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Microplásticos en agua embotellada

Tamsin Walker
15 de marzo de 2018

Los resultados de un nuevo estudio realizado en todo el mundo en el agua embotellada revelan cierta ironía. Lo que bebemos podría estar contaminado, posiblemente de las mismas botellas.

Junge Frau trinkt Wasser aus einer Flasche
Imagen: picture-alliance/dpa/W.Kumm

En los anuncios publicitarios, el agua embotellada se anuncia como un producto puro que promueve el bienestar y la salud, y parecen efectivos. Las cifras de ventas son claras: globalmente, la industria genera casi 119 mil millones de euros al año (unos 147 mil millones de dólares americanos. Sin embargo, estas sumas podrían verse mermadas por un nuevo estudio de Orb Media, publicado en colaboración con Deutsche Welle.

Por primera vez, se ha analizado el agua embotellada de once marcas diferentes en busca de microplásticos. Las botellas se compraron en 19 ubicaciones de un total de nueve países. El contaminante se identificó en el 93 por ciento de las muestras, en cantidades, a veces, muy variables.

Según las previsiones del portal estadístico Statista, en 2017 bebimos 391 mil millones de litros de agua embotellada, mientras que en 2012 fueron 288 mil millones de litros. En un mundo en el que cada vez bebemos más, el estudio plantea la siguiente pregunta: ¿es seguro para la salud consumir partículas de plástico tan pequeñas?

Es una pregunta difícil de responder. A pesar de la ubicuidad de los microplásticos en el medio ambiente, la toxicología se encuentran todavía en una etapa temprana de la investigación para resolver la posible amenaza de estas partículas para la salud humana.

"Todavía no sabemos cuántas de estas partículas llegan a nuestro torrente sanguíneo”, declara Rolf Halden, director del Centro de Ingeniería en Salud Ambiental de la Universidad Estatal de Arizona.  Pero si algunas fueran lo suficientemente pequeñas como para atravesar la barrera intestinal, "sería preocupante la invasión física de tejidos y el impacto de los componentes químicos contenidos en los plásticos”, afirma Halden a DW.

Nuestro consumo de plástico se nos ha ido de las manos. Imagen: picture alliance/ZUMA Wire/M. Hasan

De ratones y hombres

Heather Leslie describe el microplástico como un "contaminante emergente muy desafiante”. La experta en Química Ambiental y Toxicología de la Universidad Libre de Ámsterdam, compara el plástico y los productos químicos que contiene, con un plato de espaguetis en salsa. La pasta sería el plástico y la salsa consistiría en los aditivos químicos, que la componen.

"Dependiendo de la receta, se pueden encontrar algunas sustancias químicas en el plástico que son tóxicas. De hecho muchas de las denominadas sustancias extremadamente preocupantes (SVCH, por sus siglas en inglés) están asociadas con productos plásticos”, explica Leslie.

También le preocupa lo que se conoce como toxicidad de partículas. "Cuando las partículas diminutas, incluyendo las plásticas, penetran en un tejido, pueden causar lo que se llama estrés oxidativo, que puede derivar en inflamación crónica”. Eso, a su vez, puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de varias enfermedades crónicas, según explica Leslie.

Albert Braeuning, experto en Toxicogenómica del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR, por sus siglas en alemán), ha investigado el efecto del microplástico en ratones. Su equipo alimentó roedores con grandes dosis de partículas plásticas de diferentes tamaños durante 28 días. Actualmente, están estudiando los efectos de estas partículas en los tejidos de ratón.

"Hasta donde hemos procedido con el análisis de las muestras, no hemos observado ningún efecto negativo todavía”, afirma Braeuning. Sin embargo, subraya que es necesario seguir investigando para evaluar la "situación en humanos”.

Recopilar una gran cantidad de datos, será un proceso largo, según Leslie, al igual que lo fue con el tabaquismo y el cambio climático. "A veces toma décadas descifrarlo todo”.

Bolsa mixta de resultados

El estudio de Orb fue supervisado por Sherri Mason, destacada investigadora en microplásticos de la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia, quien también dirigió una investigación previa de la organización sobre microplásticos en el agua de grifo.

Su equipo inyectó Rojo Nilo a cada una de las 250 botellas analizadas, un colorante liposoluble que se adhiere a materiales oleosos como el plástico. Después, los investigadores hicieron pasar el agua por filtros extremadamente finos, que atrapan partículas más pequeñas que un glóbulo rojo humano del tamaño de 1,5 micras (0,0015 milímetros). Encontraron un promedio de 10,4 partículas por litro en el rango de 100 micras (0,10 milímetros), más o menos el grosor de un cabello humano. 

Los científicos analizaron estas partículas más grandes con láser y pudieron observar su estructura molecular y confirmar que se trataba de plástico. A su vez, encontraron un número mucho mayor de partículas más pequeñas, que creían que también eran plásticos.

Utilizando un software, especialmente diseñado para contar estas partículas más pequeñas, obtuvieron resultados muy variables entre las botellas, incluso de la misma marca. Mientras que algunas no contenían ninguna sustancia extraña, otras contenían cientos o incluso miles de partículas. El mayor número de micropartículas detectadas en un solo litro de agua fue de más de 10.000.

De acuerdo con estas mediciones, consumimos una media de 314.6 de estas micropartículas por litro. Si todas ellas son partículas plásticas, no está claro todavía, ya que las partículas especialmente pequeñas no se pueden analizar con el mismo método láser que las partículas más grandes. 

"Como científica, diría que la suposición es correcta. ¿Es muy probable?”, dice Mason a DW. Ella misma da la respuesta: "La pregunta sería más bien, ¿qué podemos esperar que haya en el agua? Definitivamente no era agua ni minerales, como cabría esperar, porque estos no absorben Rojo Nilo”, explica.

Agua embotellada teñida de rojo. Imagen: Orb Media

¿Bebiendo la botella con el agua?

Los investigadores no han llegado a una conclusión definitiva sobre la procedencia de las impurezas.

Entre los plásticos identificados había nailon, tereftalato de polietileno (más conocido por sus siglas en inglés PET, muy usado en envases de bebidas) y un 54 por ciento de polipropileno, ampliamente utilizado en la fabricación de cierres de botellas. Incluso en las muestras procedentes de botellas de vidrio analizadas también aparecieron indicios de microplásticos.

Los resultados de Mason coinciden con los de un estudio similar liderado por Darena Schymanski del Instituto Analítico Químico y Veterinario, en Münsterland, a principios de 2018. Utilizando una técnica diferente, Schymanski estudió la prevalencia de partículas microplásticas en el agua embotellada en Alemania.

"Encontramos politereftalato de etileno (PET) y polipropileno en el agua”, afirma Schymanski a DW. "Esos son los polímeros de los que están hechas las botellas y los tapones”, aclara.

Un asunto para los fabricantes

Andrew Mayes, profesor senior de Química de la Universidad de Anglia del Este, en el Reino Unido, está familiarizado con la técnica de coloración Rojo Nilo y revisó los hallazgos de Orb. Espera que estos resultados impulsen el debate sobre el impacto medioambiental de nuestras técnicas de envasado.

"Estudios como éste hacen que la gente se dé cuenta de que el plástico es un material maravilloso, pero necesitamos usarlo y deshacernos de él con cuidado y sentido común”, dice Mayes a DW. Asimismo, "creo que también cambian la responsabilidad de los fabricantes”.

Nestlé ha analizado seis botellas, en respuesta a los hallazgos de Orb. Los resultados, según la multinacional de alimentos y bebidas, no mostraron "partículas microplásticas más allá del nivel de trazas”. Un portavoz de Nestlé afirma a DW que están "dispuestos a colaborar con otros para seguir desarrollando la estandarización de métodos de ensayo sólidos”.

La empresa alemana de agua embotellada Gerolsteiner afirma que durante mucho tiempo "ha prestado mucha atención” a los microplásticos y asegura que su agua es "sometida a pruebas periódicas, tanto internamente como por laboratorios reconocidos”.

"No se han detectado rastros de microplásticos en nuestras fuentes en el curso de estas pruebas”, explica un representante de Gerolsteiner. Los resultados, sin embargo, fueron una oportunidad para continuar evaluando sus procesos, según aclara.

Pero para toxicólogos como Halden, resolver el problema de los microplásticos implica mucho más que métodos y procesos.

"El consumidor tiene que dejar claro que no quiere seguir utilizando materiales que sabemos que ya no cumplen con las normas de compatibilidad con el medio ambiente y la salud pública”, enfatiza Halden.

"Estamos produciendo en masa la química de ayer”, concluye.

*Clarificación:

A raíz de esta publicación PepsiCo ha aclarado que Epura es una marca propiedad de GEPP, la cual posee los derechos en exclusiva de los productos de PepsiCo en Mexico.

El informe completo de Orb Media se puede encontrar en www.orbmedia.org. Cobertura realizada en colaboración con Dan Morrison y Christopher Tyree de Orb Media.

Autora: Tamsin Walker (AR/EL)

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