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Merkel gana el debate pre-electoral

Kay-Alexander Scholz (ERC)2 de septiembre de 2013

Ni la canciller alemana, Angela Merkel, ni el socialdemócrata Peer Steinbrück, su principal rival de cara a las próximas elecciones, ofrecieron novedades durante el debate televisado de este domingo 1 de septiembre.

Imagen: Reuters

Cuando los candidatos a la jefatura del Gobierno alemán asisten a un debate televisado, los moderadores de la discusión se esmeran en que la duración de todas las intervenciones sean exactamente iguales. En ese sentido, el combate argumentativo de este domingo (1.9.2013) no fue la excepción. No obstante, fue la canciller alemana, la democristiana Angela Merkel, quien tuvo el timón en las manos durante buena parte del programa de 90 minutos. La mujer fuerte de Berlín controló el debate, incluso físicamente, sobre todo en la primera hora.

Mientras su principal rival, el socialdemócrata Peer Steinbrück, permanecía rígido detrás de su atril y miraba a Merkel de lado, con un talante más bien temeroso, la canciller se volvía con frecuencia hacia su adversario y sus gestos daban a entender que escuchaba atentamente lo que Steinbrück tenía que decir. Merkel no se dejó interrumpir por los moderadores, exigió varias veces que se respetara su derecho de palabra con el más severo de los tonos y tendió a responder a las afirmaciones de Steinbrück sin esperar a que los moderadores hablaran.

La figura más prominente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) llegó al punto de dirigir la dramaturgia del debate cuando dijo: “Tenemos que organizarnos”. Merkel aludía a la manera un tanto atropellada en que se estaban sometiendo a discusión una docena de temas de gran actualidad. Más adelante, al percatarse de que algunos de los tópicos no habían sido abordados suficientemente, Merkel los retomó sistemáticamente para explicar a sus anchas tanto su política pasada como la futura. Eso le permitió imprimirle su sello al debate.

Aunque las inflexiones del discurso de Steinbrück eran diferentes de las de Merkel, la emisión careció de efectismos. En lugar de fuegos artificiales hubo un intercambio razonado de argumentos; lo cual le hizo mucho bien al debate. Después de todo, lo importante en Alemania no es elegir directamente a una o un canciller, sino conocer los programas que los candidatos presentan en sus respectivas campañas electorales. Quizás haya sido por eso que Merkel no ofreció novedades en términos de contenido. “Ustedes me conocen”, dijo confiada.

El socialdemócrata Peer Steinbrück permaneció rígido detrás de su atril, mirando a Merkel de lado con un talante más bien temeroso.Imagen: Reuters

Peer Steinbrück, el “Señor No”

“Ustedes saben cómo actúo. Hemos tenido unos cuatro años muy buenos en Alemania. Y sólo juntos podemos resolver nuestros problemas”, agregó Merkel, a quien muchos alemanes llaman “mami” con tono jocoso. La canciller es percibida como una mujer de armas tomar debido a los desafíos que le ha tocado enfrentar durante su administración y la campaña electoral parece hecha a su medida. Sin embargo, una encuesta realizada tan pronto culminó la discusión daba como ganador a su contendiente, Peer Steinbrück.

La mayoría de los consultados dijo que si el candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) no había vencido en el debate, el careo había terminado en un virtual empate. “No se dejen adormecer”, advirtió Steinbrück al principio de la emisión, para luego criticar las “cajas vacías que Merkel había colocado en las vidrieras para su exhibición”. Con esa metáfora el político hacía referencia a la insistencia de Merkel en describir la actual situación del país como paradisíaca. Muchas de sus intervenciones comenzaron con un “no”.

Steinbrück enfatizó tácitamente que el SPD lo haría todo de manera diferente cuando enumeraba a toda velocidad las evidencias de lo mal que estaba Alemania bajo el mando de Merkel, con un sistema de salud que va camino al despeñadero, una creciente brecha entre pobres y ricos, una inflación tangible, ahorros que se deprecian y empleos mal pagados. El candidato del SPD apeló a un sentimiento generalizado en territorio germano cuando sostuvo que el país necesita un nuevo impulso y más justicia social.

Pero Steinbrück evadió las preguntas de los moderadores a la hora de ir a los detalles, señalando que una afirmación cualitativa bastaba para fundamentar su opinión y que en WikiPedia podían obtenerse los datos cuantitativos alusivos. Como muestra, un botón: “Es necesario poner coto al alza de alguna manera”. Merkel, en cambio, tenía cifras concretas a mano y no se dejó intimidar en ningún momento. Además, la canciller exhibió buena puntería al atacar directamente al candidato del SPD para los comicios del 22 de septiembre.

Merkel aprovechó el duelo televisado para explicar su política, Steinbrück hizo lo posible por apelar a las emociones de la audiencia.Imagen: Reuters

Lo racional contra lo emotivo

¿Que el sistema de prestamismo laboral es una tragedia? Pero si éste fue inaugurado durante el Gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder. ¿Que el rescate económico europeo para Grecia ha fracasado? Pero si el SPD apoyó el otorgamiento de auxilios financieros a Atenas. Y está bien que lo haya hecho. Así respondió Merkel a las imputaciones de Steinbrück. La canciller se mostró más condescendiente con los moderadores.

Merkel no titubeó cuando se le hicieron observaciones en torno a asuntos políticamente álgidos. Sí, ella siempre estuvo en contra de aprobar el pago de peaje en las autopistas alemanas para los conductores extranjeros; una exigencia hecha por su compañero de coalición, Horst Seehofer, presidente de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). No, un nuevo paquete de ayudas para Grecia no está planteado. Ante todo, Merkel se mostró justa. Y aunque no pintó la situación de Alemania color de rosa, como dijo su oponente, la canciller insistió en que la dirección tomada por su Gobierno era la correcta: ¿no salió Alemania ilesa de la crisis?

Mientras Merkel se esmeró en aprovechar el duelo televisado para explicar su política, Steinbrück hizo lo posible por apelar a las emociones de la audiencia. Lamentablemente, eso es muy fácil y efectivo cuando un político pinta un paisaje en el que el país está al borde del precipicio o baja al mismo nivel de la peña con frases hechas como “el contribuyente es el tonto” o “dosis mortales para los países sureuropeos”. Steinbrück se presentó como el salvador todopoderoso “200 por ciento” comprometido con su proyecto de Gobierno.

Pronósticos tan ominosos deben haber ahuyentado a unos cuantos televidentes y corroborado los temores de otros, acostumbrados a ver el porvenir con miedo, lo cual es una cualidad típicamente alemana. Desde este punto de vista, el debate entre Merkel y Steinbrück fue un duelo con armas distintas: lo racional contra lo emotivo. Cada votante reaccionará a su manera a esos estímulos. Pero la política necesita la discusión razonada una lid en donde Merkel tiene todas las de ganar.

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