El hecho de que cada vez más mujeres compartan #MeToo, indica la magnitud mundial de las agresiones sexuales. Esto no cambiará nada mientras las mujeres no tengan el valor de nombrar a sus agresores, opina Sarah Hofmann.
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Yo también cambié mi estado de Facebook. Ahora aparece #MeToo, como lo han hecho muchas amigas y miles de mujeres en el mundo. Es una señal de solidaridad hacia todas las que han hecho público que fueron acosadas sexualmente, presionadas o incluso violadas por el productor de Hollywood Harvey Weinstein. Se trata de animar a las mujeres que hasta ahora no han sido capaces de expresar lo sucedido ya sea por vergüenza o miedo a las posibles consecuencias.
Si cada mujer que haya sufrido agresiones sexuales comparte #MeToo en las redes sociales, quedará en evidencia la magnitud de la violencia sexual contra las mujeres. Esa es la idea tras #MeToo. En este sentido, dicha campaña es todo un éxito. Según las estadísticas, tres de cada diez mujeres se han visto confrontadas con la violencia sexualizada o física en Alemania. Si miramos en estos días en Facebook y Twitter, es evidente que prácticamente todas las mujeres han sufrido alguna vez en su vida la agresión sexual, quizá también "solo” la verbal .
¿Quién ha manoseado, amenzadado, violado?
Pero definitivamente tengo un problema con esta campaña, porque no va a cambiar nada. Mientras las mujeres (solo muy pocos hombres han compartido este hashtag) no tengamos el valor de actuar al respecto, los agresores podrán seguir en el anonimato. #MeToo puede significar todo: desde el acoso sexual verbal hasta la violación. Desde la agresión en el metro hasta el chantaje sexual del jefe. Sobre todo, #MeToo no tiene nombres. ¿Quién ha manoseado, amenazado, violado?
Hace años paseaba con una colega por el casco antiguo de Jerusalén cuando un joven de 12 o 13 años nos ofreció un atajo para mostrarnos la Vía Dolorosa. Nosotras aceptamos e hicimos bromas con el chico porque él sabía hablar bien inglés, pero me di cuenta de que íbamos en la dirección equivocada. Cuando le pedí explicaciones, me empujó contra la pared de una casa y me manoseó brutalmente entre las piernas. Todo sucedió tan rápido que mi única reacción fue vertir el agua de mi botella en su cara. Se echó a correr. Al final de ese desértico callejón había tres hombres jóvenes, aparentemente el motivo de nuestro "atajo”, así que también nos fuimos corriendo.
Tuve suerte. No he sido violada. Tampoco he sufrido nunca chantaje sexual por parte de un jefe. Pero hasta la actualidad, los callejones del casco antiguo de Jerusalén me siguen creando malestar. Me recuerdan la rabia que sentí por mí y por el agresor, porque fui tan tonta al no perseguirlo. Hasta hoy no he contado a mucha gente lo que me sucedió ese día.
¡Cuenten su historia detalladamente!
Me puedo imaginar lo que están viviendo las mujeres que después de una agresión sexual temen por su trabajo y todo lo que han cosechado laboralmente. En muchas partes de este mundo también temen perder su reconocimiento social, el "honor familiar”. Es totalmente comprensible que prefieran callarse.
Si usted ahora comparte #MeToo, puede ser el primer paso para llegar a la opinión pública. Cuantas más mujeres cuenten concretamente lo que les sucedió, podrán librarse mejor de la vergüenza. ¡Ustedes no son las culpables, queridas mujeres, los agresores son los culpables! Por lo tanto, cuenten sus historias en Twitter, en Facebook y a la Policía. Informen de todo muy detalladamente. Y si conocen el nombre de los agresores, díganlos. Solo entonces podrá cambiar algo.
Sarah Judit Hofmann (RMR/ER)
Feministas históricas: la lucha por los derechos de la mujer
Los derechos de la mujer, su sexualidad, la comprensión de su papel en la sociedad. Por todo ello luchan las feministas desde hace muchos siglos, desde Olympe de Gouges o Simone de Beauvoir hasta Alice Schwarzer.
Imagen: picture-alliance/ZB/T. Schulze
Alice Schwarzer (*1942)
Es una de las más conocidas luchadoras por los derechos de la mujer en Alemania. Desde 1977 edita la revista feminista EMMA. Antes había publicado "La pequeña diferencia y sus grandes consecuencias", libro en el que habló en favor de la libre sexualidad sin relaciones de poder. La obra se convirtió en un bestseller mundial. Schwarzer tuvo muchas antecesoras.
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Olympe de Gouges (1748 - 1793)
Participante en la Revolución Francesa, fue una de las precursoras de la lucha por la igualdad. Olympe de Gouges escribió en 1791 la "Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana", en respuesta a la "Declaración de los derechos humanos y civiles", de 1789, que no contempló a las mujeres. La feminista escribió: "La mujer nació libre y es igual al hombre en todos sus derechos."
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Sojourner Truth (1797 - 1883)
Fue la primera activista afroamericana que vinculó los derechos de la mujer con la lucha contra la esclavitud. La estadounidense se pronunció abiertamente por la abolición de la esclavitud y la introducción del voto femenino. Con su discurso en una convención sobre los derechos de la mujer, en 1851 en Ohio, Truth escribió historia.
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Louise Otto-Peters (1819 - 1895)
Es considerada la fundadora del feminismo en Alemania. En 1843, Otto-Peters se hizo famosa por el siguiente pronunciamiento: "La participación de la mujer en asuntos del Estado no es un derecho, sino una obligación." En 1865 colaboró en la fundación de la Asociación General Femenina de Alemania, la primera de su tipo en la sociedad alemana.
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Hedwig Dohm (1831 - 1919)
En 1874 escribió "La emancipación científica de las mujeres". Con sus demandas de acceso irrestricto a las universidades y al voto, Hedwig Dohm fue una de las precursoras más radicales del feminismo en Alemania. Con su frase "los derechos humanos no tienen género" exigió la igualdad fundamental.
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Emily Davison (1872 - 1913)
La británica Emily Davison fue detenida en ocho ocasiones. En su calidad de activista, defendió los derechos de la mujer incluso a través de violentas protestas. Davison murió en 1903 como mártir: buscando atención para su movimiento, fue arrollada durante una carrera de caballos en 1913.
Una piedra fundamental de la literatura feminista es su libro "El otro sexo". Sobre todo, se volvió célebre su frase: "Una no nace como mujer. Se hace." Así, Simone de Beauvoir fue la primera en enarbolar la tesis de que la feminidad no es determinada por la biología, sino que es una cuestión social. Sin duda, se adelantó a su tiempo.
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Betty Friedan (1921 - 2006)
Betty Friedan criticó en su obra "La mística femenina" la reduccion de la mujer a su rol de madre y ama de casa. Con la publicación en 1963 de dicho libro, se convirtió en una de las activistas más importantes por los derechos de la mujer en Estados Unidos. En 1966 fundó con otras mujeres la "National Organization for Women" y luchó toda su vida por la igualdad entre hombres y mujeres.
Imagen: picture alliance/dpa/AP Photo
Judith Butler (*1956)
La deconstrucción del género determinado por la biología es el tema central de la obra "Gender trouble". Su tesis: no solo el género social, sino también el biológico, son construidos por la sociedad. La identidad sexual es una escenificación, dice la filósofa estadounidense, pionera de la teoría feminista desde los años noventa.
Imagen: European Graduate School
Mozn Hassan (*1979)
Desde 2007, la egipcia Mozn Hassan lucha por los derechos de la mujer junto con su organización "Nazra para estudios femeninos". La ONG jugó un papel fundamental para que fueran investigados los abusos sexuales contra mujeres ocurridos durante la llamada "Primavera árabe". En 2016, la activista fue distinguida con el premio Right Livelihood Award, una especie de Nobel alternativo.
Imagen: Right Livelihood Award/M. Mohie
Laurie Penny (*1986)
Se le considera una de las feministas más importantes de nuestro tiempo. La británica critica en sus obras "Meat market" y "Unspeakable things" el control sobre el cuerpo femenino, las expectativas del amor romántico y la represión sexual de la mujer. Penny trabaja como periodista para medios como The Guardian.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Margarete Stokowski (*1986)
Se le conoce como "la Laurie Penny alemana". Su obra "Unternum frei" trata acerca de los mecanismos de represión sexual, los roles sociales y la cuestión de cómo la libertad cotidiana se transforma en libertad absoluta. Es columnista del semanario Der Spiegel.