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ConflictosBirmania

Guerra civil en Birmania y el difícil camino hacia la paz

Rodion Ebbighausen
28 de abril de 2024

La guerra civil azota Birmania desde el golpe de Estado en 2021. El país se está desmoronando y los países vecinos están en alerta.

Dos soldados en un lugar en ruinas en Birmania.
Combatientes del ejército étnico KNLA patrullan una aldea destruida, cerca de la ciudad fronteriza de Myawaddy.Imagen: Athit Perawongmetha/REUTERS

Tras una ofensiva en el noreste del Estado de Shan en octubre de 2023, lajunta militar, el Consejo Administrativo Estatal (SAC), perdió el control de grandes áreas en la frontera con China. A principios de abril, la ciudad fronteriza de Myawaddy, centro de transporte de mercancías entre Tailandia y Birmania, cayó en manos de la minoría étnica karen, que lleva décadas de lucha contra el Gobierno central. En el oeste, en la frontera con Bangladés, está el Ejército de Arakan (AA).

Un experto de Rangún, que prefiere permanecer en el anonimato, cree que "la guerra civil continúa y no terminará pronto".

Fragmentación

La situación actual de Birmania no es del todo nueva. Ni es Estado ni nación desde su independencia en 1948. No ha habido un gobierno central capaz de gobernar a todo el país como tampoco se ha desarrollado una identidad nacional común en este Estado multiétnico. Durante los últimos 76 años, se han alternado fases de alta y baja intensidad del conflicto.

El golpe de Estado de febrero de 2021 contra el gobierno de la consejera de Estado y Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, sumió al país en una nueva fase de fragmentación. "Antes el país estaba fragmentado, pero no era tan visible. Hoy la gente lo ve gracias a las redes sociales y las conexiones", dijo el experto.

Mosaico de grupos armados

Antes del golpe, Birmania tenía alrededor de 24 ejércitos étnicos armados y varios cientos de milicias. El número de efectivos de los grupos variaba desde unos pocos cientos de combatientes hasta los cerca de 30.000 del Ejército del Estado Unido de Wa (UWSA) y también del Ejército de Arakan.

Desde el golpe se han sumado entre 250 y 300 Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), que en total suman unos 65.000 combatientes. Las PDF están, en parte, bajo el control del Gobierno de Unidad Nacional y gobierno en el exilio (NUG), que actúan parcialmente de forma independiente y, en parte, en estrecha coordinación con un ejército étnico. También hay una serie de cárteles criminales.

Desde la frontera tailandesa observan la situación en el país vecino, Birmania.Imagen: Sakchai Lalit/AP/picture alliance

Desmoronamiento del país

La cuestión sobre si el país se desmoronará definitivamente por la situación actual es cada vez más relevante. Este tema se debate también en las Naciones Unidas y entre los diplomáticos, como confirmó a DW Charles Petrie, excoordinador de la ONU para Birmania.

En entrevista con DW, Richard Horsey, asesor sénior del International Crisis Group y observador del país desde hace mucho tiempo, no duda en absoluto sobre el hecho de que la fragmentación aumenta. Sin embargo, no cree en un colapso total con un aumento masivo de la violencia, como ha ocurrido en Libia o Somalia, "porque Birmania no es un Estado centralizado que funciona bien, sino que siempre ha estado fragmentado de una forma u otra".

¿Es el federalismo una opción?

En el pasado se debatió sobre cómo el país multiétnico puede lograr una estructura política, en la que todos los grupos étnicos estén representados. Como posibles opciones se barajaron el federalismo y la democracia federal. Las fundaciones alemanas, sobre todo la Fundación Hanns Seidl, se mostraron muy activas con el tema del federalismo. Incluso ahora hay esfuerzos para crear una Constitución democrática federal, pero el proceso es difícil. Una y otra vez hay grupos que interrumpen las negociaciones, mientras que otros ni siquiera participan.

Los países vecinos temen los efectos de una mayor desintegración del país. India está construyendo una valla en la frontera con Birmania. Tailandia se está preparando para la afluencia de más refugiados. China realizó ejercicios militares en la frontera con Birmania este abril y Bangladés tendrá que ocuparse de de los rohinyás en un futuro previsible. El experto de Rangún afirmó que "los países vecinos están más preocupados por las consecuencias que por las causas de la fragmentación".

Horsey critica el enfoque "egoísta y cínico" de la política exterior, que mantiene abiertas todas las opciones. Los países vecinos saben "que están sucediendo cosas terribles en Birmania, pero mantienen relaciones con el régimen por sus propios intereses".

(rmr/ers)

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