Miles de personas protestan contra el racismo en Alemania
19 de junio de 2016
Numerosas organizaciones convocaron a una gigantesca cadena humana que simboliza un llamado a las autoridades para que el país siga acogiendo refugiados.
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De forma exitosa se realizó este domingo (19.06.2016) en Alemania una cadena humana en distintas ciudades del país, que bajo el lema “Manos unidas contra el racismo” pretendía ser un llamado a la solidaridad, entendiendo que un país tan rico debe ser capaz de compartir y seguir acogiendo a refugiados. El llamado fue secundado por formaciones izquierdistas y ecologistas, colectivos de inmigrantes, asociaciones musulmanas, ONGs y grupos civiles.
La iniciativa, que arrancó el sábado 18 de junio con unos 4.000 participantes en Bochum (oeste), ciudad de la cuenca del Ruhr, en el antiguo corazón minero alemán, se extendió esta joranda por Berlín, Múnich, Hamburgo y otras grandes urbes de la principal potencia de la zona euro, en la víspera de la celebración del Día Mundial del Refugiado. Las cadenas humanas unieron de forma simbólica los edificios de instituciones eclesiásticas, organizaciones sociales, hogares de acogida de refugiados y alcaldías.
Los organizadores calculan que unas 40.000 personas participaron en los actos que se prolongarán hasta la noche de este domingo. Una de las mayores manifestaciones tuvo lugar en la capital alemana, donde unas 9.000 personas se unieron de las manos entre la sede del ayuntamiento y un centro de refugiados en el vecino barrio de Kreuzberg. Otro acto importante tuvo lugar en Leipzig, en el oeste de Alemania, región históricamente menos proclive a recibir refugiados.
“Merkel tenía razón”
En Múnich, unos 5.000 manifestantes conectaron de forma simbólica a varias comunidades religiosas como la iglesia de Sankt Michael, el Centro Cultural Israelita y el Foro para el Islam. Günter Burkhardt, gerente de la organización de ayuda a los refugiados Pro Asyl, condenó la política de refugiados europea. “Europa cierra sus fronteras y traiciona los derechos humanos de los refugiados”, criticó en Berlín. “Se obra creyendo que de esta manera se podrá contener a los racistas. Pero la Europa de las vallas es agua para el molino de los racistas”.
“(Angela) Merkel dio la señal acertada al afirmar que Alemania está en disposición de acoger los refugiados que llegaban. Luego las cosas se torcieron en su contra, pero tenía razón”, comentó a EFE Heike Knopf, una de las participantes en la cadena humana berlinesa. “Un millón o cinco millones, qué más da. Este país tiene riqueza y bienestar suficiente para acogerlos”, insistía Knopf. “Estamos aquí en señal de solidaridad contra el racismo", decía una muchacha de 17 años, sentada en la hierba junto a otras chicas de su edad.
Mientras Merkel se ha visto fuertemente cuestionada, inclusive por sus correligionarios, el voto de protesta contra los refugiados ha dado alas a la nueva derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD), partido que, según los sondeos, podría convertirse en tercera fuerza a escala nacional en las elecciones generales de 2017.
DZC (dpa, EFE)
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.