El discurso de la canciller Merkel en la Universidad de Harvard fue, entre otras cosas, un llamado ligeramente velado a rechazar el "Trumpismo". Lo más interesante, sin embargo, fue lo que no dijo, según Michael Knigge.
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El discurso de la canciller Angela Merkel a los graduados de la Universidad de Harvard llegó en un momento oportuno. Le permitió escapar, aunque sólo fuera por unas horas, del caos político en Alemania después de los malos resultados de los partidos del gobierno de coalición que dirige en las elecciones europeas.
Y sobre todo, el discurso dio a Merkel la oportunidad de hablar en Estados Unidos en un momento crítico en las relaciones transatlánticas. Relaciones que han estado sometidas a una gran tensión desde el comienzo de la presidencia de Donald Trump. El hecho de que lo hiciera en Boston, en la principal universidad de este país, que tiene lazos estrechos e históricos con Alemania, y no en la capital, Washington, le dio a Merkel más espacio retórico para hablar abiertamente.
No hubo un encuentro con Trump, pero estuvo presente
Por suerte, la estancia de Merkel en Boston no se vio obstaculizada por una reunión con el presidente estadounidense, que habría alterado la naturaleza de todo el viaje y eclipsado su discurso en la Universidad de Harvard. Además, sus dos visitas a la Casa Blanca han producido pocos resultados y no cambiaron la atmósfera entre los dos líderes.
Pero incluso sin una reunión bilateral y sin mencionar a Trump en su discurso, el presidente estadounidense estuvo muy presente en Boston.
"Más que nunca, nuestras acciones deben ser multilaterales y no unilaterales".
"No disfracen las mentiras como verdad y la verdad como mentira".
"Derriben los muros de la ignorancia y la estrechez mental".
Este claro rechazo del "Trumpismo", junto con algunas confesiones de su vida personal, fueron algunos de los pasajes más fuertes del discurso de Merkel. Pero aún más interesante fue lo que la canciller no mencionó.
"Nada permanece para siempre"
Aunque alabó la alianza transatlántica basada en valores, de la que tanto Alemania como Estados Unidos se haban beneficiado durante más de 70 años, no hizo ningún juramento ni pronóstico de que duraría otras siete décadas. La alianza de defensa transatlántica OTAN, por ejemplo, que es atacada regularmente por Trump, no fue mencionado una sola vez en su discurso.
El hecho de que no ofreciera en un lugar como la Universidad de Harvard una promesa de luchar por la alianza transatlántica es revelador. Merkel bien podría pensar que el tema clave de su discurso, la noción de que "nada permanece para siempre", también se aplica a la relación transatlántica.
Igualmente notable fue su mensaje sincero de que sí es posible acometer con éxito los principales desafíos mundiales, como el cambio climático, o la erradicación del hambre y de las enfermedades. Ahí estaba otra vez el típico "lo lograremos" de Merkel. Sin embargo, la Canciller no estableció una hoja de ruta concreta para ello. Por otra parte, tampoco se puede esperar eso de un discurso ante graduados universitarios.
Pero cabe destacar que, a pesar de los temas globales de su discurso, la única promesa concreta que hizo Merkel fue de carácter nacional: Alemania hará todo lo humanamente posible para lograr la neutralidad climática para 2050.
(gg)
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Merkel y su relación con algunos hombres poderosos
Nadie puede envidiar a Angela Merkel cuando visita la Casa Blanca: aranceles, Irán, etc. La postura del presidente Donald Trump es la confrontación. La relación de Merkel con sus antecesores fue mejor.
Imagen: picture-alliance/dpa/ M. Kappeler
¿Nos damos la mano?
La canciller preguntó amablemente en marzo de 2017 y durante su primera cita al recién estrenado presidente estadounidense, Donald Trump. Su anfitrión no reaccionó y miró claramente hacia otro lado. Más tarde este dijo que no había oído la pregunta.
Imagen: Reuters/J. Ernst
Situación desesperante
En la Cumbre del G20 en Hamburgo, el rechazo obstinado de Trump con respecto a la protección climática fue muy agotador para Merkel. Tras intentar convencerlo en vano dándole explicaciones lógicas, solo le quedó una opción: documentar las diferencias con palabras claras.
Imagen: Reuters/P. Wojazer
Al final, ambos estaban muy, muy cerca
En cambio, la canciller y Barack Obama tenían una relación de mucha confianza, como se puede ver en la imagen durante la última visita a Berlín de Obama como presidente. En noviembre de 2016, pocos días tras la victoria de Trump, Obama cedió la responsabilidad de la democracia occidental a Merkel. Los medios de comunicación de EE.UU. dijeron entonces que ella era la nueva líder del mundo libre.
Imagen: Reuters/F. Bensch
Condecoración para Merkel en la Casa Blanca
En 2011 y elegantemente vestida para la ocasión, Merkel recibió de Obama la Medalla Presidencial de la Libertad en la Casa Blanca, la condecoración civil más importante de Estados Unidos. Obtuvo este premio por su compromiso con la política europea. Los analistas evaluaron dicha condecoración como señal de excelente relación entre ambos países.
Imagen: picture-alliance/dpa
Invitado y casi amigo
En la Cumbre del G7 en los Alpes bávaros en junio de 2015, ya se podía observar una relación casi amistosa entre ambos mandatarios. La canciller podía contar entonces con el apoyo estadounidense para luchar contra el cambio climático. Con el nuevo presidente, Donald Trump, la situación cambió totalmente.
Imagen: Reuters/M. Kappeler
De visita en Texas
Con su esposo, Joachim Sauer, la canciller alemana visitó George W. Bush en su rancho en Crawford, Texas, en noviembre de 2007. Les mostró un pequeño cañón. Entoces había un tema muy candente, que con Trump vuelve a estarlo: Irán.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Kugler
De barbacoa en casa
George W. Bush disfrutó visiblemente en julio de 2006 al servirle a Merkel un lechón recién salido de la barbacoa. Merkel lo invitó a conocer el lugar donde ella reside, cuando no está en Berlín, en la costa de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
Imagen: picture-alliance/dpa/BPA/G. Bergmann
De manos con Bill Clinton
Durante el funeral del excanciller alemán Helmut Kohl en julio de 2017, el expresidente Bill Clinton habló con melaconlía y humor sobre el fallecido. "Yo le tuve mucho cariño", dijo Clinton. Cuando se sentó, le tomó la mano a Merkel y estaba visiblemente muy conmovido.
Imagen: picture alliance/dpa/M. Murat
¿Hablando con la hija para poder relacionarse mejor con el padre?
La canciller alemana también conoció a la hija de Trump, Ivanka Trump, en marzo de 2017 en la Casa Blanca. Para Merkel fue más fácil entablar conversación con la hija que con el padre.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha sabido cómo relacionarse con Trump, según los medios de comunicación estadounidenses. Sin embargo, Macron no es capaz de hacer cambiar de opinión a Trump sobre los aranceles y el acuerdo con Irán. Mientras siga siendo así, Alemania y Francia comparten las mismas preocupaciones.