La jefa de gobierno de Alemania, Angela Merkel, inició un viaje de dos días a Suecia, Estonia y Lituania, en el que la crisis desatada en la región del Cáucaso será tema central. Los tres países, miembros de la Unión Europea, demandan una postura más firme frente a Rusia tras los sangrientos combates en Georgia.

En las repúblicas bálticas, ambas pertenecientes a la OTAN, reina una desconfianza histórica frente al poderoso vecino porque formaron parte durante décadas y de forma involuntaria de la Unión Soviética. Una cuarta parte de los habitantes de Estonia son rusos. El presidente de Estonia, Toomas Ilves, que recibe el martes a Merkel, considera equivocada la idea de la asociación estratégica con Rusia después de la respuesta militar de Moscú a Georgia. Ilves aseguró en una reciente visita a Tbilisi, junto con los presidentes de Lituania y Polonia, el pleno apoyo al gobierno georgiano.