Miles de venezolanos entran a Ecuador antes de nueva visa
26 de agosto de 2019
Hasta este lunes los venezolanos pueden entrar al país andino con solo la cédula. Pero ante el gran número de migrantes, el Gobierno ecuatoriano les exigirá una visa humanitaria de residencia temporal.
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La masiva llegada de venezolanos a Ecuador por la frontera norte con Colombia, que casi se triplicó en una semana, se cumplía de manera ordenada este domingo (26.08.2019), luego de que el Gobierno ecuatoriano decidiera exigirles visa de todo tipo a los ciudadanos del país caribeño partir de este lunes.
El flujo de migrantes venezolanos que ingresaron a Ecuador por Rumichaca creció de 2.458 el 19 de agosto a 6.945 este sábado (183 por ciento más), según indicó una fuente oficial a la agencia de noticias AFP.
Quito estima que unos 300.000 venezolanos se encuentran en el territorio ecuatoriano, de los cuales un tercio permanece ahí de manera irregular. Se prevé que la colonia de migrantes de esa nacionalidad crezca hasta las 500.000 personas para finales de 2019.
Ante esa situación, Ecuador activó el pasado miércoles un servicio virtual para la entrega de una visa humanitaria de residencia temporal por dos años para los venezolanos que deseen ingresar al país a partir de este lunes. Hasta este día, los venezolanos podían entrar al país andino con solo la cédula y permanecer como turistas hasta 180 días.
"Quienes pasen desde el lunes, si no tienen los requisitos establecidos serán devueltos a su último país de tránsito", advirtió el presidente ecuatoriano Lenín Moreno.
Para otorgar la visa humanitaria, Quito exige pasaporte con hasta cinco años de caducidad y un certificado de antecedentes penales apostillado, legalizado o validado por Venezuela, de acuerdo con la Cancillería.
Desde 2016 han salido 3,3 millones de personas de Venezuela, según la ONU. Colombia, Perú y Ecuador son los principales receptores de estos migrantes que escapan de la inédita crisis socioeconómica que enfrenta su país.
rrr (afp/efe)
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Los venezolanos encuentran refugio y solidaridad en Colombia
Maicao es famosa por su tráfico de drogas y personas, violencia y explotación sexual. Los refugiados venezolanos que viven allí son un blanco fácil. Pero un centro de recepción dirigido por ACNUR ofrece una salida.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperar en fila por comida
Los migrantes venezolanos hacen fila para verificar su número de registro y otros detalles antes de recibir su almuerzo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU sirve comida tres veces al día.
Imagen: DW/Eline van Nes
Un techo en circunstancias difíciles
Filas de carpas provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se extienden para los venezolanos migrantes en el centro de recepción en Maicao y brindan la mayor comodidad posible en estas circunstancias.
Imagen: DW/Eline van Nes
Buscar una salida
El centro de recepción recientemente inaugurado en Maicao, en la región de La Guajira, una colaboración entre ACNUR y las autoridades colombianas, es el primero de su tipo en Colombia. Las agencias gubernamentales locales y nacionales solicitaron ayuda a ACNUR debido al constante flujo de migrantes y refugiados venezolanos que cruzan la frontera hacia Maicao.
Imagen: DW/Eline van Nes
Sin un propósito y con la salud amenazada
Domingo Fernández, un experiodista y profesor de 72 años, solía escuchar sobre los refugiados y verlos en las noticias, pero nunca pensó que terminaría en un refugio también. Habiendo trabajado la mayor parte de su vida, ahora se siente inútil. Cada mañana se levanta, espera su desayuno y riega el área cerca de la entrada de su tienda de campaña porque el polvo está afectando sus pulmones y ojos.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperando una vida mejor
Rusmari Luna trajo un brazalete de Venezuela que su madre le hizo para el viaje. Tuvo que irse con sus hijos porque ya no podía mantenerlos. Ella cuenta que algunas personas en Venezuela entregan sus hijos a otras familias, otras los abandonan en las calles. También dice que encontraba esas historias difíciles de creer, pero ahora entiende lo desesperadas que están algunas de esas personas.
Imagen: DW/Eline van Nes
Soñar con casa
Rosmery Castillo dejó Venezuela hace un mes con dos de sus hijos y dejó un tercero con su hermano. Era enfermera en Valencia, pero la alta inflación desaparecía su salario mínimo y la dejaba sin casi nada para comprar comida. Ella planea regresar a Venezuela tan pronto como la situación mejore para estar con su madre y su abuela, a quienes tuvo que dejar atrás.
Imagen: DW/Eline van Nes
Compartir el techo y la voluntad de sobrevivir
Rosmery Castillo (34, izquierda) y Vanesa Añez (19) no se conocían cuando ambas llegaron al centro de recepción de ACNUR al mismo tiempo. Ahora comparten una carpa.
Imagen: DW/Eline van Nes
Una mano amiga
Una clínica de la Cruz Roja Colombiana en el centro de recepción atiende los problemas de salud que pueden sufrir los migrantes y refugiados, como los problemas pulmonares causados por el polvo del desierto de La Guajira.
Imagen: DW/Eline van Nes
Solidaridad y entendimiento
La xenofobia siempre está acechando en el fondo, pero La Guajira tiene una conexión histórica con la ciudad venezolana de Maracaibo. Muchas personas de La Guajira se mudaron a Venezuela durante el conflicto colombiano de las FARC. Hay solidaridad entre personas de ambos lados. También hay muchos desplazados internos en Colombia, que entienden cómo es para los venezolanos estar en esta situación.
Imagen: DW/Eline van Nes
Tomar la ruta legal
El cruce oficial entre Colombia y Venezuela está marcado por algunas vallas y soldados haciendo guardia. Hay una forma oficial de cruzar entre Colombia y Venezuela, pero también unos 150 atajos ilegales, muchos de los cuales terminan justo en frente del cruce oficial.