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Mijaíl Gorbachov hizo del mundo un lugar mejor

Miodrag Soric
31 de agosto de 2022

A diferencia de a su actual sucesor, muchos pueblos y personas le deben mucho a Mijaíl Gorbachov, opina Miodrag Soric.

Caricatura de Mijaíl Gorbachov.

En realidad, la utopía comunista no pudo implementarse ni con bienintencionadas palabras, ni con promesas, ni con fusilamientos masivos, ni con campos de trabajo forzados. En 1985, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) hizo otro intento de salvar su imperio: se suponía que Mijaíl Gorbachov, entonces relativamente joven, se encargaría de acabar con la brecha cada vez mayor con Occidente. Y, como todos sus predecesores, fracasó.

Pero su fracaso no solo puso fin a la Guerra Fría, al liberar las ataduras de la violencia con que se mantenía unido al Imperio Rojo, sino que devolvió la libertad y la dignidad a millones de personas. Al fin y al cabo, también a los rusos, ucranianos y demás pueblos de la Unión Soviética. Pudieron volver a ser rusos, georgianos, armenios o letones, y, sobre todo, personas con derechos civiles. Ya no tenían que ser proletarios que, con las manos vacías, aparentaban vivir en el paraíso.

Rusia, una nación tardía

Es trágico que Mijaíl Gorbachov fallezca justo ahora. Después de 1991, los habitantes de los países bálticos, los polacos, checos, eslovacos, alemanes orientales y rumanos se mudaron a lo que él llamó la "casa común europea". Hasta ahora, sus propios compatriotas rusos son los únicos que no se han decidido a hacerlo. Rusia es una nación retrasada. Peor aún, el actual jefe del Kremlin, Vladimir Putin, también quiere impedir que ucranianos y bielorrusos tomen el camino de la libertad y la democracia. 

Lo que quiere Putin es volver al patetismo, a la utopía, a la esclavitud. Como en el comunismo, la gente debe servir al Estado y no al revés. Como en la dictadura roja, cualquier disidencia pública es peligrosa en la Rusia actual, y los medios de comunicación, controlados por el Estado, mienten a la población. Al igual que los miembros del antiguo politburó, Putin delira, porque cree que Moscú está rodeada de enemigos.

Gorbachov abrió los archivos para que los rusos pudieran comprobar por sí mismos cuántos millones habían sido asesinados por Stalin y Lenin sin motivo alguno. Putin está cerrando los archivos, censurando los libros de historia, reintroduciendo el dogma de la infalibilidad del Estado. Fomenta la mentira cuando sirve para educar patrióticamente a las masas.

Miodrag Soric, corresponsal de DW.

Actual sucesor de Gorbachov, un dinosaurio político

Gorbachov trajo a casa a los soldados de la guerra perdida en Afganistán. Hoy Putin los envía a una llamada "operación especial" en Ucrania, para luchar allí contra un fascismo inexistente. El sucesor de Gorbachov en el Kremlin es un dinosaurio político, con ideas del siglo XIX. Alguien que lucha por las "zonas de influencia" en el mundo, porque no es capaz de modernizar la economía y la infraestructura de su país. Putin no entiende que, en la actualidad, un joven ruso, ante la posibilidad de elegir entre la grandeza nacional (a saber qué significa eso) y el iPhone más moderno, elegiría lo segundo. Los cientos de miles de profesionales bien formados que han abandonado Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania son testimonio de ello.

Está claro que Gorbachov era un funcionario del partido y no sabía mucho de economía. Ni siquiera la supuestamente progresista economía planificada de la RDA pudo reformarse, como fue más que evidente tras 1990.

Cualquier jefe del Kremlin que quisiera reformar la economía planificada de Moscú en el menor tiempo posible estaba seguramente condenado a fracasar. Los supuestos éxitos económicos de Putin de hace 20 años se debieron, sobre todo, a los altos precios de las materias primas. ¿O hay algún producto, que Rusia haya desarrollado y fabrique, que tenga demanda en algún lugar del mundo, aparte de las armas?

El lenguaje de los inhumanos

Gorbachov se ha asegurado su sitio en los libros de historia. Ningún otro político cambió el mundo para mejor como él en la segunda mitad del siglo XX. Millones de personas en todo el mundo comenzaron a aprender ruso gracias a él, a este nuevo político con calidad humana.

Putin, por el contrario, ha convertido al idioma ruso en la lengua de los inhumanos y los parias. Incluso muchos ucranianos la evitan. Los gerentes culturales de Occidente tienen ahora que justificarse si quieren presentar un ballet de Chaikovski u organizar una lectura sobre Dostoyevski. Así que optan por no hacerlo.

Sí, la vida de Mijaíl Gorbachov fue a veces trágica, fracasó con demasiada frecuencia. Pero su objetivo era cambiar el mundo para mejor. Y lo intentó. 

(rmr/rml)