El objetivo es presionar para que el Gobierno de Estados Unidos aumente el número de peticiones de asilo que tramita diariamente.
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Migrantes apostados en la ciudad mexicana de Tijuana han anunciado este jueves (29.11.2018) que harán una huelga de hambre a partir de hoy. El objetivo es presionar para que el Gobierno de Estados Unidos aumente el número de peticiones de asilo que tramita diariamente. Una comisión formada por mujeres y hombres ofreció una conferencia de prensa en representación de los más de 6.000 centroamericanos que se encuentran en Tijuana.
"Vamos a iniciar una huelga de hambre", dijo Xóchitl Castillo, quien explicó que llevarán a cabo la acción en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM), en la garita de El Chaparral, y será "por tiempo indefinido". Dijo que intentarán un acercamiento con las autoridades de migración y recordó que el objetivo es que Estados Unidos aumente el número de personas a las que se les atiende diariamente de 40 a 50 personas.
Lista previa
Antes de que se diera una llegada masiva de migrantes en Tijuana, ya había una lista previa de peticiones de más de 1.500 personas en esa garita. Los migrantes sugieren que se dé una atención alterna tanto a migrantes de México, de los estados de Guerrero y Michoacán, como a los de Centroamérica."No queremos entrar antes que ellos, queremos una entrada pareja, 10 de Michoacán 10 de Guerrero y 10 de nosotros para ir avanzando", apuntó otro representante. Aceptaron que podrían trasladarse a otro punto de la frontera México-Estados Unidos en caso de que se les garantice que los atenderán y señalaron que se decidieron por Tijuana "porque es una ciudad segura".
Los representantes negaron cualquier tipo de liderazgo dentro de la caravana, cuyo grueso se mantiene en el albergue instalado en la unidad deportiva Benito Juárez. Según autoridades mexicanas, unos 9.000 centroamericanos llegaron a México desde el 19 de octubre en distintos grupos, de los cuales más de 7.000 arribaron a Mexicali y Tijuana, estado de Baja California, para desde allí pedir asilo en Estados Unidos y otros 2.000 en otros lugares del país. En el albergue instalado en la unidad deportiva Benito Juárez de Tijuana, las autoridades municipales señalaron en su último registro que había 6.151 personas, 520 niñas, 548 niños, 1.147 mujeres y 3.877 hombres.
MS (efe/kna)
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¿Por qué huir de Honduras?
Ante la ola de personas que emigran en busca de un futuro mejor, cabe preguntarse el porqué de esa difícil decisión. A continuación, algunas imágenes que narran el contexto en el que viven miles de hondureños.
Imagen: DW/Aitor Saez
Periferia de Tegucigalpa
Según datos oficiales, el año pasado se registraron 588 asesinatos en la capital hondureña. Es decir, que la tasa de homicidios cayó a 85,09 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En un año Tegucigalpa pasó del cuarto puesto al 36 de las ciudades más peligrosas del mundo.
Imagen: DW/Aitor Saez
Patrullaje
Una camioneta de la policía patrulla las calles de la colonia 28 de marzo, "La 28", es uno de los diez barrios más peligrosos de Tegucigalpa. El crimen se ha reducido en esta zona gracias a la iniciativa de "Policía Comunitaria", que consiste en realizar actividades recreativas con los vecinos en lugar de hacer uso de la fuerza.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Casas locas"
Varios agentes acceden a una "casa loca", nombre con que se conoce a las viviendas que las Maras utilizan para torturar y ejecutar a sus víctimas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Lucha contra la corrupción policial
Otra de las claves de la disminución de la violencia fue la depuración de la Policía. Se separó del cuerpo policial a 4.500 agentes sospechosos de estar involucrados con el crimen organizado.
Imagen: DW/Aitor Saez
Persecución a la extorsión
Las maras han transformado sus actividades criminales: del asalto y el secuestro al narcomenudeo y la extorsión. La Policía ha centrado esfuerzos en perseguir este último delito, que considera origen de otras formas de violencia. Algunas ONG, sin embargo, denuncian detenciones arbitrarias.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Mara o muerte"
José, exmiembro de la Mara 18, borró de su cuerpo el tatuaje de la pandilla, pero no las secuelas por haber asesinado a ocho personas. Tras el asesinato de su hermano, se metió a la pandilla como única solución para proteger a su familia. Ahora quieren matarlo los familiares de sus víctimas, bandas rivales y su expandilla, castigo que aplican a aquellos que abandonan a “la familia”.
Imagen: DW/Aitor Saez
Refugio de expandilleros
Unos 80 expandilleros se esconden en el Proyecto Victoria, una de las pocas iniciativas de reinserción de ex mareros. Esta iniciativa se ubica en medio de la montaña con el objetivo de evitar que sean localizados por sus "exhermanos".
Imagen: DW/Aitor Saez
Mareros desde niños
Jesús entró a la Mara 18 cuando tenía tan sólo diez años. Todo empezó como un juego con tareas de vigilancia menores hasta que empuñó un arma. “No tengo miedo a la muerte... Si pensara que voy a morir, nunca estaría tranquilo”, asegura sobre la amenaza de salir de la pandilla.
Imagen: DW/Aitor Saez
Víctimas escondidas
A su hijo de 12 años lo violaron y golpearon durante dos años. Era la cruel forma en que la Mara de su barrio reclutaba a las personas. Cuando su madre denunció lo acontecido, la Mara los amenazó de muerte, motivo que los obligó a abandonar su hogar. Ahora la familia vive escondida en un hostal y sin poder abandonar la habitación desde hace seis meses.
Imagen: DW/Aitor Saez
Cuatro disparos
La agente Medrano se incorporó a la Policía con 20 años. En ocho años ha recibido cuatro disparos de bala. En una ocasión, tuvo que esconderse en un contenedor para salvar su vida. Aun así, no teme a las pandillas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Los barberos de la Mara
Estos dos jóvenes abrieron su propia peluquería y al poco tiempo fueron obligados por la Mara de su barrio a ser sus barberos. Uno de ellos vivió una balacera con la policía mientras que le cortaba el cabello a un pandillero. Ahora su abuela los acompaña a todas partes como protección. “Si estoy yo, una anciana, no los van a matar”, dice.
Imagen: DW/Aitor Saez
Huir o morir
Los jóvenes rezan antes de emprender su viaje a Estados Unidos. Tuvieron que cerrar su peluquería por temor a los pandilleros. Debido a las amenazas, no pueden salir de su casa ni trabajar en otro lugar. “Quiero trabajar tranquilo, tener libertad y desde allí ayudar a mi familia”, aseguró uno de ellos sobre el motivo de su emigración.
Imagen: DW/Aitor Saez
Las mujeres, con mayor riesgo
Esta mujer llora al recordar las siete ocasiones en que ha tratado de llegar a EE. UU. En una de ellas la deportaron en la misma frontera estadounidense. Trata de huir de los maltratos de su exmarido y de la pandilla a la que este pertenece. En su último viaje se llevó a sus tres hijos pequeños, pero fueron detenidos por las autoridades mexicanas por una alerta migratoria de su propio exmarido.