Merkel defiende las cuotas de refugiados por países
12 de diciembre de 2015
La canciller alemana, Angela Merkel, insistió en la necesidad de contar con cuotas de refugiados de manera "justa y solidaria" en lugar de establecer límites máximos a la entrada de solicitantes de asilo al país.
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Merkel reiteró su estricto rechazo a un límite máximo a la acogida de refugiados: "Límites máximos son unilaterales y estáticos y dificultan todo lo que queremos lograr. Decirlo claramente es para mí una cuestión de honestidad y credibilidad", declaró la jefa del Ejecutivo germano a los diarios locales Badische Neueste Nachrichten y Augsburger Allgemeine.
La mandataria alemana aseguró que conoce "muy bien" la gran carga que supone para los municipios la gran afluencia de refugiados. Sin embargo, si como cancillerdefiniera un límite que luego no fuese posible respetar porque simplemente vienen más refugiados, dijo Merkel, entonces no habría cumplido su promesa y "los problemas se harán más grandes, no más pequeños", agregó.
Al mismo tiempo, la líder cristianodemócrata defendió su postura a favor de establecer cuotas o contingentes de refugiados: "Los contingentes son un acuerdo conjunto a nivel europeo, no un límite máximo fijado de forma unilateral por Alemania", precisó la canciller. Asimismo, insistió en la necesidad de registrar a los refugiados en los lugares a los que llegan. "Aquellos que necesiten nuestra protección deberán ser repartidos de manera justa y solidaria entre los países de la UE", declaró. "Y los que no tengan derecho al asilo deberán ser devueltos de nuevo a sus países", agregó.
En el centro de las críticas
Merkel lleva tiempo en el centro de las críticas por su política de puertas abiertas a los refugiados que llegan al país huyendo de conflictos como la guerra civil en Siria. "Trabajo en reducir las cifras. Pero es una ilusión creer que el problema de los refugiados se puede solucionar en la frontera germano-austríaca. Las grandes oleadas de refugiados sólo pueden combatirse a través de una cooperación internacional", señaló.
La líder cristianodemócrata recordó también que la presión de la migración ilegal en las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE) se ha incrementado "enormemente" debido a la guerra en Siria y la situación en Libia. "Por eso es incluso más importante que destinemos todas nuestras fuerzas a proteger de nuevo las fronteras exteriores de la UE y ayudemos a los países afectados", comentó.
En este sentido, en su tradicional videomensaje semanal, Merkel aseguró que el apoyo brindado hasta el momento por Alemania en la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI) ha tenido ya éxito: "Con nuestro apoyo, nuestra formación de los soldados peshmerga en Irak, pudimos contribuir ya a que se pudieran reconquistar de nuevo parte de las ciudades para que las personas pudieran regresar a sus hogares", afirmó.
Desde el pasado febrero el Ejército alemán entrena, junto a otros países, a los kurdos peshmerga en el norte de Irak. A partir de enero los aviones de combate alemanes tipo Tornado comenzarán con sus misiones de reconocimiento desde Turquía para apoyar la guerra contra el EI en Siria. Dentro de la misión germana se encuentra también el buque de guerra "Augsburg". Junto con el componente militar deberá haber también negociaciones políticas, ayuda al desarrollo y ayuda para reconstruir las zonas de conflicto, indicó la mandataria alemana.
RML (efe, dpa)
El campo de refugiados de Moria
Los refugiados que llegan a Lesbos son enviados a Moria, para ser registados. Debido a las largas colas, las malas condicios higiénicas y la falta de recusos, algunos lo consideran el peor campo de refugiados del mundo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Refugiados y refugiados
Al llegar a Lesbos, los refugiados son separados. Los sirios son enviados al campo de Kara Tepe, donde la mayoría dispone de un alojamiento sólido. Los de otras nacionalidades son llevados al campo de Moria, el primer centro para el registro de personas que dejaron sus países huyendo de la miseria. Allí, los refugiados duermen en carpas o a la intemperie, a la espera de poder viajar a Atenas.
Imagen: DW/D. Cupolo
Demasiada gente
El hacinamiento causa a menudo fricciones, como en esta cola para la comida. De acuerdo con un informe de la ONU, el campamento fue concebido para 410 personas. Sin embargo, hay allí entre 2000 y 4000 refugiados, dice Fred Morlet, que coordina el trabajo de los voluntarios en Lesbos. "Desde el principio faltaron recursos y ahora éste se ha convertido en el peor campo de refugiados del mundo".
Imagen: DW/D. Cupolo
Escasez de alimentos
Ramona Brongers, fundadora de la fundación Live for Lives, comenzó a trabajar con su ONG en Moria después de haber visto un llamado de auxilio en internet. "Preparamos 1.500 raciones al día, pero nunca basta para dar comida a todos", cuenta. Y agrega: "Ayudamos como podemos, pero los problemas son enormes y las organizaciones más grandes no asumen la responsabilidad".
Imagen: DW/D. Cupolo
"Dormir entre la basura"
Brongers relata que sus 36 voluntarios se vieron superados por las labores de aseo y recolección de desperdicios. "Mire a su alrededor, la gente duerme en la basura", dice Brongers. Acota que "es imposible mantener este lugar limpio; siempre estamos al borde de una epidemia". Hace poco se reportó un brote de sarna en el campo de Kara Tepe.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falta de motivación
Morlet reprocha la actitud de los encargados del campamento. "Los funcionarios todas luces no está motivados y a veces no vienen a trabajar, lo que implica que los refugiados no son registrados, mientras sigue llegando más y más gente. Dos horas de dilación significan un desastre humanitario".
Imagen: DW/D. Cupolo
Caminante descalzo
"Caminé de Pakistán a Turquía sin zapatos", dice Fiaz Uddah (al centro), quien espera que llamen su número. "Dormimos así, en estas cajas de cartón. No tenemos mantas", dice por su parte su amigo Israr Ahmed. Y añade: "Hacemos esto porque no queremos que nuestros hijos vivan como nosotros".
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Quién decide?
Arshid Rahimi, un afgano veinteañero de Ghazni, dice que su madre lo forzó a partir después de que su padre y su hermana fueran asesinados durante un ataque talibán contra una escuela cercana a su casa. "Mi vida se veía amenazada por los talibán, pero aquí la gente dice que he venido por razones económicas", señala, y pregunta: "¿Quién decide si soy un refugiado o no?"
Imagen: DW/D. Cupolo
"Se parece a Guantánamo"
Algunas familias pueden quedarse en las carpas de Moira, que son escasas, pero Morlet compara el campamento con una prisión. "Con cercos y alambrada de púas, se parece a Guantánamo", comenta. No obstante, predice que el número de refugiados no se reducirá. "Hay quienes dicen que el invierno los frenará, pero el mar es más calmado en invierno", apunta.
Imagen: DW/D. Cupolo
En manos de Dios
"Cuando estaba a bordo del bote en que vine hacia acá, en medio del océano, comprendí que estamos solos, en las manos de Dios", dice Pejman Usefi, un afgano que vivía en Irán. "Si Dios decide salvarte, entonces te salvarás. Así es como veo mi situación en este campamento".