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Momento y lugar históricos: inauguran nueva embajada estadounidense en Berlín

Uta Thofern-Dieste (CHP)4 de julio de 2008

Se inauguró la embajada de EE.UU. en Berlín con la presencia de George Bush senior, uno de los padrinos de la unidad alemana. Una oportunidad para hacer un balance de las relaciones germano-estadounidenses.

La bandera estadounidense y la cuadriga de la Puerta de Brandeburgo.Imagen: picture-alliance/dpa

El simbolismo es perfecto, el que el embajador estadounidense William Timken pueda inaugurar este viernes 4 de julio la nueva representación estadounidense en la Plaza de París, en el centro histórico de Berlín, junto a la puerta de Brandeburgo es para muchos estadounidenses la concretización de un sueño. Un sueño que se llama paz y libertad en Europa, una meta en la que Estados Unidos trabajó por más de medio siglo.

La Primera Guerra Mundial marcó el inicio de la incursión estadounidense en Europa, poniendo fin de facto a la doctrina de no intervención y la separación total del Nuevo y el Viejo Continente. La primera catástrofe del siglo XX fue a la vez el principio de la globalización política. Han pasado 90 años desde que el presidente estadounidense Woodrow Wilson pusiera las bases para la unión europea con su programa de 14 puntos para un Orden Pacífico en Europa a sabiendas de que sólo una cooperación internacional reglamentada lograría la superación duradera de conflictos.

El ex presidente estadounidense, George Bush senior, la esposa del embajador y el embajador William Timken.Imagen: AP

La comunidad fracasó en parte porque la participación de Estados Unidos jamás se concretó, pero también porque Estados Unidos violó en muchas ocasiones precisamente el derecho de autodeterminación de los pueblos que tanto defiende, así como la intromisión sólo con mandato internacional, una realidad que refleja la verdadera tragedia estadounidense. La mezcla de “good will” mesiánico e independencia absoluta nacida de su realidad histórica desembocó en muchas ocasiones en un accionismo independiente, desafiante y riesgoso; la guerra de Irak es el ejemplo más dramático.

Impulsor de la unificación europea

Pero todo esto no cambia en nada el hecho de que Estados Unidos influyó decididamente y de forma positiva la historia europea en el siglo XX. Sin los EE.UU. el Holocausto nacionalsocialista no habría terminado, como tampoco se habría derrocado a las dictaduras estalinistas en los países del oeste europeo que por mucho tiempo no pudieron ser parte de la Europa libre. La Unidad Alemana, el detonante para que siguiera adelante la unificación de Europa, se logró en gran medida gracias a la política estadounidense de posguerra y a la postura política definida impulsada por George Bush senior.

Se puede criticar que la Alemania unificada aún enfrente problemas económicos y sociales, que los nuevos miembros de la UE padezcan viejos lastres económicos y no se comparten siempre tal como le gustaría a la „vieja Europa“, y en general la falta de apoyo de los ciudadanos a la Unión Europea que hace pensar que el conglomerado se encuentra en franca caída libre. Realidades, pero todas solucionables de forma pacífica en el marco de las reglas y alianzas existentes.

Si se echa una mirada a los campos de batalla del siglo pasado, a la destrucción de grandes territorios europeos y a la opresión durante décadas de muchos países de Europa, se obtiene una óptica equilibrada de las dificultades actuales. Europa está en posición de solucionar sus conflictos de forma cívica y eso se le debe en buena para a Estados Unidos y a sus esfuerzos militares para salvaguardar su libertad.

En el centro de Europa, en el corazón de Berlín

Vista sobre la Plaza de París en Berlín.Imagen: AP

Alemania fue la principal beneficiada de estos esfuerzos. Del Plan Marschall, pasando por la reconstrucción económica del oeste alemán hasta el puente aéreo para el abastecimiento de la parte de Berlín encerrada en la zona soviética, desde el estacionamiento por décadas del ejército estadounidense para la protección contra avances soviéticos, hasta el incondicional apoyo al deseo alemán de unidad estatal: Estados Unidos nunca abandonó a Alemania, pues Alemania era para EE.UU. la llave para la paz y la libertad en Europa.

Por todo esto la inauguración de la nueva embajada estadounidense cierra un círculo. Se trata al mismo tiempo de un nuevo comienzo. William Timken será el primer representante estadounidense que resida en el corazón de Berlín junto a la Puerta de Brandeburgo. Los próximos años demostrarán si es posible un nuevo comienzo en las relaciones germano-estadounidenses y europeo-estadounidenses.

Valores comunes

La canciller alemana, Angela Merkel, hizo como sucesora de Gerhard Schröder un esfuerzo para superar las diferencias por la guerra en Irak. Con el sucesor de George Bush junior podría lograrse una cooperación mucho más estrecha. Estados Unidos se sintió siempre responsable de la libertad. Los norteamericanos son lo suficientemente maduros para compartir esta responsabilidad con aquellos que conocen el valor de la libertad.

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