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Metano: el malvado hermano gemelo del CO2

Patrick Große
21 de octubre de 2019

Reducir las emisiones de CO2 es el gran desafío del cambio climático. Pero los científicos ahora están observando el aumento de un gas aún más dañino para el clima: el metano. ¿De dónde viene? No están seguros.

Imagen: picture-alliance/imageBroker/K. KLeiner

Los objetivos del Acuerdo de París de 2015 son ambiciosos: reducir un máximo de dos grados de calentamiento global en comparación con los tiempos preindustriales, e incluso solo 1.5 grados. Dentro de un tiempo relativamente corto, los países tendrían que reducir radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero para tener éxito.

Hasta ahora, el dióxido de carbono (CO2) ha sido especialmente el foco de atención. Los científicos de todo el mundo alertan: el otro importante gas de efecto invernadero, el metano (CH4), ha aumentado con fuerza en la atmósfera en los últimos años. Una desagradable sorpresa.

Pantanos y estómagos vacunos

En colaboración con científicos de todo el mundo, el investigador Euen Nisbet, de la Universidad de Londres, descubrió un gran aumento de metano en los últimos 12 años. "Fue totalmente inesperado", dice. "¿Qué demonios pasó?", se pregunta.

El metano juega un papel crucial en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, el gas natural utilizado para la calefacción es casi completamente CH4. Además, la atmósfera terrestre contiene de forma natural una pequeña cantidad del gas incoloro e inodoro, mucho menos que CO2.

"En la atmósfera representa dos millonésimas", explica Nisbet. En un millón de litros de aire, por lo tanto, hay dos litros de metano. El gas se produce naturalmente en pantanos y otros humedales. Las vacas y otros rumiantes también producen mucho metano. La naturaleza tiene mecanismos para degradar naturalmente el CH4, por lo que la concentración de este gas en la atmósfera no debería aumentar de manera tan repentina y fuerte como lo hace en este momento.

Como en los 80

"El hombre perturba el orden natural", apunta Nisbet. El metano también se produce cuando se extrae carbón o cuando se transporta gas natural. "Cuando una tubería de gas tiene una fuga, lo que más se escapa es metano", detalla. Por último, la concentración de CH4 en la atmósfera aumentó mucho en la década de 1980. "En ese momento, la Unión Soviética expande enormemente su producción de gas", recuerda Nisbet.

El metano también se produce en cultivos de arroz y en vertederos de basura. Los humanos tienen una influencia decisiva sobre la cantidad de metano que ingresa a la atmósfera.

¿Peor que el CO2?

En las décadas de 1990 y 2000, la cantidad de metano permaneció casi constante en la atmósfera, y a veces incluso disminuyó. Solo desde 2007, se observa un nuevo aumento fuerte. Y desde 2014 uno muy fuerte.

Esto podría ser un problema. "El metano es un gas de efecto invernadero muy fuerte, mucho más fuerte que el CO2", dice Nisbet. Este gas tarda unos 12 años en descomponerse de forma natural, aunque mucho más rápido que el CO2, que toma 120. El metano también absorbe más calor. Los científicos presumen que el metano es aproximadamente 25 veces más potente que el dióxido de carbono. Pequeñas cantidades causan un gran efecto invernadero.

Un gasoducto en Ucrania: las fugas en las tuberías liberan mucho metanoImagen: imago/ITAR-TASS

Menos tiempo para girar el timón

Un problema que los negociadores del Acuerdo de París sobre el cambio climático aparentemente ignoraron. El histórico acuerdo asumió que la cantidad de metano se disminuiría en los próximos 30 años, o que al menos no aumentaría. Con una reducción suficiente de las emisiones de CO2, el objetivo de dos grados podría cumplirse, según los cálculos.

"Se suponía que el Acuerdo de París mejoraría nuestra producción de energía y las fugas en gasoductos", dice Nisbet. Esto es cierto. El sector energético ruso ha hecho especialmente grandes progresos, destaca el investigador. Sin embargo, la proporción de metano en la atmósfera ha estado aumentado desde 2015.

El científico alemán Mojib Latif, del Centro Geomar Helmholtz para la Investigación del Océano en Kiel aconseja evitar el pánico: "Hay mucho más CO2 en el aire, por lo que el efecto del CO2 es aún más fuerte que el efecto del metano". Por lo tanto, enfocarse en la degradación del CO2 es correcto, asegura. Sin embargo, el metano debe ser monitoreado de cerca: "Si este aumento rápido continúa, por supuesto que la emisión de CO2 debe reducirse aún más". Entonces tal vez quedaría menos tiempo para girar el timón.

El gigantesco rastro de CO2 de Internet

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Solo dos opciones posibles

A los científicos les preocupa que no esté claro de dónde proviene exactamente el metano adicional. "Esto demuestra que aún no entendemos completamente el ciclo de este gas", admite Latif. Incluso Nisbet solo puede adivinar. Como sea, solo hay dos opciones posibles: en algún lugar del mundo se produce más metano o el proceso de descomposición natural en la atmósfera está alterado.

"Personalmente, creo que el metano ha aumentado con más vacas en la industria agropecuaria y humedales más cálidos y húmedos", dice Nisbet. Eso no sería una buena noticia porque significaría que el cambio climático en sí se fortalece: temperaturas más altas, humedales más húmedos, más metano, que a su vez conduce a temperaturas aún más altas, y así sucesivamente.

(rrr/jov)

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