No revela mucho al respecto y tal vez a la gente tampoco no le importe. Sabemos, por ejemplo, que Merkel y su marido Joachim Sauer, físico como ella, pasan la Semana Santa en la isla italiana de Ischia durante años. Este año no fue posible.
Imagen: picture-alliance/ANSA/R. Olimpio
Y llegó el coronavirus
La pandemia ha cambiado muchas cosas en Alemania, no solo los rituales vacacionales de la canciller. La actitud seria y objetiva de Merkel ha sido en parte criticada. Pero con su gestión de la pandemia también ha logrado nuevos récords de popularidad.
Imagen: Johanna Geron/Reuters
Pronto dejará la cancillería
Hace dos años anunció que no quería postularse nuevamente para las elecciones de otoño de 2021. Pero hasta entonces quiere permanecer en el cargo. Ella habría gobernado durante casi 16 años, solo un poco menos que Helmut Kohl, el poseedor del récord anterior en la cancillería alemana.