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Migrantes en Tijuana, temiendo lo peor

24 de noviembre de 2018

Las tensiones se acumulan en Tijuana, donde confluyen migrantes enrumbados hacia el norte y miles de soldados estadounidenses. Sin una válvula de escape, ¿podría esta ciudad mexicana ser escenario de choques violentos?

US-Grenze zu Mexiko | Hunderte Migranten demonstrieren in mexikanischer Grenzstadt Tijuana
Migrantes centroamericanos negocian con policías mexicanos cerca de la frontera.Imagen: Reuters/K. Kyung-Hoon

La ciudad de Tijuana está bajo enorme presión. Al sur de la franja que la separa de la urbe californiana de San Diego están aproximadamente 4.700 centroamericanos esperando su turno para cruzarla y pedir asilo, las fuerzas de seguridad mexicanas intentando poner orden, y más de un millón y medio de lugareños polarizados, divididos por sus posturas de cara a los migrantes. Al norte, el Tío Sam ha apostado miles de patrulleros, guardias nacionales y soldados para garantizar la protección de sus agentes fronterizos. Sin una válvula de escape, ¿podría “la esquina de Latinoamérica” ser escenario de choques violentos?

Impacientados por la percibida lentitud de los burócratas, envalentonados por la cohesión de su grupo y al calor de la manifestación que pautaron para este domingo (25.11.2018), ¿podrían miembros de la “caravana de migrantes” irrumpir en las garitas fronterizas y acosar a funcionarios estadounidenses para que reciban sus solicitudes de asilo? Cegados por el discurso xenófobo de su presidente, Donald Trump, ¿podrían militares estadounidenses reaccionar desproporcionadamente y hacer uso excesivo de la fuerza contra los centroamericanos? ¿Están los tijuanenses dispuestos a tomar partido hasta querellarse entre ellos mismos?

“La situación es difícil y puede agravarse. La gente de Tijuana no ve bien a la caravana de migrantes”, comenta Ivo Hernández, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Münster. Luicy Pedroza, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), disiente. La politóloga recuerda un episodio que malquistó a unos habitantes de esa localidad con otros, precisamente porque sus opiniones sobre la materia diferían: “Mal dispuestos a dispersarse para alojarse en albergues diferentes, los integrantes de la caravana se propusieron pasar la noche juntos en el área residencial Playas de Tijuana (14.11.2018)”, cuenta Pedroza.

Alta tensión en Playas de Tijuana.Imagen: Getty Images/AFP/A. Drehsler

Dinámicas de grupo

“Por un lado, vecinos de la zona les recriminaron su presencia en la playa. Pero, por otra parte, muchos otros ciudadanos firmaron un comunicado para dejar claro que no tenían problema alguno con los migrantes, sino con la incapacidad de las autoridades locales para resguardar el orden público”, resalta la especialista del GIGA. Pedroza desestima declaraciones recientes del alcalde de Tijuana tachándolas de “lamentables”. En medio de protestas contra la llegada de la caravana (18.11.2018), Juan Manuel Gastélum se refirió a sus integrantes como “vagos y marihuanos”, agregando que “los derechos humanos son para los humanos derechos”.

Esos epítetos le restan civilidad al debate y constituyen actos de violencia nada desdeñables contra los centroamericanos. Sin embargo, lo que inquieta a la opinión pública internacional es la posibilidad de un enfrentamiento asimétrico entre migrantes enardecidos y los centinelas de la frontera estadounidense. “Es difícil predecir lo que puede ocurrir allá porque las dinámicas de grupo en el seno de la caravana dan pie a actos espontáneos”, señala Pedroza, trayendo a la memoria los incidentes del 19 de octubre, cuando la primera de las grandes caravanas entró a México desde Guatemala, atravesando el río Suchiate.

“En aquella ocasión, algunos migrantes se mostraron agresivos y eso condujo a que las fuerzas de seguridad mexicanas reaccionaran contundentemente. No obstante, me parece poco probable que la caravana vaya a acercarse de manera intimidante a las garitas fronterizas entre Tijuana y San Diego porque sus miembros pueden ver claramente cuán poderosa es la presencia militar estadounidense en las inmediaciones”, sostiene Pedroza. Este jueves (22.11.2018), el cruce fronterizo en cuestión fue cerrado por una hora debido a un simulacro de emergencia realizado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos.

Migrantes entran a México desde Guatemala atravesando el río Suchiate.Imagen: picture-alliance/S. Billy

Previniendo las fricciones

“Esas fueron unas maniobras simbólicas, pero imponentes”, arguye Pedroza. Poco antes, el Ejecutivo de Trump había ordenado activar el Operativo Línea Segura, definido como un conjunto de estrategias para detener a la caravana de migrantes si ésta trata de cruzar la frontera como un bloque. “Ojalá que eso no ocurra porque ese es el tipo de sucesos que Trump y la ultraderecha estadounidense instrumentalizarían para fundamentar sus discursos de odio y sus teorías conspirativas”, subraya la investigadora del GIGA. “Yo espero que la sangre no llegue al río porque eso golpearía las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica”, apunta Hernández.

El catedrático de Münster añade, eso sí, que El Salvador, Guatemala y Honduras, los países de origen de las caravanas de migrantes, deben ponerle coto a este fenómeno. “Ni Estados Unidos ni ningún otro país, potencia económica o no, puede ser invadido por un montón de gente con el argumento de que esos migrantes están pasando dificultades en su tierra natal”, esgrime Hernández. “Estados Unidos tiene derecho a resguardar sus linderos como cualquier otra nación, por los medios que considere necesarios, independientemente de que esos medios les parezcan desagradables al resto del mundo. Eso lo establece el Derecho internacional”, acota.

Aunque Trump y sus subalternos atizan la desesperación de los migrantes al insistir en que las caravanas no pisarán territorio estadounidense, Pedroza es optimista. A ambos lados de la frontera hay instancias que pueden tomar medidas para atenuar el malestar que hoy aflige tanto a los habitantes de Tijuana como a los migrantes y, en consecuencia, reducir las posibilidades de fricción de éstos tanto con las fuerzas de seguridad estadounidenses como con las mexicanas, que hasta ahora han detenido a 108 personas de origen centroamericano por delitos que van desde riñas en el espacio público hasta irrespeto a la autoridad:

Más y mejor comunicación

“Hay que informar a los migrantes sobre sus posibilidades de obtener asilo en Estados Unidos y hacerles saber que los plazos para recibir respuestas son bastantes largos”, indicó Francesca Fontanini, portavoz de ACNUR. Miembros del Grupo Beta, que vela localmente por los derechos humanos de los migrantes, les aconsejó solicitar asilo en México.

Agilización de trámites

Francisco Vega, gobernador del estado mexicano de Baja California, dijo haberles pedido a las autoridades estadounidenses que aumentaran el número de funcionarios dedicados a la evaluación de solicitudes de asilo, enfatizando que, de momento, el proceso obliga a cada migrante centroamericano a permanecer en Tijuana durante al menos cinco meses.

Transigencia

En lo que respecta a la manifestación para llamar la atención hacia su causa, voceros de los migrantes anunciaron que ésta tendría lugar el domingo (25.11.2018) para no perjudicar a los mexicanos que trabajan al otro lado de la frontera. Aseguraron que se concentrarían cerca de las garitas fronterizas, entre los automóviles, pero sin bloquear los carriles de acceso.

Repartición de cargas

“Algunas asociaciones civiles mexicanas proponen distribuir a los migrantes en diferentes ciudades fronterizas para evitar que se repitan incidentes como el de Playas de Tijuana (14.11.2018). Eso es difícil en este instante porque la cohesión grupal de las caravanas les da a sus miembros una sensación de seguridad que es muy valiosa para ellos”, explica Pedroza.

Asistencia humanitaria

Está contemplado mejorar la coordinación entre las autoridades de los municipios, los estados y el Estado federal para garantizarle la asistencia humanitaria a los miembros de la caravana, sobre todo la atención médica. “Se sopesa darles acceso a los migrantes a ciertos programas sociales que ya existen para la población tijuanense”, dice la experta.

Empleo

“Hay compañías que quieren emplear a los migrantes. Eso hay que aprovecharlo impulsando alianzas entre la sociedad civil, el empresariado y el sector estatal. Son necesarios los programas públicos-privados que no sólo involucren a los migrantes mientras tramitan sus solicitudes de asilo, sino también a los tijuanenses”, recomienda Pedroza.

Replicación de prácticas óptimas

“En el estado de Chiapas, el programa Estás en tu casa les facilitó visas de residencia temporal a quienes solicitaron asilo en México. Eso les permite buscar trabajo remunerado y cooperar con los lugareños en proyectos de remozamiento de espacios públicos. Reproducir ese plan en Tijuana fomentaría la integración social en ambos sentidos”, indica la politóloga.

Justicia y solidaridad transfronteriza

“Aunque la política migratoria estadounidense tiene carácter federal, los estados tienen influencia sobre las leyes de asilo. Fue un juez de California, que es un ‘estado santuario’, el que bloqueó parcialmente un decreto de Trump que pretendía restringir el derecho a asilo (20.11.2018)”, recuerda Pedroza, destacando que tanto en México como en Estados Unidos hay redes de profesionales que asesoran a los migrantes.

(rr)

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