Friedrich Merz, candidato a la presidencia del partido Unión Demócrata Cristiana, hunde su hacha en el Derecho de Asilo contenido en la Constitución. Ese es un hito en la historia alemana de posguerra, dice Jens Thurau.
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No es raro que los procesos que transforman sustancialmente a un país comiencen con sucesos apenas advertidos. Con un comentario formulado de pasada, sin solemnidad alguna. Precisamente por eso es que haríamos bien en recordar este 21 de noviembre de 2018: fue entonces cuando Friedrich Merz, uno de los aspirantes a la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que todavía es el partido más grande de Alemania, puso a debate, como si fuera una bagatela, el derecho al asilo que la Constitución le garantiza a todas las personas.
El Derecho de asilo ya ha sido notablemente restringido
“Los perseguidos políticos tienen derecho al asilo”. Esta frase, breve y clara, ha soportado todas las tormentas hasta ahora. Soportó las limitaciones que se le pusieron al Derecho de Asilo por primera vez en 1993, cuando muchos refugiados, sobre todo del sureste europeo, llegaron a Alemania debido a las guerras derivadas del desmoronamiento de Yugoslavia. Soportó, como lo hace ahora otra vez, las furibundas y hasta cierto punto violentas protestas contra la acogida de refugiados. Y soportó los cambios que se le hicieron al Derecho de Asilo para endurecerlo a partir de 2015, tras el arribo de cientos de miles de personas, en su mayoría provenientes de Siria, Irak, Afganistán y varios países africanos. Esa frase quedó intacta en todo momento. Gracias, en particular, a la canciller Angela Merkel.
Es cierto: las restricciones que se le pusieron condujeron a que mucha gente ya no tenga posibilidad de recibir asilo en Alemania. Es cierto que, en la Unión Europea, solo Alemania reconoce el derecho individual al asilo y que todo individuo puede luchar por él durante años en los tribunales hasta llegar a la más alta instancia. Y también es cierto que tendría sentido aprobar una regulación comunitaria, aunque, de momento, esa normativa no esté en el horizonte.
Pero la propuesta hecha por Merz cambiaría definitivamente la naturaleza del Derecho de Asilo en Alemania. En este país, el derecho fundamental al asilo nos permite afianzar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Y hay razones históricas para ello: nosotros, los alemanes, le hicimos un daño inconmensurable al mundo durante los doce años de la terrorífica hegemonía nazi. Perseguimos y asesinamos a seres humanos por su religión, su origen y sus convicciones políticas, entre otras muchas razones; sobre todo a los judíos que, al ver sus vidas en peligro, intentaron huir y no pudieron porque muchos Estados se rehusaron a acogerlos. Ellos terminaron muriendo en los campos de concentración. La inclusión del Derecho al Asilo en la Constitución alemana de 1949 es parte integral del juramento que se hizo, de no permitir que aquello vuelva a ocurrir.
Derechos fundamentales con garantía de eternidad
Eso no significa que Alemania fuera un bastión de gente moralmente superior. Le resultó casi imposible integrar a sus inmigrantes, tanto en el este como en el oeste de su territorio. En la antigua República Federal se les describió por mucho tiempo como “trabajadores invitados” (Gastarbeiter), dando a entender que esa gente se volvería a ir pronto; cosa que no hicieron. Pero el Derecho de Asilo quedó anclado en la Constitución, apoyado en el consenso de los partidos y en las experiencias de quienes huyeron o fueron desplazados de sus hogares, incluidas las de muchos alemanes después de 1945. Y la propia Angela Merkel defendió férreamente el Derecho de Asilo, evidentemente guiada por sus valores cristianos.
Las experiencias históricas y los principios derivados de éstas tienden a desteñirse y pueden cambiar; eso es normal. Pero en la Constitución hay frases que no podemos cambiar. Éstas tienen garantía de eternidad. Y el resto de los artículos allí contenidos sólo pueden ser enmendados con el visto bueno de dos tercios del Parlamento alemán. El rechazo que despierta la política a causa del gran número de refugiados acogidos en los últimos años y la polarización de la sociedad han llevado a que el país cambie; lo ha vuelto más duro y frío. Pero abandonar el Derecho de Asilo a su suerte arrancaría al país de su contexto histórico. ¡Es mejor no hacerlo!
(ERC/ERS)
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El destino de los refugiados: huir hacia una vida incierta
Las imágenes de las grandes masas de refugiados de camino hacia Europa en 2015 y 2016 dieron la vuelta al mundo. Nunca se había documentado de forma tan amplia el sufrimiento que implica el proceso de la huida.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
El objetivo principal: sobrevivir
Un viaje vinculado a las penurias y a los peligros para el cuerpo y el alma: huyendo de la guerra y la miseria, más de un millón de personas, sobre todo de Siria, se pusieron en camino en 2015 y 2016 hacia Turquía y Grecia. En las islas de Lesbos, Quíos y Samos todavía aguantan más de 10.000 personas en los campamentos. Desde enero hasta mayo de 2017, llegaron más de 6.000 nuevos refugiados.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
A pie hacia Europa
Millones de personas intentaron llegar en 2015 y 2016 a Europa Occidental desde Grecia o Turquía siguiendo a pie la ruta de los Balcanes a través de Macedonia, Serbia y Hungría. Las masas de gente disminuyeron cuando se canceló oficialmente esta ruta y muchos países cerraron sus fronteras. Hoy, la mayoría de los refugiados llega a través de otra ruta muy peligrosa, de Libia a Europa por mar.
Imagen: Getty Images/J. Mitchell
Conmoción mundial
La imagen del niño de tres años, Aylan Kurdi, muerto en una playa turca dio la vuelta al mundo, causando una gran conmoción. Las imágenes de dicha tragedia se hicieron virales y se convierton en el símbolo de la crisis de los refugiados sirios. Europa no debe mirar hacia otro lado, era el mensaje que aparecía en las redes sociales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/DHA
Caos y desesperación
Avalancha en el último minuto. Muchos sabían que su única vía de escape a través de Europa ya no estaba abierta, así que miles de personas intentaron desesperadas tomar trenes y buses abarrotados en Croacia. Unos días más tarde, Hungría también cerró sus fronteras. Al mismo tiempo, adecuaron contenedores, para que los refugiados pudieran quedarse hasta que llevasen a cabo su proceso de asilo.
Imagen: Getty Images/J. J. Mitchell
Ataques contra los refugiados
La irritación de la opinión pública fue enorme cuando una camarógrafa húngara puso una zancadilla a un hombre con su hijo en brazos, que intentaba cruzar un bloqueo principal en Röszke, Hungría, cerca de la frontera. En uno de los momentos más críticos de la crisis de los refugiados, en Alemania también aumentaron los altercados y ataques contra los refugiados.
Imagen: Reuters/M. Djurica
Fronteras cerradas
Cuando se cerró la ruta de los Balcanes en marzo de 2016, se produjeron muchos tumultos en las zonas froterizas. Miles de refugiados se quedaron atascados y la policía reaccionó de forma ruda. Muchos intentaron, como estos refugiados cerca de la frontera entre Grecia y Macedonia, evitar las fronteras, que se habían cerrado hacía poco tiempo.
Un niño bañado en polvo y sangre. La foto de Omran en Alepo, de cinco años de edad, dejó a la opinión pública en estado de shock y se convirtió en el símbolo de la crueldad de la guerra civil siria y la miseria del pueblo sirio. Un año más tarde, la red mostró nuevas fotos del menor en buen estado de salud. Los seguidores de Al Assad criticaron entonces que la imagen se usó como propaganda.
Imagen: picture-alliance/dpa/Aleppo Media Center
Incertidumbre en la nueva patria
Un hombre sirio carga a su hija, bajo la lluvia, en la frontera griego-macedonia, cerca de Idomeni. Espera encontrar seguridad para su familia en Europa. Según el Reglamento de Dublín, las solicitudes de asilo se deben procesar en el país de llegada de la UE. Muchos tuvieron que regresar al país de llegada. Grecia e Italia están sobre todo superados por la cantidad de solicitudes de asilo.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Esperando el apoyo de Alemania
Alemania es el país de destino número uno de los refugiados, aunque su política de refugiados y de asilo se haya vuelto más restrictiva debido al gran flujo de inmigrantes. En Europa, ningún país ha acogido a tantos refugiados como Alemania: 1,2 millones. La canciller Angela Merkel se convirtió en un ícono para muchos de ellos.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Estado de emergencia en los campamentos de acogida
El campamento de acogida de refugiados en el norte de Francia, en Calais, fue desalojado. El lugar se incendió y las cerca de 6.500 personas tuvieron que ser evacuadas y ubicadas en otros centros. Medio año más tarde, los informes de organizaciones humanitarias aseguran que muchos menores siguen merodeando y viviendo en los alrededores de Calais.
Imagen: picture-alliance/dpa/E. Laurent
Ahogados en el Mar Mediterráneo
Las embarcaciones de salvamento marítimo civiles y estatales no paran. A pesar del peligro extremo que pueden correr sus vidas, muchos refugiados huyen de la pobreza o de la guerra en sus países con la esperanza de tener un futuro mejor en Europa. Solo en 2017, 1.800 personas han perecido en el viaje. En 2016, 5.000.
Imagen: picture alliance/AP Photo/E. Morenatti
Sin ley en Libia
Cientos de miles de refugiados del África subsahariana y de Oriente Próximo esperan en los campamentos de Libia para poder cruzar a Europa por mar. La situación en dichos campamentos es catastrófica, advierten las organizaciones humanitarias. Hay testigos que hablan de esclavitud y prostitución forzada. Y a pesar de todo, no dejan de soñar con Europa.
Imagen: Narciso Contreras, courtesy by Fondation Carmignac