Los misiles iraníes marcan la agenda noticiosa por estos días. Sin un acuerdo a gran escala es difícil que Teherán renuncie a su principal defensa militar, opina Rainer Hermann, del "Frankfurter Allgemeine Zeitung".
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El planeta entero se ve inquieto por la cancelación del tratado INF para el uso de misiles de mediano alcance firmado hace treinta años por Estados Unidos y Rusia. El objetivo de ese acuerdo era evitar ataques con misiles nucleares de medio alcance. Sin embargo, varios países de Medio Oriente están preocupados por otro peligro que se cierne sobre ellos: los misiles balísticos de la República Islámica de Irán.
Pruebas como parte de las fiestas
Con tranquilidad, los Guardias Revolucionarios están probando nuevos misiles en el marco del aniversario número 40 de la Revolución, que se celebra entre el 1 y el 11 de febrero. Eso de probar armas ocurre todos los años y éste no sería la excepción. Las fiestas de la Revolución son también un "show" donde la República Islámica exhibe qué (y qué no) es capaz de hacer. Como su Fuerza Aérea es ineficiente y cuenta con aparatos obsoletos, incapaces de enfrentarse con las modernas armas estadounidenses de las que dispone Arabia Saudita, los líderes en Teherán debieron buscar otra forma de disuadir a sus enemigos. Y la encontraron en los misiles balísticos, un arma para pobres muy eficiente: cuesta poco y asusta bastante a sus vecinos.
El presidente de Irán, Hassan Rohani, y su ministro de Exteriores, Javad Zarif, siempre se han negado categórica y firmemente a vincular las negociaciones del acuerdo nuclear a una limitación de los programas de misiles. Hoy no existe ninguna posibilidad de que los países de Occidente exijan renegociar ese programa para incluir en él el desarme de los misiles.
Irán no va a renunciar a sus cohetes. Su programa comenzó cuando el país se vio involucrado en la guerra contra Irak del dictador Saddam Hussein en 1980, cuando comprendió que desde el aire era muy vulnerable. Hussein atacó las grandes ciudades de Irán y utilizó contra su enemigo también armas químicas. Actualmente, la República Islámica es inferior en fuerzas convencionales a sus rivales del Golfo, por eso busca equilibrar las fuerzas mediante el uso de las milicias chiitas y los misiles balísticos.
Se buscan soluciones
Quien quiera contener la amenaza de los misiles balísticos iraníes solo tendrá éxito si tiene en cuenta los intereses de seguridad de Irán. Sin embargo, esto solo es posible en el marco de una solución a mayor escala de los problemas de Medio Oriente. Un ejemplo de esto podría ser la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) realizada en la capital de Finlandia entre 1973 y 1975. Se podría desarrollar a ambos lados del Golfo Pérsico una arquitectura de seguridad que permita el desarme multilateral a través de medidas que fomenten la confianza mutua. Pero, en la medida que los vecinos árabes sigan actualizando su arsenal militar, Irán no dejará de lado su mejor defensa: los misiles balísticos.
(dz/ms)
Historia de la Revolución Islámica (02.2018)
A comienzos de 1979 fue derrocado el último shá de Persia, Mohammad Reza Pahlevi. Los invitamos a recordar ese suceso en esta galería de imágenes.
Imagen: akairan.com
Regreso a Teherán
El 1º de febrero de 1979, el Ayatolá Jomeini volvió de su exilio parisino hacia Teherán y fue recibido con júbilo por la gente. Durante años, criticó al sha de Persia y a su élite política debido, según el Ayatolá, a la represión de personas que pensaban diferente, por la fuerte “occidentalización” de Irán y por su estilo de vida lujoso y decadente.
Imagen: akairan.com
Esperando al líder religioso
Cerca de cuatro millones de iraníes celebraron la llegada de Jomeini en las calles de Teherán. Las manifestaciones masivas en contra del sha de Persia ya llevaban cerca de un año. Desde agosto de 1978, las huelgas generales de la oposición paralizaban la economía del país.
Imagen: Getty Images/Afp/Gabriel Duval
El sha abandona Persia
Ya el 16 de enero de 1979, el sha Reza Pahlevi había abandonado Irán. Poco antes, en la conferencia de Guadalupe, había perdido el apoyo de los gobiernos occidentales, que estaban a favor de un diálogo con Jomeini. El presidente estadounidense Jimmy Carter le ofreció al sha permanecer en EE. UU., lo que este aceptó.
Imagen: fanous.com
El fracaso del primer ministro
El sha había nombrado a Schapur Bachtiar, uno de los líderes del opositor Frente Nacional (FN), como primer ministro interino para tranquilizar a sus rivales, pero sin éxito. Bachtiar fue excluido de su partido porque aceptó el cargo. Los otros miembros del FN ya habían acordado trabajar solo con Jomeini.
Imagen: akairan.com
Discurso en el cementerio
Jomeini dijo a su llegada a Teherán que no reconocía el gobierno de Bachtiar. Desde el aeropuerto viajó al cementerio central de la capital iraní, donde pronunció un discurso ante cientos de miles de personas. Le quitó legitimidad a la monarquía y al Parlamento, y anunció que tomaría el Gobierno de Irán en sus manos.
Imagen: atraknews.com
Disturbios en todo el país
En Teherán y otras ciudades de Irán se produjeron violentos enfrentamientos entre los revolucionarios y los adeptos al sha de Persia. Los disturbios eran graves y el Ejército declaró un toque de queda, pero casi ningún iraní hizo caso.
Imagen: akairan.com
Primer ministro de la transición
El 5 de febrero de 1979, Jomeini nombró a Mehdi Bazargan, del Frente Nacional, como primer ministro de la transición. Parecía que el clero iba a cooperar con la oposición, de corte liberal. Sin embargo, pronto se produjeron conflictos entre ambas partes y Bazargan renunció el 5 de noviembre de 1979 como respuesta a la toma de rehenes en la embajada de EE. UU. en Teherán, tolerada por Jomeini.
Imagen: akairan.com
El pueblo iraní festeja
Luego del nombramiento de Barzagan, miles de personas salieron a la calle para apoyar al gobierno de transición. El Ejército anunció que no se inmiscuiría en la lucha por el poder, con lo cual Schapur Bachtiar perdió todo el respaldo. Tuvo que huír de su casa, perseguido por adeptos de Jomeini que estaban armados. En abril de 1979 se exilió en Francia.
Imagen: akairan.com
Saludo militar
Una unidad de élite de la Fuerza Aérea iraní saluda al ayatolá Jomeini. La Fuerza Aérea iraní tuvo un rol central en la victoria de la revolución porque dio acceso a los ciudadanos a sus depósitos de armas. El 9 de febrero se produjo un último levantamiento de la Guardia Imperial, que atacó una base del Ejército.
Imagen: Mehr
Derrocamiento de la monarquía
Las luchas armadas entre la Guardia Imperial y la población iraní aumentaron y el 11 de febrero de 1979 el caos reinaba en todo Irán. Los revolucionarios ocuparon el Parlamento, el Senado, el canal estatal de televisión y otros organismos estatales. Poco después se dio a conocer que la monarquía había sido derrocada. En Irán se festeja el 11 de febrero como el “Día de la Revolución Islámica”.
Imagen: akairan.com
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