La reunión preparatoria para la Cumbre sobre el Cambio Climático de la ONU en Catar, que tiene lugar este 16 y 17 de julio en la capital alemana, se propone impulsar la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático. Pero los propios anfitriones, desde los políticos hasta los activistas no gubernamentales, dudan que se alcancen progresos en las negociaciones para un nuevo acuerdo vinculante.

El ministro germano de Medio Ambiente, Peter Altmaier, reconoció en la inauguración de la conferencia sus dudas en torno a que con los compromisos adquiridos hasta ahora se logre la meta propuesta a nivel internacional: evitar un calentamiento global superior a los dos grados centígrados antes de mediados de siglo. Y hasta la canciller alemana, Angela Merkel, se dijo preocupada: "tratar de ganar tiempo no nos llevará a ninguna parte", advirtió a los ministros reunidos.

El Protocolo de Kioto, único instrumento vinculante para la reducción de emisiones de CO2 existente hasta ahora, expira a fines de año. Así que, en la próxima cita en Catar, habrá que decidir si se extenderán las obligaciones que establece este documento, firmado por Estados que apenas representan el 15 por ciento de las emisiones globales (entre ellos, los miembros de la Unión Europea).

En entrevista con Deutsche Welle, Sven Harmeling, jefe del equipo de Política Climática Internacional de la organización ecologista alemana Germanwatch, coincide con Merkel y el ministro Altmaier en su escepticismo.

DW: Esta reunión preparatoria se celebra este año en Berlín –en vez de en Bonn, como en sus dos ediciones anteriores– bajo el lema “Unir ambiciones y acción" en la protección internacional del medio ambiente. ¿Qué se quiere lograr concretamente?

Sven Harmeling: Un tema central del encuentro tiene que ver con la necesidad de cerrar el abismo entre el horizonte de medidas necesarias para reducir el ascenso de las temperaturas a nivel global y las promesas que realmente están sobre la mesa hasta ahora. Si nos conformamos con las promesas que hemos logrado fijar hasta ahora, podríamos terminar con un ascenso de cuatro grados de temperatura o más, aunque lo acordado es que se quiere limitar a un máximo de dos grados.

¿Cuál es la postura de Alemania en estos momentos?

SH:De Alemania se tiene una percepción positiva, pues muchos en el mundo opinan que el país se ha puesto una meta bien ambiciosa con el cambio energético y la decisión de abandonar el uso de la energía nuclear. Pero estas decisiones se observan, por supuesto, con mucho escepticismo. Si llega a salir mal, sería una señal negativa para los esfuerzos por proteger el medio ambiente en los más grandes países emergentes.

¿Qué países se consideran ejemplo en materia de protección al medio ambiente?

SH: Grandes ambiciones tiene, por ejemplo, Noruega. Pero existen también algunos pequeños países en vías de desarrollo como las Islas Maldivas o Costa Rica, que se han impuesto la meta de producir un impacto neutral sobre el medio ambiente en los próximos diez a 15 años. Y hay que reconocer que mucho de lo que pasa en China es también bastante ambicioso, por ejemplo, la extensión de las energías alternativas.

¿Sigue Estados Unidos siendo un problema?

SH: Sí, Estados Unidos sigue siendo políticamente complicado. Se observa en las discusiones sobre el medio ambiente, cuán polarizadas están. El gobierno de Barack Obama tiene un espacio de negociación muy limitado, lamentablemente, por el momento, hay que reconocerlo así.

Y, en cuanto a las negociaciones para un nuevo acuerdo sobre el medio ambiente, ¿en qué punto estamos?

SH: En la conferencia de Durban se acordó negociar un nuevo tratado y se puso como fecha tope 2015. Este encuentro es la primera verdadera oportunidad de hablar sobre ello. Lo que se alcanzó en Durban fue que se superara el tradicional "enfrentamiento" entre países industrializados y en vías de desarrollo. Cada vez más países se ponen de acuerdo y presionan por un acuerdo ambicioso.

Autora: Irene Quaile-Kersken / RML

Editora: Emilia Rojas-Sasse