La extracción de los minerales que requiere Europa la sufren en carne y hueso las poblaciones de Perú. Para sensibilizar tanto a políticos como a la sociedad, una delegación peruana visitó Bruselas. DW habló con ella.
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Sobre Virginia Pinares, líder campesina de Cotabambas, en Perú, pende una posible condena de once años por obstrucción de vías hacia la mina de Las Bambas. En Bruselas, Pineras forma parte de una delegación, patrocinada por la red EU-LAT y la Plataforma Europa-Perú, que quiere hacer visible el costo social que tiene al otro lado del océano el mineral que se consume acá.
"No nos oponemos a la minería, pero queremos que la empresa cumpla con la ley. Nos consultaron y estuvimos de acuerdo con que el transporte del cobre se hiciese por mineroducto. Y en 2014 lo cambiaron a transporte por carretera. A otros hermanos los han desalojado, ubicándolos en Nueva Fuerabamba, pero en esas casas no se garantiza su acceso al trabajo agrícola. Reclamamos, también por escrito", dijo Pineras a DW.
"No nos escuchaban. Así que hicimos nuestra lucha pacíficamente. El gobierno ha mandado policías con orden de disparo”, sigue Pineras, vicepresidenta de la Federación Interprovincial de Defensa Territorial y Ambiental y vocera de las organizaciones de la sociedad civil en las mesas de diálogo que existen con las instituciones peruanas y la empresa minera.
Julia Cuadros, economista especialista en desarrollo y minería, forma parte de la delegación. Como directora de la organización Cooperación, Cuadros asesoró, entre 2002 y 2016, a las comunidades afectadas por el proyecto minero Río Blanco, en Piura, en el norte del país. Se oponían al proyecto que iba a afectar los páramos, los bosques de neblina y el agua.
"Las comunidades estaban en resistencia porque su visión de vida no tenía nada que ver con la actividad minera. Han pasado casi 12 años y el proyecto sigue paralizado”, cuenta Cuadros a DW. En pleno conflicto, en 2008, a su casa llegó la citación del ministerio Público: se la acusaba del delito de terrorismo. "Yo era la única mujer. Los otros eran dirigentes de comunidades, alcaldes, asesores técnicos. Aunque la acusación no tenía sustento, vivimos más de tres años en incertidumbre. La denuncia la habían hecho campesinos, comprados por la empresa. Se quería juzgar este conflicto medioambiental según la ley antiterrorista que se había activado para luchar contra Sendero Luminoso y el MRTA”, añade Cuadros.
Si no hay cambios, seguirán los conflictos
"Ni en el caso de Julia Cuadros ni en el caso de Virginia Pineras existía una sola prueba de lo que las acusaba”, explica a DW David Velazco, de Fedepaz, organización que promueve y defiende derechos humanos en Perú. "No sólo en Perú, en toda América Latina, se detecta una instrumentalización del Derecho Penal para tratar de acusar a quienes protestan con la idea de detenerlos y desmovilizar la protesta”, puntualiza el abogado de Fedepaz.
La demolición de la honra de quienes se oponen, la represión y la aprobación de normas inconstitucionales que violan tratados internacionales serían otros elementos de un patrón cada vez más difundido en el Nuevo Continente. ¿Para qué? "Desmovilizando a un dirigente, desmovilizas a la masa”, responde Velazco. "Se trata de imponer el modelo extractivista aduciendo el desarrollo económico, pero olvidando el desarrollo social”, agrega. Teniendo en cuenta que Perú, Chile, Brasil y México concentran el 85% de las exportaciones mineras de la región y ocupan altas posiciones en la lista de mayores exportadores mundiales, de no haber cambios, conflictos habrá para rato.
¿Qué debe cambiar? Teniendo en cuenta que la Unión Europea tiene acuerdos comerciales con todos esos países que exportan al Viejo Continente, especialmente materias primas y minerales, el campo de acción es evidente. "Por lo pronto, el instrumento 'Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos' de la UE es absolutamente insuficiente, porque su aplicación es voluntaria”, dice Cuadros. No obstante, en todo espacio de diálogo de la UE con sus socios, Cuadros detecta una ventana de posibilidad.
"No puede ser que cada vez que haya un conflicto social se declare el estado de emergencia ni que la fuerza pública reprima a las poblaciones por orden de una empresa. Es inadmisible que en el corredor minero en Cotabambas no sólo esté la Policía Nacional sino el Ejército, y que la nueva legislación de Perú proteja a las minas como 'activos críticos' en detrimento de la población”, concluye Cuadros.
En cualquier caso, que en 2018 la Eurocámara -en donde la delegación peruana fue acogida por diputados de diversas fracciones- haya aprobado una resolución apoyando que la UE en su conjunto promueva el tratado vinculante sobre empresas y derechos humanos, que se negocia en la ONU desde hace un lustro, es una esperanza. Con este tratado las empresas que violen derechos fundamentales podrían también ser llevadas a un tribunal.
"Aunque mi casa esté en una zona intangible, nos desplazan porque lo exige la concesión. Eso se podría modificar”, dice Pinares, y concluye: "Si no hacemos nada, el Apurímac será pronto un río muerto y el tajo abierto va a contaminar el mundo entero”.
(cp)
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Alemania: el fin de la minería del carbón
Tras más de 150 años se acabó la extracción industrial de carbón en Alemania. Este viernes 21 de diciembre de 2018 por última vez se trabajó el "oro negro" en la mina Prosper-Haniel en Bottrop.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
El último turno
Sin duda, la Navidad de 2018 fue melancólica para la gente de Bottrop, especialmente para los últimos mineros y sus familias: tres días antes de Nochebuena, la mina de carbón Prosper-Haniel, la última de su especie en Alemania, dejó de producir. En presencia del presidente Frank-Walter Steinmeier vio la luz el último carro cargado de "oro negro".
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Seidel
El tetraedro
No muy lejos de Prosper-Haniel se encuentra el Tetraedro, como todos conocen a este mirador en la zona del Ruhr. La "prámide triangular" se encuentra sobre una escombrera y ofrece una vista panorámica extraordinaria del área noroccidental del Ruhr. Los escombros son más que nada material sobrante del carbón, ese que los mineros llaman "ganga".
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Ziese
Oro negro
Al comienzo, el carbón era almacenado durante días, como se ve en la imagen. Normalmente la carga era llevada en trenes al puerto más cercano. Allí, desde barcazas era transportada a buques, que llevaban el carbón al extranjero. El carbón alemán tenía una alta demanda en el mercado, en gran medida por su bajo precio.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Orgullo y unión
El trabajo en Pütt (la mina de carbón) no solo era bien pagado, sino que los mineros disfrutaban además de buena reputación. Su trabajo, agotador, sucio y peligroso, unió más a los trabajadores. Hasta hoy entre ellos se llaman "compadres", incluidos estos mineros de la mina Prosper-Haniel, que ven en la camaradería una razón más para sentir orgullo por su labor.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Heyder
Trabajar y vivir
Las empresas extractoras levantaron campamentos para los mineros cerca de las vetas. En los jardines se criaban pollos y cerdos, y también había espacio para bodegas. Con el tiempo, estos asentamientos se volvieron muy populares. Si se combinan las dos mitades de una casa, se obtiene mucho espacio y un jardín en la ciudad nunca está de más.
Imagen: picture-alliance/dpa/Schulte
Integración antes del carbón
No solo alemanes trabajaban en las minas. Es muy probable que alguno de los mineros de la foto (que es de fines del siglo XIX) sea polaco. Había mucho que hacer y los trabajadores escaseaban. Los mineros polacos y sus familias forman parte de la vida de esta zona desde hace unos 150 años. Nombres que hoy son comunes, como Kuzorra y Libuda, Niepieklo, Koslowski y Urban, dan muestra de ello.
Imagen: picture-alliance/IMAGNO/Austri
Primeras señales
Ya en las décadas del 50 y 60 del siglo pasado podían verse las primeras señales del próximo fin de las faenas. El carbón que antes estaba a ras del suelo ahora había que sacarlo excavando más y más, hasta los 1.500 metros de profundidad. Eso convirtió el proceso en algo más oneroso. Tanto, que rápidamente el carbón alemán dejó de ser competitivo.
Imagen: picture-alliance/KPA
Desaparecen los clubes
Durante años, los barones del carbón apoyaron generosamente al fútbol. Con la caída de las ventas, esos aportes desaparecieron. Clubes como Hamborn 07, SV Sodingen, Sportfreunde Katernberg o Schwarz-Weiß Essen y Westfalia Herne (en la foto) se diluyeron en la insignificancia. Lo mismo pasó con minas tradicionales, como Presidente, Ewald, Hugo y después también Augusto Victoria y Prosper-Haniel.
Imagen: Imago/Horstmüller
Alta tecnología
"El lugar" o "por la noche", como llamaban los mineros a sus puestos de trabajo, donde nunca brilla el sol, eran sitios muy bulliciosos. A la suciedad y el calor se sumaron también las ruidosas maquinarias con las que los propietarios de las minas intentaron mantener bajos los costos de producción. Al final fue en vano: el carbón alemán seguía siendo demasiado caro.
Imagen: Deutsches Bergbau-Museum Bochum
Contaminación ambiental
Durante décadas, la zona del Ruhr fue conocida por su aire contaminado. Especialmente responsables de ello eran las plantas de carbón coque, como las de la foto, en Oberhausen. El asunto era tan serio que la ropa se secaba tras el lavado, pero quedaba manchada por la suciedad del aire. Si hay algo que nadie extraña de esos años es precisamente eso, la contaminación.
Imagen: Getty Images/L. Schulze
Nunca dejen de bombear
En los últimos 150 años, la zona del Ruhr se ha hundido hasta 25 metros (!). Si las minas fueran abandonadas a su suerte, las aguas subterráneas subirían y convertirían la región, donde viven más de cinco millones de personas, en un enorme lago. Así que el agua debe ser bombeada. Siempre. Por eso se dice que el Ruhr es una "carga eterna".
Imagen: Imago/blickwinkel
¿Qué queda de la minería del carbón?
Veremos cuánto tiempo sobreviven las capillas y coros de mineros. Buena parte de la infraestructura ha sido demolida, dejando que la naturaleza gane terreno sobre ella. Varios monumentos industriales, y en el Rurh hay montones, se han convertido en zonas atractivas para el turismo. Un ejemplo lo vemos en Essen, donde el complejo industrial Zollverein ahora es patrimonio mundial de la Unesco.