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Díaz Canel, ¿el rostro del neocastrismo?

Amir Valle (CP)21 de abril de 2016

En el contexto del relevo en el poder en Cuba se perfila la figura de Miguel Ángel Díaz Canel. ¿Qué cuota de poder tendría? Un análisis de Amir Valle.

Miguel Díaz Canel.
Miguel Díaz Canel.Imagen: ADALBERTO ROQUE/AFP/Getty Images

Quién sucederá a Raúl Castro es la pregunta más recurrente desde que anunció que en 2018 se retiraría del poder. Todos los análisis apuntan a la figura política que el régimen ha visibilizado en los últimos años como posible delfín político: el ingeniero electrónico Miguel Ángel Díaz Canel. Pero a la mayoría de los analistas les preocupa más qué cuota de poder concentrará en sus manos en una nación donde las instituciones del Estado son sólo piezas en el juego político de un caudillo; si elegirá una vía más centrada en el desarrollo económico que en el atrincheramiento ideológico, o si será simplemente la cara agradable de ese Capitalismo Militar de Estado que ya da sus primeros pasos en Cuba exigiendo al mundo más y más aperturas en su relación con la isla, mientras reprime y mantiene bajo su bota tanto a la oposición como a quienes desean independizarse económicamente del régimen.

Díaz Canel, pieza clave

Díaz Canel, quien asumió como Primer Vicepresidente del Consejo de Estado en 2013, venía teniendo una carrera política interesante y, al tiempo, polémica, desde que en 1993 comenzó a destacarse como Primer Secretario del Partido en la provincia de Villa Clara, al centro del país. Posteriormente, en el 2003, fue designado para ocupar ese cargo en la oriental provincia de Holguín y ese mismo año lo seleccionaron para ingresar en la cúpula del poder del régimen: el Buró Político. Más tarde, entre el 2009 y el 2012, fue Ministro de Educación; sector que, como se sabe, es uno de los pilares de la mitología internacional del castrismo.

Miguel Díaz Canel y el presidente de Cuba, Raúl Castro.Imagen: picture-alliance/dpa

Para el presidente Raúl y sus pretensiones de ganar tiempo para dejar consolidado el posicionamiento de sus herederos políticos, Díaz Canel es una pieza clave. Por un lado, apenas tiene 56 años, es carismático, atlético y apuesto, por lo que muchos creen es el candidato perfecto para seguir reafirmando en el imaginario popular la idea del dirigente político como típico representante del macho alfa; idea que se creó en torno a los viriles barbudos que triunfaron en la Sierra Maestra, con Fidel Castro como máximo exponente. Por otro lado, pese a su fidelidad ciega al castrismo, nadie se atrevería a tildarlo de conservador, como sí sucede, por ejemplo, con el Ministro de Exteriores Bruno Rodríguez Parrilla y el resto de los altos dirigentes políticos cubanos con menos de 50 años. Eso hace comprensible la propaganda que circula dentro de las filas del Partido en los últimos tiempos: Díaz Canel es la fórmula para rejuvenecer la cara del castrismo ante el pueblo. De ahí que comenzara a aparecer frecuentemente en programas de la televisión, ceremonias importantes en algunos países integrantes del ALBA e incluso acompañando a Raúl durante su visita a Chile en ocasión de una cumbre regional.

También los estrategas de la transición del castrismo al neocastrismo intentan frenar la pérdida de credibilidad de la vieja nomenclatura, a quien el pueblo ve como incapaces pues no han sabido resolver los problemas ni cumplir sus promesas en más de cinco décadas. En por eso que deciden aprovechar el impacto que en el pueblo dejó Díaz Canel en los años en que era la figura máxima del Partido en Villa Clara. Corrían los tiempos de la profunda crisis económica que Fidel Castro llamó "Período Especial en Tiempos de Paz", y mientras el resto de la isla se hundía en el hambre y la desesperación, en las provincias de Cienfuegos y Villa Clara dos jóvenes políticos: Nelson Torres y Miguel Ángel Díaz Canel, concibieron un trabajo muy acertado en los aspectos de movilización social para la producción de alimentos, mejoramiento del transporte y ayudas sociales a los ciudadanos de menos ingresos, que permitió que villareños y cienfuegueros se consideraran privilegiados.

Respaldo popular

Bastaría citar una anécdota que muestra el respaldo popular que alcanzaron estos dirigentes. Un conocido caricaturista del semanario humorístico "Melaíto", de Villa Clara, mostró en una exposición una de sus caricaturas donde pintaba a cientos de mujeres cubanas que mientras asistían a una marcha de apoyo a la Revolución suspiraban escuchando el discurso de Díaz Canel, entre tanto, al fondo, en un pequeño cartel que portaba una de las asistentes, podía leerse: "Díaz Canel para Presidente". Eso, obviamente, era una señal que el castrismo no podía permitirse y el caricaturista fue sancionado.

Pero las preguntas esenciales que suelen hacerse los analistas son: si finalmente llega a la presidencia, ¿podrá Díaz Canel enfrentarse al férreo bloque de poder que representan los herederos directos del clan Castro: Alejandro Castro Espín, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (exyerno de Raúl) y otros miembros de la "familia real", quienes hoy controlan la economía, las finanzas, el ejército y la Seguridad del Estado, o será una simple marioneta de estos neocastristas? ¿Retomará aquellos métodos de trabajo, cara a cara con la gente, con los que se ganó el respeto de una gran parte de la población? O, aún si llegara a tener un poder real, ¿se mantendrá en el camino de intolerancia y servilismo ciego al castrismo que transita desde que llegó a ser miembro de la cúpula del poder político, perdiendo en ese inmenso salto el apoyo de la mayoría del pueblo?

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