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Merkel: la UE debe rescatar a los náufragos

Michaela Küfner
16 de agosto de 2019

La canciller de Alemania considera que la Unión Europea tiene la obligación moral de rescatar a los migrantes que naufragan en el Mediterráneo, pero el Club de los 28 sigue dejando esa responsabilidad en manos privadas.

Imagen: picture-alliance/dpa/SeaWatch/F. Bungert

La suerte de los migrantes que se enrumban hacia Europa, huyendo de guerras, dictaduras, estrecheces económicas e inclemencias del clima, no ha dejado de preocupar a la canciller de Alemania, Angela Merkel, desde 2015, cuando se negó a cerrarles las fronteras de su país a cientos de miles de refugiados del Cercano y Medio Oriente. “Sería bueno que volviéramos a tener una Misión Sofía y buques estatales dispuestos para el rescate”, dijo Merkel a la agencia de noticias Reuters este jueves (15.8.2019), refiriéndose al socorro de las personas que naufragan en el Mediterráneo. La muerte de muchas de ellas no la deja indiferente.

La canciller de Alemania, Angela Merkel.Imagen: picture-alliance/dpa/W. Kumm

Alemania no puede sola

Dos días antes, al regresar de sus vacaciones, la “mujer fuerte” de Berlín comentó en un diálogo con los ciudadanos de Stralsund, su circuito electoral, que el rescate de náufragos era “un compromiso con nuestra propia humanidad”. No obstante, los llamados de su Gobierno para que sus socios comunitarios implementen políticas migratorias más solidarias y mejor coordinadas siguen chocando con oídos sordos. Y Berlín no puede “resucitar” la Misión Sofía por sí solo. En julio, su ministro de Exteriores, Heiko Maas, aseguró que Alemania siempre acogería a un contingente específico de rescatados, pero muy pocos vecinos quieren emularla.

Pese a la resistencia –sobre todo la de Hungría y Polonia– a una política migratoria comunitaria y, en consecuencia, supranacional, Merkel sigue defendiéndola. Y ella no ve contradicción alguna entre describir el rescate de náufragos como una obligación moral y endurecer las leyes que rigen la concesión de asilo en Alemania; ella ha hecho ambas cosas como jefa de Gobierno. Hace un mes, cuando la nueva presidenta de la Comisión Europea, la democristiana Ursula von der Leyen, anunció la reforma del sistema de acogida de refugiados, Merkel la aplaudió, recordando, al mismo tiempo, que el socorro de los náufragos era un deber.

El barco Open Arms está frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa.Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gentico

Práctica insostenible

A su juicio, responder puntualmente cada vez que naufraga un barco con refugiados a bordo, dejando su socorro en manos de los tripulantes de barcos privados, no es una práctica sostenible. Sin embargo, es precisamente eso lo que está ocurriendo en las aguas que separan a Europa de África y el Cercano Oriente. En estos instantes, el barco de socorro Open Arms está detenido frente a la isla italiana de Lampedusa con 130 refugiados a bordo. Hasta ahora, sólo Alemania, Francia, Rumania, Portugal, España y Luxemburgo –seis de veintiocho Estados comunitarios– se han comprometido a acoger a un número determinado de ellos.

Está claro que el argumento del “socorro como gesto de humanidad” sólo persuade a una minoría de países; la muerte de migrantes en el Mediterráneo no impidió que la Misión Sofía fuera interrumpida en marzo. Entre 2015 y 2019, barcos estatales europeos contribuyeron a salvarles las vidas a decenas de miles de personas cuando estaban a punto de ahogarse. Fue el ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, quien describió la Misión Sofía como “una afrenta contra los intereses nacionales”. Actualmente, ese país sureuropeo sigue negándose a ser el primer puerto en recibir a los barcos cargados de refugiados.   

(erc/cp)

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