El domingo se decide en un referéndum quién ganará la lucha de poder entre el actual presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, y su todopoderoso antecesor, Rafael Correa.
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En Ecuador está teniendo lugar una de las grandes sorpresas políticas de Sudamérica. Lenín Moreno, quien al principio parecía un sucesor sin luz propia del apreciado populista de izquierda, el expresidente Rafael Correa, puede ahora bloquear su regreso como presidente del país.
El domingo 4 de febrero, 13 millones de ecuatorianos están llamados a participar en un referéndum, que abarca siete preguntas y de las que solamente una significaría la emancipación final de Moreno de su antiguo mentor: enmendar la Constitución para incluir la prohibición de la reelección del presidente.
El debate en torno a dicha restricción es el centro de un acalorado duelo entre el actual presidente, Lenín Moreno, y el antiguo presidente, Rafael Correa, quien anunció su deseo de volver a presentarse a las elecciones presidenciales de 2021.
La versión ecuatoriana de Putin-Medvédev no funciona
Tras tres mandatos seguidos, Rafael Correa no podría, según la Constitución ecuatoriana de 2017, presentarse por cuarta vez a la presidencia de su país. Durante su último periodo presidencial logró, sin embargo y a pesar de la gran oposición política en Ecuador, la aprobación de una enmienda constitucional que permite la reelección presidencial a partir de 2021. Lo que sucedió después, es lo que muchos observadores interpretan como la versión ecuatoriana del enroque ruso entre Dimitri Medvédev y Vladimir Putin entre 2008 y 2012. Con motivo de la restricción del cargo recogido en la Constitución rusa fue posible la presidencia interina de Medvédev, y Putin volvió al despacho presidencial.
Lenín Moreno se había alejado de la política activa y se había retirado a vivir a Ginebra, Suiza, cuando Correa lo propuso como su sucesor en las elecciones de 2017. Moreno parecía entonces ser el candidato perfecto para el plan magistral de Correa. De 2007 a 2013 fue su vicepresidente y miembro fundador del partido Alianza País de Correa, y era considerado una persona fiable, pero sin brillo especial: "No me gusta el poder. Me gusta ser un subordinado”, habría declarado Moreno en 2013, cuando sustituyó por poco tiempo en la cúspide a Correa, quien parecía haber encontrado al perfecto Medvédev para Ecuador.
Moreno encontró rápidamente su propio camino
Sin embargo, resultó ser un error colosal. Lenín Moreno ganó las elecciones en abril de 2017 muy ajustadamente contra el conservador Guillermo Lasso y se distanció rápidamente de su antecesor. Se mostró consternado por la corrupción en su país, criticó a Correa cada vez más y sin rodeos, y propuso una política basada en el diálogo y la mediación con la oposición conservadora. Su estilo conciliador tuvo buena acogida entre la población, logrando aumentar su popularidad. Según las encuestas, Moreno contaba con la aprobación del 70% de los ecuatorianos, mientras que la de Correa descendió del 43% al 26%.
Rafael Correa tenía en realidad planeado vivir con su mujer belga y sus tres hijos en Bruselas hasta las elecciones presidenciales de 2021. El referéndum lo obligó a regresar a Ecuador antes de tiempo. Durante la campaña nacional critica enfurecido en entrevistas y declaraciones a Moreno, habla de "traición” y de "golpe de Estado”, y pide el "No” para la decisiva pregunta del referéndum, y sin embargo parece no poder evitar lo inevitable: según todos los pronósticos, el próximo domingo marcará definitivamente el fin de su carrera política.
Gabriel González Zorrilla (RMR/VT)
La disputa entre Lenín Moreno y Rafael Correa
Se suponía que Moreno continuaría el proyecto político de Correa, pero fue gradualmente distánciandose e incluso ha sido despojado de la presidencia de Alianza País. Ahora, ¿podría Correa rescatar su revolución?
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Presunta garantía de continuidad
Moreno ganó las elecciones presidenciales de Ecuador en abril con solo dos puntos porcentuales sobre su competidor, Guillermo Lasso, quien era el principal opositor de la llamada "revolución ciudadana" y del "socialismo del siglo XXI", el modelo creado por Hugo Chávez. En ese momento, Moreno era la garantía de continuidad del proyecto político de Correa, quien lo apoyó a lo largo de la campaña.
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Una aparente alianza
En mayo se realiza la toma de posesión. Un Correa sonriente le traspasó la banda presidencial a Moreno. Hasta entonces, la revolución ciudadana tiene un heredero. Los asistentes a la ceremonia, entre ellos diputados de la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, gritaron al inicio "¡Rafael, Rafael, Rafael!
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¿"Engaño" desde el principio?
En su discurso, Moreno celebró la gestión del gobierno de Correa: "Hoy, cuando se une la herencia del pasado con el presente y el futuro que estamos construyendo desde hace 10 años, este proceso tiene un pueblo entero y tiene un nombre: revolución ciudadana. Esta revolución tiene un líder: Rafael Correa Delgado, gracias Rafael, hasta siempre hermano querido".
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La paz duraría poco
Pero las relaciones entre los dos líderes políticos comenzaron a deteriorarse rápidamente, en gran contraste con esa aparentemente armónica toma de posesión de mayo. Moreno se empeñó en impulsar un diálogo con la oposición y luchar contra la corrupción, algo que no le agradó a Correa. En Twitter comenzarían las peleas públicas entre estos dos "aliados"...
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Lucha anticorrupción no se hace esperar
Moreno comenzó su prometida lucha contra la corrupción muy temprano. En junio, cinco personas supuestamente vinculadas con el caso de corrupción de Odebrecht fueron detenidas. Moreno lo celebró al decir que no estaba "hablando en el aire" cuando ofreció "hacer una lucha frontal, abierta y una cirugía mayor a cualquier tipo de corrupción".
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La disputa comienza en Twitter
Pero Correa aparentemente quería compartir los créditos y mostrar que su administración también había trabajado en contra de la corrupción. En su cuenta de Twitter escribió: "Creer que las detenciones y allanamientos de esta madrugada son fruto de una semana de trabajo es ingenuidad extrema", lo que se interpretó como un primer roce entre Moreno y Correa.
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Correa no quiere a la ONU en la lucha anticorrupción de Moreno
Pocos días después, Correa criticó la decisión de Moreno de firmar un convenio de cooperación con la ONU para luchar contra la corrupción. En una columna publicada en el diario estatal El Telégrafo, Correa afirmó que le sorprendía que "se pida 'ayuda' a organismos internacionales, claudicando en lo avanzado todos estos años en cuanto a institucionalidad y soberanía se refiere".
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Twitter, la herramienta predilecta de Correa para la crítica
Correa volvió a Twitter días después para criticar de forma más abierta al gobierno de Moreno: "Qué lástima que desde ciertos funcionarios del Ejecutivo, autoridades de control y hasta jueces, se esté siguiendo el discurso de la oposición. El frente externo no me preocupa, sí el interno, donde, por torpeza o deslealtad, se habla de marcar 'distancia' con mi gobierno".
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Movida temeraria
En julio, Moreno le entregó dos inmuebles en Quito en comodato por 100 años a la mayor organización de indígenas del país, la Conaie, la cual no disfrutaba de la simpatía de Correa, quien le había despojado del comodato en 2015. En su cuenta de Twitter, Correa lamentó la movida: "Otro innecesario desaire a mi Gobierno. Estrategia de 'diferenciarse' no sólo es desleal, es mediocre".
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Moreno acepta la batalla en las redes
Al día siguiente, Moreno se unió al desahogo digital de Correa y, aunque sin nombrarlo, atizó la disputa al publicar en su cuenta de Twitter una foto con el mensaje: "Sindrome de abstinencia: reacción provocada por la reducción o suspensión brusca de una sustancia de la que se tiene dependencia como el azúcar, el alcohol, las drogas...o el poder".
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"Cambios de estilo"
El 10 de julio, Correa parte a Bélgica para radicarse y aprovechó el momento para criticar a Moreno, aunque indirectamente: "Yo estoy seguro que el 2 de abril derrotamos a la oposición, no estoy muy seguro si venció la Revolución Ciudadana. Que no me digan que es cambio de estilo las claudicaciones y el entreguismo". Ese mismo día, Moreno había admitido "cambios de estilo" en su gestión.
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"La mesa no está servida"
Correa aseveró en enero que iba a dejar la "mesa servida" a su sucesor. Pero un día después de la partida de Correa a Bélgica, Moreno advirtió que Correa “podía haber sido más mesurado al dejar cuentas en mejores condiciones" y que “no hay tal mesa servida", porque "la condición económica de Ecuador es muy difícil”. Moreno se refería a la deuda del país de más de 40 mil millones de dólares
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Vicepresidente despojado y destituido
En agosto, Moreno emitió un decreto con el que despojó al vicepresidente de la República, Jorge Glas, de todas sus funciones. La decisión de Moreno vino después de que se difundieran audios que supuestamente vinculaban a Glas en la trama de corrupción de Odebrecht. En octubre, la Contraloría General del Estado ordenó la destitución de Glas como vicepresidente por cargos de peculado.
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La fractura más evidente
El 1 de noviembre, la dirigencia de Alianza País (AP) destituyó a Moreno de la presidencia del partido por beneficiar a "opositores a la política de la Revolución Ciudadana". En Twitter, Correa escribió. "¡Basta que oportunistas hablen en nombre de las bases! (...) nuestra militancia lo que siente es profunda indignación, al ver cómo en 5 meses nos han regresado al pasado".
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La reelección indefinida aprobada y desaprobada a través de la ley
Correa no participó en las elecciones de 2017 porque la Constitución le impedía gobernar por un tercer periodo. Sin embargo, la Asamblea Nacional aprobó enmiendas en diciembre de 2015 que, entre otras cosas, permiten la reelección indefinida del presidente a partir de 2021. El contrataque de Moreno: una consulta popular para revocar la reelección indefinida cuyas preguntas ya fueron presentadas.
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¿La vuelta de Correa?
Además de despedir a Moreno, la dirigencia de AP también invitó a Correa a "acompañar el proceso de fortalecimiento orgánico y la reestructuración del movimiento". En Twitter, Correa escribió: "Ahí estaremos, y veremos cuántos de los que han permitido tanta infamia, persecuciones, oscuros pactos con lo peor de la partidocracia, en nombre de la 'gobernabilidad', me pueden mirar a los ojos".
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